SOCIEDAD
Un día de dudas y preguntas entre los aspirantes a la nueva policía
En el primer día de inscripción para los interesados en integrar la futura “Policía Buenos Aires II”, cientos de jóvenes averiguaron en la Universidad de La Matanza, pero sólo 30 se anotaron. Hubo desde motoqueros hasta baby sitters. Y desempleados varios.
› Por Horacio Cecchi
Antes de las 8 de la mañana, una columna de alrededor de 400 jóvenes se extendía sobre la puerta de la Universidad de La Matanza, en San Justo, como primera respuesta a la convocatoria para incorporarse a la Policía de Buenos Aires II. La inscripción continuará hasta el próximo viernes a las 17. Durante todo el día de ayer se presentaron alrededor de 800 postulantes (30 por ciento eran mujeres). Postulantes que en realidad sólo concurrieron en masa a sacarse dudas. De los 800, formalmente sólo 30 dieron el paso de la inscripción. La mayor parte concurrió en busca de un sueldo. Algunos, para cambiar de trabajo. Había de todo, desde un voluntario del Ejército hasta una baby sitter.
Quince mesas dispuestas en cinco filas, en el Patio de las Américas, de la Universidad de La Matanza. En cada mesa, un empleado del Ministerio de Seguridad con un talonario de volantes en los que se podía leer: “Policía Buenos Aires 2. Requisitos y documentación solicitada para la inscripción”. Tal el cuadro de situación con el que se enfrentaron los alrededor de 800 postulantes iniciales.
La primera oleada daba perspectivas optimistas a los convocantes: desde temprano se había armado una larga fila. Un empleado de seguridad de la ULM repartía numeritos mientras preguntaba “¿tiene más de 21 y menos de 25?” La primera respuesta de la primera oleada fue una deserción importante: medio centenar se fue antes de empezar con sus 18 o 19 años y sus esperanzas hechas añicos.
A las 9 se abrió el registro del Patio de las Américas, y los voluntarios a la Bonaerense II comenzaron a ser distribuidos en grupos mixtos. Pero las expectativas de los convocantes decayeron sensiblemente: “La mayoría vino a tantear”, dijo a Página/12 uno de los encargados de mesa. Los empleados repetían el mismo casete frente a cada grupo: “Tienen que ser argentinos, solteros, tener secundario completo, entre 21 y 25 años...”. “¿En qué fecha hay que tener 21?”, preguntó una rubia, tan alta como gordita, de lentes oscuros. “El plazo es el próximo 7”, respondió seguro el empleado. “Yo cumplo dentro de dos semanas.” “Lo lamento mucho pero hay que tener 21 el mismo 7.” La gordita hizo un amague de mohín, una especie de qué me importa con sus hombros, dio media vuelta y se fue. Algunos presentaban un comprobante de DNI en trámite. “Lo perdí”, decían; “¿Cuándo te dan el nuevo?”, preguntaba el encargado; “en quince días”, era la respuesta. “Lo tenés que tener como máximo el viernes, si no, no te aceptan.”
Entre los interesados había de todo. Miguel, un motoquero, dispuesto “a ganar un sueldito más interesante”, colocó su casco sobre la mesa y se dispuso a escuchar los requisitos. Stella parecía más decidida: “Curso educación física en esta universidad y me interesa anotarme en la policía buena. No en la otra. Es un trabajo riesgoso porque no se le tiene respeto a la policía, porque es corrupta. Mi tío es policía y me recomendó que me anotara en otra fuerza, algo más tranquila. Pero yo quiero probar acá”. Otras dos amigas, Mariana y Anabella, también pasaron para averiguar los requisitos. “Queremos anotarnos más que nada porque nos gusta”, dijo Mariana. “¿Miedo? No, no tenemos miedo”, aseguró Anabella. Ambas intentan cambiar de rubro: pretenden pasar de la venta de ropa en un negocio a la prevención y control de la delincuencia. En un caso, el cambio de rubros parece algo extremo: Carolina quería pasar de baby sitter a policía en un solo tramo. Todo sea en aras de un trabajo.
El dato lo confirmó uno de los encargados: “La enorme mayoría viene a buscar trabajo”. El sueldo ofrecido para los que ingresen no es desdeñable: 754.21, menos los descuentos. Sueldo que puede llegar a duplicar los de otras armas: “Una chica era de la Armada –señaló el encargado– y vino porque el sueldo que se le ofrece es mucho más alto”.
En realidad, la comparación se puede hacer no sólo con la Armada. Mucho más cercano, el sueldo inicial en la Bonaerense es de alrededor de 300 pesos para un administrativo, más unos 150 para los que se incorporan en el área de seguridad. Todo indica que la diferencia de sueldos estuvo pensada para ralear el interés en la incorporación a la vieja Bonaerense.
La inscripción continuará hasta el próximo viernes, a las 17, ni un segundo más. Entre el 10 y el 14 seleccionarán sobre el total hasta un máximo de 4000. Del lunes 17 al 28, los inscriptos deberán presentarse a un segundo paso, para un examen psíquico: una entrevista para perfil psicológico, con batería de tests incluida; de conocimiento: preguntas de historia, educación cívica y demás. Y físico: una serie de ejercicios del orden de salto de rana, flexiones, carrera mar... . En teoría, el 1º de junio, los que hayan pasado esos filtros, iniciarán el curso en dos partes. La teórica se dictará en las universidades de La Matanza, Tres de Febrero y La Plata y consistirá en bases de Derecho Penal y Procesal Penal, Constitucional, Derechos Humanos, nociones de Sociología, Etica, Relaciones con la comunidad. La parte práctica se realizará en centros de reentrenamiento no pertenecientes a la Bonaerense: tiro, defensa personal, simulación de casos sobre el terreno. Se supone que en alrededor de tres meses o 640 horas estarán disponibles para instalarse en la calle como flamantes oficiales patrulleros con uniformes nuevos pero diferentes (aún no está definido).
En la calle podrían comenzar los problemas. En primer lugar, la Bonaerense II fue pensada para reemplazar paulatinamente a la vieja Bonaerense, pero su primer escalón, el primer cinturón del Conurbano, será una jurisdicción por ahora compartida. Para evitar roces, los nuevos no estarán en comisaría sino en algo más parecido a las seccionales de la policía neoyorquina: “estación de policía”. De todos modos, es una incógnita cómo responderán los viejos caciques de la Bonaerense. Hay quienes sospechan que puedan empezar a soltar sus habituales contactos en la zona crítica.