Lun 08.08.2016

SOCIEDAD  › EL INCAA INAUGURó EN SALTA SU PROGRAMA “LAS ESCUELAS VAN AL CINE”

El cine argentino con guardapolvos

Alumnos secundarios salteños asistieron a la primera proyección del programa “Las escuelas van al cine”: la película Días de vinilo. También exhibirán Un cuento chino, Sin retorno y Luna de Avellaneda. Habrá diez espacios en diferentes provincias.

› Por Paz Azcárate

Desde Salta

Frente al mástil y sobre la escalera de ingreso al Hogar Escuela de Salta, la alfombra roja desplegada indica que habrá un evento especial. La ocasión para la que la escuela se preparó es la primera proyección del programa Las escuelas van al cine, una iniciativa del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) que apunta a acercar las producciones argentinas a las preferencias de los jóvenes de escuelas públicas. En el teatro del edificio, que funciona como uno de los dos espacios Incaa de la provincia, estudiantes del último año de la secundaria de la capital salteña aguardan fuera de la sala para disfrutar de Días de vinilo, la película dirigida por Gabriel Nesci, quien estará presente en la proyección junto a Analía Berruezo, ministra salteña de Educación; Mariano Ovejero, titular de la cartera turística y cultural de la provincia; Pablo Galli, gerente general de Incaa y coordinadores del programa.

Ordenados en una larga fila, las butacas del cine teatro del Hogar Escuela empiezan a completarse. Las luces se apagan y el murmullo se acalla para ver la primera película que se exhibe en el marco del programa Las escuelas van al cine, y que sumará una nueva prestación a una institución que ya alberga a unos 800 chicos. La sala funcionará a partir de este mes como sede del programa y volverá a ser visitada por el mismo grupo de alumnos al menos otras dos veces antes de fin de año.

La iniciativa se desarrolló a partir de un estudio de 2015, en el que jóvenes de escuelas secundarias fueron consultados acerca de su asistencia al cine durante el último año. Siete de cada diez chicos dijeron haber ido a ver al menos una película, aunque solo 3 de cada 10 eligió una nacional. Los resultados indican además, que existe una tendencia que se replica en el mundo y de la que Argentina no es excepción: a la hora de entrar a una sala, los adolescentes prefieren los tanques norteamericanos a las producciones nacionales.

“Lo que queremos es mostrarles que el cine nacional también tiene una historia para ellos y que además de lo que ya miran sumen películas argentinas a su menú”, explicó Roxana Morduchowicz, coordinadora general del programa. El primer año, la iniciativa funcionará en 10 espacios de distintas provincias y permitirá que cada curso participante vea, antes de fin de año, dos películas argentinas. “La idea es que el año que viene se sumen más películas y más espacios, y posiblemente se incluya a estudiantes de la escuela primaria”, agregó.

Con esos resultados, desde el año pasado el Incaa comenzó a trazar las directrices para una política de Estado que genere audiencias para la producción local, y que, al mismo tiempo, fortalezca el capital cultural de los estudiantes. Finalmente, la iniciativa se anunció en abril de este año en un acuerdo con el Institut Français y el Centre National de la Cinematographie (CNC) para tomar como modelo la experiencia francesa “Escuelas y cine”. Como parte de este acuerdo, además de las dos películas argentinas, cada alumno participante verá una película francesa antes de fin de año.

“Al tiempo que Argentina suma un film francés al programa, Francia hará lo propio con las producciones argentinas, que exhibirá en sus escuelas”, amplió a Página/12 la cineasta Lucía Cedrón, curadora de las películas francesas que forman parte del programa. Además de la selección de cine francés, Cedrón se ocupó de redactar los cuadernillos, que completan la propuesta en el aula. “El material busca que los docentes inviten a pensar a los estudiantes sobre cómo se narra en cine y cómo se construye una historia, pero también a reflexionar sobre los temas que tocan las películas”, agregó.

Entre los títulos argentinos seleccionados para este año, además de Días de vinilo, se encuentran Un cuento chino (Sebastián Borensztein); Sin retorno (Miguel Cohan) y Luna de Avellaneda (Juan José Campanella). Los criterios aplicados, contó Morduchowicz, “fueron que se tratara de films argentinos, por supuesto, pero también que fueran entretenidas y tuvieran un plus para trabajar en clase. En el caso de las que seleccionamos se tocan temas como la inclusión del otro, la importancia de la amistad y la música, el valor de la justicia y el sentido de pertenencia en una comunidad”.

Las risas, que explotaron en distintos puntos de la película, reafirmaron la convicción de la propuesta: el cine argentino también tiene historias para los jóvenes. O en las palabras que Nesci dirigió a los estudiantes terminada la película: “A veces por prejuicio, las películas argentinas no se tienen en cuenta, pero lo importante de estas producciones es que nos hablan de cosas que nos preocupan a nosotros, son historias con las que podemos sentirnos muy identificados, son nuestras y también hablan de nosotros”.

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