Si bien el tranvía desapareció de las calles de Buenos Aires hace décadas, existe un proyecto que lo incorporaría nuevamente al paisaje porteño en un recorrido que uniría Retiro, Puerto Madero, San Telmo y la Boca. En primera instancia sería turístico y luego podría ser usado como medio de transporte. La iniciativa surgió de un arquitecto argentino, que hace años reside en Suiza, quien acordó con una empresa de transportes públicos de la ciudad alemana de Stuttgart la venta de 35 formaciones –que allí dejaron de circular– a Buenos Aires, a un precio simbólico de 5 mil euros por unidad. El proyecto –según uno de los impulsores– fue presentado en noviembre de 2003 ante el gobierno porteño y se encuentra en plena etapa de estudio por parte de la Corporación Puerto Madero. Y además cuenta con el apoyo de organizaciones barriales que se interesaron “tanto por su impacto turístico como por las fuentes de trabajo que va a crear”.
El presidente de la entidad La República de San Telmo, Manuel Fernández, comenzó hace diez días una campaña que logró cerca de 3 mil firmas en favor de la realización de la iniciativa. “Rápido. Económico. Ecológico. Pintoresco. El tranvía es un muchacho con muchas virtudes”, así lo definió Fernández, quien agregó que el proyecto “generará miles de fuentes de trabajo, además de incentivar el turismo en la zona”.
El arquitecto Pablo Valladares, que vive en Suiza desde hace 23 años, llevó la propuesta a la embajada argentina en ese país en el año 2000 y se entrevistó con el por entonces jefe de la sección económica, Edgardo Molaroda, quien el año pasado presentó el proyecto al jefe de Gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra.
Asimismo, Molaroda presentó la iniciativa a la Corporación Puerto Madero, desde donde explicaron que el proyecto se encuentra en plena evaluación para determinar su financiación. Además, la iniciativa fue llevada a organizaciones barriales de la Boca y de San Telmo “para que se encarguen de difundir entre los vecinos el proyecto”, afirmó Molaroda.
El jueves pasado hubo una reunión entre vecinos de ambos distritos, quienes debatieron sobre las características y beneficios del proyecto. De allí, según Molaroda, surgió una inquietud: “El proyecto debe ser realizado por el gobierno porteño o nacional o a través de una empresa privada, pero hay que hacerlo porque es un beneficio para la ciudad”.
“El plan aún no cuenta con el estudio de factibilidad que consiste en el estudio técnico, económico, de impacto ambiental, social, urbanístico y turístico. Sería ideal que el gobierno porteño lo lleve adelante. Sólo hasta el 2005 tenemos tiempo para responder a la ciudad alemana, si no, venderán las unidades a otro país”, aseguró Molaroda.
“La idea es articular una zona de interés histórico, cultural, turístico y comercial que una el Norte y Sur de la Ciudad. Que vincule a pasajeros de ómnibus y trenes, en Retiro, y que preserve el espacio público verde, hasta la Boca”, detalló Molaroda. La puesta en marcha de la iniciativa, según Fernández, “creará cerca de mil puestos de trabajo directos y otros 5 mil indirectos, será más barato que el colectivo y contará con más de 100 mil usuarios”.
El tranvía recorrerá 22 kilómetros en alrededor de 50 minutos y transportará 40 pasajeros sentados y 120 parados. Se trata de formaciones totalmente recicladas en 1994. “Nosotros vamos a poder mostrar el barrio que los guías turísticos no muestran, por ejemplo las caballerizas de Rosas, la casa de Julio Argentino Roca y el único palenque citadino ubicado en el Viejo Almacén”, señaló Fernández.
“Tenemos que recuperar lo lindo, lo bello y lo histórico –describió Fernández–. Trasladar el pasado al presente y hacer futuro. No se puede hacer futuro si se pierde el pasado. El tranvía es el futuro transporte de la ciudad.”

Informe: Silvia Marchant.