Mar 11.10.2016

SOCIEDAD  › EN URUGUAY, DESDE 2013, 25 MIL MUJERES ACCEDIERON AL ABORTO LEGAL

Llegar a la mortalidad cero

Entrevistada por Página/12, Lilian Abracinskas, directora de Mujer y Salud de Uruguay, señala los alcances de la ley de aborto legal sancionada en 2013. Durante cinco años tuvieron muerte cero, en 2013 murió una mujer, y otra en 2016.

› Por Luciana Peker

En Argentina las mujeres se movilizan para pedir el aborto legal, seguro y gratuito. En Uruguay, desde el 2012, una ley permite la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana doce. Pero las mujeres no deben bajar los brazos ni dejar las calles para que su derecho se cumpla. En Uruguay el gran éxito es que la mortalidad materna (por embarazo, parto o puerperio) es la más baja en América (solo mejorada por Canadá en todo el continente) con 1,4 muertes cada 10.000 nacidos vivos, mientras que en Argentina la tasa de muerte de mujeres por ser mujeres la redobla a 3,4 fallecimientos por cada 10.000 nacidos vivos y la principal causa es la clandestinidad del aborto.

Del otro lado del Río de la Plata, desde la implementación de consejerías pre y post interrupción voluntaria del embarazo y la legalización del aborto, la tasa de muertes por abortos es cero o de solo una mujer por año. Sin embargo, los obstáculos e impedimentos para acceder al derecho consagrado por ley son todavía muchos por los pocos médicos/as dispuestos a realizar abortos o el uso inadecuado y abusivo de la objeción de conciencia.

Por eso, la activista feminista Lilian Abracinskas, directora de Mujer y Salud en Uruguay (MYSU), vino al XXXI Encuentro de Mujeres, en Rosario, a presentar el libro “Abortus interruptus, política y reforma legal en Uruguay”, de Sonia Correa y Mario Pecheny, recién editado por MYSU e Internacional Women´s Health Coalition (IWHC). Abracinskas rescata el fenómeno inédito en el mundo de la movilización de mujeres con el que se encontró en Argentina: “Estoy impresionada por el Encuentro de Mujeres y con la mayor envidia sana por la diversidad de generaciones, de abordajes, de clases sociales y niveles educativos de las 70 mil participantes del Encuentro inscriptos en una realidad política y cotidiana”. Ella cree que la participación masiva, horizontal y pública es un espejo para el resto de América Latina para que los derechos de las mujeres no se vuelvan expedientes de oficinas: “En Uruguay hay un debilitamiento de las organizaciones sociales producto de una política que ha pretendido hacer muy funcional a las organizaciones a las políticas públicas. Las políticas de género se han institucionalizado y, en muchos casos, han desmovilizado. El feminismo en la Argentina tiene claro que las luchas se ganan en la calle. Esto impacta en toda la región para volver a una lucha en la calle que va más allá de lo que otorga la política pública”.

–¿Cómo evalúa la implementación del aborto legal en Uruguay?

–El aspecto más positivo es que, desde la implementación de la ley, en enero del 2013, 25.000 mujeres tuvieron acceso a abortos legales, atendidas en el sistema de salud por personal idóneo. Es un cambio sustantivo. Para esas 25.000 mujeres la ley hizo la diferencia. Los aspectos complicados son porque la ley es muy engorrosa y faltan recursos humanos. Además hay muchas diferencias a nivel territorial. Las mujeres en lugares rurales se tienen que trasladar muchas horas hasta las grandes ciudades y esto es un obstáculo que afecta a las personas más vulnerables. El otro problema es la objeción de conciencia y de ideario por lo que toda la institución decide no brindar la prestación. Esto debe revisarse. Las personas tienen conciencia, no las instituciones. Además hay un abuso en la objeción de conciencia que ya parece desobediencia a una ley y debe estar mucho más controlada porque es un obstáculo a una prestación garantizada por la norma.

–¿Cómo se logró en Uruguay la mortalidad cero de mujeres?

–En Uruguay históricamente hubo baja mortalidad materna. Sin embargo, en la crisis económica del 2002, se recrudecieron las situaciones de aborto más inseguras y creció la muerte de mujeres y eso hizo encender la alarma. En el 2010 Uruguay incorporó la atención en salud sexual y reproductiva. También ingreso de Misoprostol al mercado clandestino que hizo el aborto más accesible y seguro. Y las estrategias de reducción de riesgos y daños (consejerías pre y post aborto) introdujeron la problemática del aborto a los sistemas de salud. Por eso tuvimos cinco años de muerte cero por aborto. Pero en el 2013, ya aprobada la ley, hubo una muerte y en febrero del 2016 otra mujer murió por aborto clandestino. Las muertes son injustas y evitables.

–El Ministerio de Salud contabilizó que el 99 por ciento de los abortos son con Misoprostol. ¿Es buena esta uniformidad?

–No tenemos en Uruguay médicos que hagan abortos, sino médicos que prescriben la medicación. El aborto con medicamento hoy es la única vía y no se puede elegir otra forma de intervención como la Aspiración Manual Endouterina (AMEU). Los profesionales de la salud quieren intervenir antes y después, pero no en el aborto. Y las mujeres tienen que poder elegir.

–¿El sistema de salud pone trabas a las mujeres que buscan abortar?

–Primero tenes que ir al ingreso, más tarde a un equipo interdisciplinario, hacerte una ecografía y exámenes de sangre. Con todo hay que esperar cinco días de reflexión y después te prescriben la medicación y te mandan a abortar a tu casa.

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