El arzobispo de La Plata aseguró que “la homosexualidad no es natural”, que “la masturbación es animaloide” y criticó los besos y caricias –a los que prefiere denominar “petting”– en público, por constituir un “exhibicionismo descontrolado” que sucede, incluso, “frente a la puerta de la Catedral” platense. En unas de las entrevistas radiales concedidas ayer por la mañana, a cuento de la columna que publicó en un diario platense el martes, Héctor Aguer advirtió, además: “yo no tengo una postura conservadora respecto de las relaciones sexuales. Yo tengo la postura oficial de la Iglesia católica”.

“Un homosexual para vivir en gracia de Dios debe ser casto, pero no lo estoy inventando yo, es el catecismo de la Iglesia Católica”, dijo Aguer, cuyo texto sobre la “cultura fornicaria” y las relaciones sexuales libres publicado días atrás en el diario El Día, llevó al secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, a calificar lo sostenido como “posición autoritaria” y “discriminadora”. Justamente en respuesta a eso, ayer Aguer desafió: “el secretario de Derechos Humanos tendría que pensar un poco cómo van a salvar la libertad de expresión y la libertad de la Iglesia, que están amparadas por textos constitucionales”.

“¡Yo no los critico a los homosexuales, si yo también los recibo en el confesionario!”, bramó el arzobispo Aguer, que supo ser parte de la Comisión de Educación de la Conferencia Episcopal Argentina antes de asumir su actual cargo en la Comisión de Fe y Cultura. “Las cosas son como son, yo tengo que decir la verdad, ¿por qué voy a engañar a la gente? ¿Por qué no lee usted el catecismo de la Iglesia católica y ve qué dice allí sobre homosexualidad?”, añadió en una entrevista.

Aguer señaló que el texto publicado el martes pertenece al “género crítica de las costumbres”, y que en él usó “autoridades de razón, no autoridades religiosas o dogmáticas”, sino, por ejemplo, citas del “diccionario de la (Real) Academia (Española), Platón y Aristóteles”.

El arzobispo volvió a cuestionar la ropa elegida por algunas atletas para competir en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro –un evento que lo preocupó, también, por el uso de preservativos– porque “me parece que no son trajes de baño”. “Casi no hay traje, por eso dijo que si fueran sinceras, irían desnudas y a nadie le importaría nada”, dijo.

En una de las entrevistas, al ser consultado acerca de su vida como célibe, Aguer dijo que “para elegir el celibato a uno le tienen que gustar las mujeres, y por momentos me ha costado. Pero con la gracia de Dios lo he llevado adelante, con todo garbo. No lo hice porque tuviera algún tabú, sino para entregarme plenamente a Dios”.

A lo largo de su vida, añadió, “nunca” se enamoró, aunque “ha habido durante décadas pasadas muchos sacerdotes a los cuales se les ha dispensado del celibato y han abandonado el ministerio sacerdotal” tras haberse enamorado, para formar una familia.