Siete testigos complican la situación de una mujer, Nadia Kesen (32), y su pareja, Sergio Solís (32), juzgados por el crimen del ciudadano español Domingo Expósito Moreno (32), asesinado a balazos en la ciudad chubutense de Comodoro Rivadavia en junio de 2014. Expósito Moreno mantenía una disputa por la tenencia de su hija nacida en España, con su ex mujer, Kesen, y había obtenido el permiso para regresarla a su país. Por el crimen, que inicialmente se creyó que había sido cometido por un sicario, por encargo, fue acusado Solís.

El debate oral, a cargo de los jueces Mariano Nicosia, Jorge Odorisio y Daniela Arcuri, comenzó el 5 de septiembre y continuará hoy con siete nuevas testimoniales en los tribunales del barrio Roca de Comodoro Rivadavia. Los testigos que ya declararon apuntaron contra Solís y Kesen, acusados de ser el autor material y la autora intelectual del “homicidio agravado” de Expósito Moreno.

Para el fiscal de juicio, Adrián Cabral, está probado que la noche del 25 de junio de 2014 Expósito Moreno llegó a su casa situada en Santa Cruz al 500 de Comodoro Rivadavia, junto a su pareja Carolina Gaya (35), a bordo de su Renault Clío. Dentro de un Volkswagen Gol gris con el motor encendido y las luces apagadas lo esperaba Solís.

Según el fiscal, el imputado descendió del asiento del acompañante con una pistola Magnum .44 y efectuó al menos cinco disparos contra Expósito Moreno, uno de los cuales le impactó en la espalda y le provocó la muerte en el lugar.

Seguidamente, Solís se dirigió a la casa de un amigo suyo, identificado como Miguel González, a quien le manifestó: “Me mandé una cagada, si no me creés andá al gimnasio de Gatti (en referencia al lugar del hecho)”.

Respecto de Kesen, el fiscal afirmó que planeó junto a su pareja el homicidio de su ex marido con el objetivo de evitar que se ejecutara una orden judicial para que se traslade a España a la hija de siete años que tenía con la víctima.

En cuanto a los testigos que declararon ante el tribunal y reforzaron la hipótesis de la fiscalía, un oficial de la seccional segunda relató que llegó a la escena del crimen y Gaya le aportó datos sobre el tirador y el auto de éste y le remarcó que la víctima “tenía problemas por la custodia de su hija con Kesen”.

Luego, declaró una hermana de Gaya que contó que ella estaba en su casa cuando Carolina entró gritando “¡lo mataron!, ¡lo mataron!”.

“Fueron ellos, es lo primero que pensé”, dijo en referencia a Kesen y Solís ya que ella “sabía la lucha” de Expósito Moreno por la tenencia de su hija.

Por su parte, un hermano de Miguel González recordó haber hablado con Solís, pero “en broma”, de que el auto que buscaba la Policía era parecido al de éste, un “Gol gris”. También contó que el acusado dijo en un grupo de Whatsapp que tenía con su hermano Miguel y otro amigo que “había que desaparecer el auto”.

A este testimonio se sumó el del amigo de Miguel que estaba en la casa esa noche, que le pidió al acusado que lo llevara hasta el gimnasio de Gatti y al hacerlo observó que el lugar estaba vallado y lleno de policías, tras lo cual, se dirigieron a buscar un Gol gris, al que dejaron en la casa de otro allegado.

Por otra parte, una ex pareja del acusado declaró que se enteró del crimen de Moreno cuando iba junto a Solís y se cruzaron con la hermana de Gaya quien lo increpó a él.

Según la testigo, luego de ese incidente, el imputado le dijo que tenía que hablar con Kesen, a lo que ella le pidió que no fuera a verla porque temía que esa mujer lo iba a matar.

“Yo creí que ella estaba vinculada a la muerte de Expósito por el problema que venían trayendo con la nena que no permitía que el padre la viera”, indicó la ex pareja de Solís. Luego declaró una vecina y amiga de Gaya y de la víctima que dijo que Expósito Moreno había venido de España porque su mamá se había traído la nena sin permiso y que diez días antes del crimen intentó ver a su hija pero fue intimidado por un hombre. También un consejero de la Embajada española relató que asistió a Expósito Romero cuando vino al país a llevarse a su hija, lo que le correspondía por ley ya que él no había autorizado el viaje de la nena a Argentina.