Los docentes y alumnos de la escuela Isauro Arancibia, de San Telmo, anunciaron que, a pesar del robo y destrozos que sufrió el establecimiento el miércoles último, el próximo 2 de septiembre será inaugurado el edificio, cuyas refacciones demandaron casi 13 millones de pesos. En Paseo Colón al 1300, la institución tiene un edificio de tres plantas en el que se brindan clases y talleres a 300 jóvenes en situación de calle, además de contar con una residencia para estudiantes y un jardín de infantes.

“En estos tres años habíamos logrado producir catering y productos de panadería. Muchas universidades nos llamaban para preparar sus servicios. Nos robaron todo, pero el oficio ya lo tenemos”, dijo Noemí, una mujer de 53 años. El salón donde se aloja el emprendimiento productivo de la panadería, ubicado en el subsuelo, fue uno de los más afectado por el robo: de allí se llevaron un horno industrial, dos hornos eléctricos chicos y dos microondas, utensilios, balanzas, delantales, termos eléctricos y todos los insumos necesarios para el funcionamiento.

El jardín de infantes fue otro de los espacios que saquearon: “Se llevaron los pañales, la comida, los materiales didácticos y rompieron todo”, apuntó Romina, una de las maestras. “El jardín es central en el proyecto del Isauro porque permite la contención de los hijos de los jóvenes que estudian”, detalló. “El Isauro Arancibia nació hace 18 años, con dos maestras dando clases a mujeres agrupadas en la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar), en una oficina de la CTA. Ellas fueron las que nos dijeron que había muchos pibes en Constitución que no iban a la escuela”, recordó Susana Reyes, directora de la institución que es, además, una de esas maestras. “Fuimos a buscarlos y al poco tiempo los pibes abrían sus carpetas. Luego comenzamos a recibir a jóvenes de otras ‘ranchadas’”, recordó la docente.

Reyes señaló que el edificio en el que se encuentran lo consiguieron hace ocho años y fue esa construcción lo que les permitió que empezaran “a crecer los proyectos”. “Aumentamos las horas, creamos el jardín, empezaron a surgir talleres y hoy tenemos hasta la terminación de secundaria con el Plan Fines”, añadió.

“En 2011 logramos que la Legislatura estableciera por Ley que 14 millones de pesos de la venta de las torres de Catalinas fueran destinados a la refacción del edificio. Dos años después dijeron que nos teníamos que ir porque iba a pasar por aquí el Metrobus”, dijo Reyes. En tanto, en 2013, bajo el número 2897, se licitó la obra de remodelación que costó al Gobierno porteño 12.880.889 de pesos.

Tras idas y vueltas de rumores y notificaciones extraoficiales que indicaban que se tenían que ir, el entonces subsecretario de Gestión Económica Financiera del Ministerio de Educación porteño, Carlos Regazzoni, se presentó en 2014 en el Isauro y aseguró que no iba a pasar el Metrobus por allí, lo que quedó registrado en un acta de la escuela. Las obras avanzaron y hoy el establecimiento es una institución de tres plantas, donde cada taller tiene su salón específico y se dictan cursos variados, que van desde peluquería hasta reparación de bicicletas. En el SUM, además, se dictan clases de circo.

“A pesar de los ataques vamos a realizar la inauguración del edificio el 2 de septiembre, no nos van a quebrar la voluntad, como decimos siempre, en el Isauro se respira lucha”, dijo Reyes, acompañada de representantes de organizaciones barriales, sociales y sindicales.