Lino Villar Cataldo, el médico que mató a un joven que intento asaltarlo, se presentó en un programa de televisión un día después de ser liberado: pidió perdón a la madre del fallecido, dijo que nunca más quiere tocar un arma y sugirió a la gente que nunca compre una. También reconoció que vive “con mucho miedo”.

El hombre, que permaneció detenido cinco días y que está imputado por el homicidio de Ricardo Krabler, de 24 años, fue entrevistado en el programa Animales Sueltos. “Entiendo y comprendo el dolor de madre –dijo sobre la familia del joven muerto–, lo que ocurre es que yo desde muy chiquito, gracias a las enseñanzas de mis padres, escuché sobre sacrificio, el trabajo, la honestidad... y lo que veo es que del otro lado no hablan de eso sino, simplemente de agresiones, las declaraciones que se escuchan son de venganza.” “¿Quién me va a proteger de todo eso, cómo va a ser mi vida después de todo esto?”, se preguntó.

Pero después, en otro tramo de la charla, pidió perdón: “No tuve nunca la intención de sacarle la vida a su hijo”, dijo. Cataldo afirmó: “Tengo mucho miedo, pero mucho más miedo de que maten a mis hijos. Hoy les rogaba que no salgan a la calle, que se queden todo el día adentro de casa”. Dijo que está viviendo escondido y que siente “mucha vergüenza”: “Nunca pensé en esto, no estoy preparado para esto, me formé para otra cosa”.

El médico que, según su relato, tenía el arma en el cantero de su casa cuando lo intentaron asaltar dijo que “nunca más” quiere tocar un arma de fuego y le sugirió “a la gente que no compre nunca” una tal como lo hizo él por haber sufrido cinco o seis episodios de inseguridad, aunque aclaró: “No sé si es mejor o peor tener un arma porque en este momento nos matan aun cuando uno les entrega todo”.

El cirujano también agradeció las muestras de solidaridad, pero aclaró: “El apoyo me hace feliz pero no quiero ser ejemplo de nadie”.

Y refirió lo ocurrido el viernes pasado a las 21, cuando salía de su consultorio en Loma Hermosa con su Toyota Corolla cuando fue abordado por un joven armado con un pistolón, que, se determinó luego, no estaba cargado. “Yo pensé que si no hacía eso, estaba muerto, yo no tuve nunca intención de matar a nadie, defendí mi vida”, sostuvo. “Tras recibir este golpe (por el de la cabeza) fui sacado violentamente del auto, me caí en la cuneta que está entre el cordón y la calle y (el ladrón) me pasó con las ruedas del auto sobre las rodillas”, relató. Después, siguió contando, el delincuente tuvo la intención de aplastarlo y él tuvo que rodar por el suelo para que no lo volviera a pisar con el auto y tomó el arma que tenía en el cantero del frente de la casa.

“Todo pasó en segundos”, aseguró Cataldo, que dijo que tras disparar –no pudo precisar cuántas veces– entró a la casa, dejó el arma en el escritorio y llamó al 911.