Ante unas 80.000 personas reunidas en la Plaza San Pedro de la Ciudad del Vaticano, el papa Francisco promulgó santo al sacerdote argentino José Gabriel Brochero. “El cura gaucho”, oriundo de Santa Rosa de Río Primero, en Córdoba, se convirtió en el primer santo que nació, vivió y murió en el país, ya que San Héctor Valdivieso Sáez, primer beato canonizado oficialmente por el Vaticano, sólo residió en Argentina desde su nacimiento hasta los cuatro años de edad, cuando emigró a España.

Brochero (1840-1914) fue canonizado luego de que la Congregación para las Causas de los Santos certificara los milagros que se le atribuyen al cura gaucho en los casos de Nicolás Flores, un chico de 11 meses que había quedado al borde de la muerte tras sufrir un severo accidente de tránsito; y de Camila Brusotti, una nena que se recuperó de lesiones que la habían dejado al borde de la muerte.

Los dos chicos, en conjunto con sus familiares y Silvia Correale, postuladora de la causa de canonización, viajaron especialmente para asistir a la ceremonia donde el Papa intercambió unas palabras con los jóvenes argentinos que llevaron algunos presentes y bendijo distintos rosarios de los parientes, de acuerdo a los voceros oficiales del Vaticano.

El “cura gaucho”, Juan Gabriel Brochero, nació el 6 de marzo de 1840 en una zona rural de la provincia de Córdoba y desde joven “se dedicó principalmente en el anuncio del Evangelio y en la educación del pueblo”, promulgó el cardenal Angelo Amato, encargado de iniciar la misa de canonización y de leer una breve biografía del sacerdote argentino.

“Brochero se esforzó intensamente para promover el desarrollo del territorio, promoviendo la construcción de iglesias, capillas, escuelas rurales y caminos”, explicó el cardenal.

Además de Brochero, fueron canonizados seis beatos: dos franceses, Salomon Leclercq (1745-1792) y Elisabeth Catez (1880-1910); dos italianos, Lodovico Pavoni (1784-1849) y Alfonso Maria Fusco; un español, Manuel González García (1877-1940); y un mártir mexicano, José Sánchez del Río (1913-1928).

Por su parte, en la ceremonia para la cual viajaron más de 2000 fieles desde Argentina, el Papa Francisco no se remitió específicamente a Brochero sino que leyó en latín un breve Ángelus en homenaje a los santos y destacó “que el ejemplo y la intercesión de estos luminosos testimonios sostengan el esfuerzo de cada uno en sus respectivos ámbitos de trabajo y de servicio, por el bien de la Iglesia y de la comunidad civil”.