Vie 26.08.2016

SOCIEDAD  › CONDENARON A LOS ACUSADOS DEL CASO F. M., TESTIGO DEL CASO VERON

“Un fallo que puede sanar”

Daniela Milhein y Alejandro González fueron condenados a 17 años de prisión por el secuestro y la explotación sexual de F. M., quien entonces tenía 16 años. Además, el tribunal ordenó que paguen un millón de pesos como resarcimiento a la joven.

› Por Soledad Vallejos

La justicia tucumana condenó a 17 años de prisión a Daniela Natalia Milhein y Andrés Alejandro González, tras hallarlos culpables de secuestrar y obligar a prostituirse a F. M., la joven que en su cautiverio conoció a Marita Verón y dio cuenta de ello en el juicio correspondiente. Milhein y González, además, fueron condenados a pagarle un millón de pesos como resarcimiento por la acción civil. Los jueces de la Sala I de la Cámara Penal dieron a conocer el veredicto, y anunciaron que los fundamentos de la sentencia serán entregados el 6 de septiembre. “El fallo ha sido histórico para nosotros. Por la escala penal, por los montos de la pena, por el tipo de delito que se probó, y por lo que significa para la Fundación (María de los Angeles), para la conexión con el caso de Marita, porque F.M. la vio y le creyeron. En un 100 por ciento se ha probado lo que declaró F. M., la querella y la acción civil hemos logrado probar todo”, dijo a este diario Germán Díaz, abogado de la querella junto con Belén Lembo y María Rosa Ponce. Milhein y González, quienes ya fueron condenados como coautores del secuestro y la desaparición de la hija de Susana Trimarco, continuarán en libertad, porque la sentencia aún no está firme.

F. M., que ahora tiene treinta años, estaba presente, y acompañada por su madre, cuando se leyó el veredicto. “Se largó a llorar, estaba muy emocionada. Con la psicólogaba siempre hablaban de que un fallo condenatorio iba a ser sanador. No iba a reparar el daño ocasionado, pero sí podía ser sanador para ella. Y creo que esta sentencia lo ha probado: es un antes y un después, cierra un capítulo de 14 años de cosas que ella no quiere volver a recordar”, dijo el abogado Díaz.

El tribunal integrado por Pedro Roldán Bazquez, Alfonso Zóttoli y María Alejandra Belcazar dispuso, además, que la madre y dos hermanos de Milhein (Mercedes del Valle Gignone, Aldo y Pablo Milhein, que fueron testigos) sean investigados por la posible comisión de delitos, indicios de los cuales surgieron durante el debate oral. Los magistrados también indicaron el mismo procedimiento para el policía Eduardo Chávez, quien tuvo a su cargo un tramo de la investigación, algo de lo cual, sin embargo, no pudo dar cuenta durante su declaración.

Durante la etapa de alegatos, la fiscalía, a cargo de Carlos Sale, y la querella habían pedido condenas de 20 años de prisión para los imputados. Además, la acción civil había solicitado un resarcimiento económico simbólico de seis pesos (“un peso por cada detalle de la imputación”, explicó a Página/12 el abogado Díaz), y en alegatos había solicitado a los jueces que resolvieran ellos un monto a imponer a Milhein y González. Por considerar probados los cargos de privación ilegítima de la libertad agravada (porque al momento de la comisión del delito la víctima tenía 16 años) y promoción de la prostitución de una menor de edad, agravada por el uso de la violencia y amenazas, el tribunal dictó una sentencia apenas tres años menor a la solicitada, y dictó un resarcimiento de un millón de pesos.

“A través de las declaraciones de distintos testigos que pasaron por la sala de audiencia se pudo constatar que los imputados convivían en la misma casa donde llevaban jóvenes a horas de la madrugada y usaban el mismo modus operandi con sus víctimas: mujeres adolescentes eran llamadas a trabajar como niñeras a la casa de Melhein y luego se les ofrecía vender copas o viajar al sur del país”, señalaron los jueces.

F. M. había acusado a Milhein y González de captar víctimas para una red de trata y explotación sexual, la misma que traficó a Marita Verón a La Rioja. El procedimiento había tomado su tiempo: a los 16 años, F. M. empezó a trabajar como niñera en casa de quienes serían sus captores, en el barroi Feput, pero al cabo de poco tiempo renunció a pedido de su madre, quien desconfiaba porque F. contaba que en la casa había “chicas que iban y venían”. Poco después, Milhein y González comenzaron a hostigarla para que regresara; ante sus negativas, terminaron por secuestrarla en plena calle. Sucedió un mes y cuatro días después de que fuera secuestrada Marita Verón. Durante nueve meses, F.M. fue violada, drogada, prostituida, golpeada por sus captores. Todo ese tiempo su madre la buscó, y Milhein la acompañaba para, a sus espaldas, desbaratar los pedidos de ayuda que simulaba impulsar. Durante su cautiverio, F. M. vio a Marita, habló con ella. Un día logró escapar.

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