SOCIEDAD
› UN NUEVO OBJETO CELESTE DENTRO DEL SISTEMA SOLAR FUE DESCUBIERTO POR LA NASA
La incógnita del planeta número diez
Los científicos lo nombraron Sedna, el nombre de la diosa del frío de los esquimales.
Su año equivale a diez mil de los de la Tierra. Y está a 13 mil millones de kilómetros del Sol. Es el hallazgo astronómico más importante en 75 años. Pero ahora está en debate si se lo puede considerar planeta.
› Por Pedro Lipcovich
Su año dura diez mil de los nuestros. Está a 13 mil millones de kilómetros del Sol y, desde ayer, se llama “Sedna”, nombre de la diosa del frío entre los esquimales: es que, a esa distancia, es el objeto más frío que se conozca en el Sistema Solar; su superficie está a 240 grados bajo cero. El descubrimiento –confirmado ayer gracias a un telescopio de rayos infrarrojos de la NASA– es saludado como el hallazgo astronómico más importante en el Sistema Solar en los últimos 75 años, desde que fue descubierto el noveno planeta, Plutón. Pero Sedna, ¿es realmente un planeta? Los astrónomos no se atreven a asegurarlo; porque, si se trata efectivamente del décimo planeta, habrá que admitir centenares de otros planetas, que se estima existen en ese tercer mundo del Sistema Solar; pero, si no se le otorgara la categoría de planeta, también habría que negársela a Plutón, que es apenas más grande que el flamante hallazgo celeste. En todo caso, el descubrimiento viene a ratificar la teoría de que el Sistema Solar se formó a partir de una nebulosa y se articula con la hipótesis de que, cuando el mundo era niño, una estrella se acercó al Sol tanto como para iluminar las noches más que una luna llena.
Sedna está 90 veces más lejos del Sol que la Tierra: “Desde esa distancia, el Sol se ve tan chiquito que se lo podría tapar con la cabeza de un alfiler”, graficó Michael Brown, del Instituto de Tecnología de California, quien anunció ayer el descubrimiento. La temperatura en la superficie del planeta se estima en 240 grados bajo cero, no muy por encima de los 273 grados negativos que definen el 0 absoluto. Su nombre fue tomado del que los Inuit –a quienes los europeos llamaron esquimales– dan a la diosa del mar, que lo es también del frío.
Se trata del objeto más distante jamás detectado en el Sistema Solar. Tarda 10.500 años en recorrer su órbita alrededor del Sol; mucho más que Plutón, que se las arregla en sólo 240 años. Por otra parte, la órbita de Sedna es más elíptica que la de cualquiera de los planetas conocidos, y justamente ahora está en uno de sus puntos más cercanos al sol: dentro de tan poco como 72 años llegará a la máxima proximidad.
El cuerpo celeste había sido visualizado por primera vez en noviembre del año pasado desde telescopios terrestres y fue confirmado y precisado gracias al telescopio espacial Spitzer, lanzado por la NASA en agosto del 2003, que capta rayos infrarrojos. Se estima que el planeta está compuesto de roca y hielo en partes aproximadamente iguales; podría tener a su vez un satélite, y para examinar esta posibilidad se abocará el telescopio espacial Hubble, según anunció la NASA.
Lo cierto es que a Sedna los astrónomos se lo veían venir: “Veníamos encontrando evidencias indirectas de la existencia de centenares de objetos parecidos a Plutón”, señaló Adrián Brunini –investigador en Ciencias planetarias de la Universidad de La Plata– y ejemplificó: “El planeta Neptuno tiene a su vez una luna, Tritón, cuyo tamaño y composición son comparables a las de Plutón; es, digamos, un Plutón que fue capturado por Neptuno: era muy improbable que algo así pudiera suceder, a menos que hubiera centenares de cuerpos como Plutón orbitando por ahí”.
El hallazgo se presenta como la primera confirmación material de que el Sistema Solar es mucho mayor de lo que se creía. La hipótesis conocida como de la “Nube de Oort” (por el nombre del científico que la formuló) fue ideada para explicar la irrupción de los cometas: la Nube abarca una esfera de 30 mil millones de kilómetros, que literalmente constituirían la máxima esfera de influencia del Sol, y albergaría quizás 6 mil millones de cometas y centenares de cuerpos más grandes que los meros asteroides, pero no mayores que Plutón. Sedna y sus hermanos: ¿merecen llamarse planetas?
Brunini observó que el hallazgo “nos lleva a replantear a qué denominamos planeta; hasta hoy era muy sencillo, había nueve: si admitimos a éste como el décimo, habrá que admitir centenares más; si le negamos la condición de planeta, también habría que negársela a Plutón, que no es mucho más grande; pero hay una cuestión histórica, cultural, en la idea deque los planetas son nueve y que el último es Plutón”. El investigador comentó que “hoy por hoy, no somos capaces de decir qué es un planeta”.
Pero algo pueden decir: “Los planetas son basura –resumió Guillermo Lemarchand, director de proyectos en la UBA y en el Instituto Argentino de Radioastronomía–; son la basura que resta de la formación del Sol; luego de la conformación de los planetas, la basura remanente son los cometas y otros cuerpos, que van a la Nube de Oort”.
Sin embargo, Sedna está demasiado cerca respecto de la distancia prevista para la Nube de Oort. Según Brown, el descubridor, estaría en un sector interno de la Nube, que a su vez se habría formado por la fuerza de gravedad de una estrella que se aproximó en los primeros tiempos del Sistema Solar: “Debe haber estado tan cerca como para brillar más que la luna llena, y habría sido visible aun en el día durante 20 mil años”, aunque no habría habido nadie para verla porque “habría provocado una tal lluvia de cometas que ninguna vida hubiese sido posible”.