Mar 22.06.2004

SOCIEDAD  › LA FAMILIA ACUSADA DE UNA VENDETTA SE DEFIENDE

“No contratamos a un asesino”

Tres miembros de la familia Salomón están presos, acusados de instigación al homicidio. Por primera vez hacen pública su defensa.

› Por Raúl Kollmann

El esposo de Alicia Salomón, Alfredo, está preso. La hija de Alicia, Gladis, está presa. El yerno, Mario Mongelo, también está en la cárcel. Todos fueron señalados como protagonistas de una de las historias de mayor repercusión de los últimos tiempos: los Salomón están acusados de haber contratado un asesino a sueldo para matar a un joven, Emiliano D’Aversa, como venganza por su responsabilidad en la muerte de un hijo de los Salomón, Guillermo. Por primera vez, la mamá, Alicia, habla públicamente: “Todo esto es una mentira al máximo. Nunca contratamos a nadie, no conocíamos siquiera a ese chico D’Aversa, la muerte de nuestro hijo la tomamos como un accidente y por lo tanto nunca buscamos venganza. Todo esto es un armado que se basa únicamente en testigos de identidad reservada que nos han metido en este infierno”. En verdad, los Salomón creen que detrás de la historia de la muerte de Emiliano D’Aversa no hubo un asesino por encargo sino un ajuste de cuentas por una cuestión de drogas.
La historia de los D’Aversa y los Salomón tiene un origen asombroso en la Navidad de 2000. Supuestamente, los hijos de ambas familias corrían juntos una picada contra otro auto. En ese marco se produjo un accidente y murió Guillermo Salomón.
–Nunca creí del todo esa historia –dice Alicia–. Especialmente porque el auto, que era el de Guillermo, era un Fiat Palio gasolero, con el que no creo que nadie pueda correr una picada. La causa judicial sigue abierta y lo único que nosotros hicimos fue seguirla porque queríamos saber cómo murió nuestro hijo. Nosotros ni siquiera conocíamos al hijo de los D’Aversa.
–Se dice que ustedes querían matar a Emiliano porque estaban convencidos de que él manejaba y fue responsable de la muerte de su hijo.
–De ninguna manera –insiste Alicia–. Es cierto que nosotros siempre quisimos saber más, porque Guillermo era un muy buen conductor. Pero nada más que eso. Nunca tuvimos ningún espíritu de revancha, porque lo tomamos como un accidente. Las acusaciones en contra nuestro son una mentira al máximo.
El fiscal Miguel Kessler sostiene que los Salomón nunca digirieron la muerte de su hijo y que su reacción fue violenta. Estaban convencidos de que el que manejaba el auto era Emiliano D’Aversa, pero que su familia les pagó a policías para que den vuelta la causa judicial y D’Aversa saliera sin imputación alguna. De todas maneras, no se iba a tratar de una acusación muy grave: en todo caso sería homicidio culposo, o sea por imprudencia, teniendo como víctima a Guillermo Salomón, dueño del auto, que iba con él y que obviamente había dado el acuerdo para que manejara en lo que habría sido una picada. Para el fiscal Kessler, como las cosas no avanzaron judicialmente, los Salomón utilizaron la vía del asesino a sueldo. Lo concreto es que el 20 de mayo de 2002, mientras Emiliano D’Aversa atendía la perfumería Arco Iris, propiedad familiar, entró un sujeto armado con una pistola calibre 22, encañonó a Emiliano y lo llevó al baño, donde le pegó seis tiros. El fiscal dice que los Salomón contrataron a un remisero, Gastón Cisneros, y que éste fue el ejecutor.
“Todo está basado en testigos de identidad reservada que no hacen más que mentir, diciendo que mi hija andaba ofreciendo dinero para quien matara a Emiliano D’Aversa. Es una mentira total –dice Alicia Salomón–. Nosotros somos gente de trabajo y hace 23 años que vivimos en la misma casa. Yo hace cuatro, con la muerte de Guillermo, que no salgo: ya no festejo nada. Ni Día del Padre ni de la Madre ni Navidad ni nada. Y ahora nos ensucian de esta manera y tengo que soportar que toda mi familia esté presa. Por eso, pese a que vivo agobiada, tengo que salir a decir nuestra verdad.”
Por de pronto, el supuesto asesino a sueldo, el remisero Cisneros, ya está en libertad. Parecía una cuestión cantada: los asesinos a sueldo suelen ser hombres pesados del hampa, no remiseros. Y de acuerdo con lo que sugieren los Salomón, tras la muerte de Emiliano podría haber otrahistoria: “La forma en que lo mataron, tiene todo el estilo del narcotráfico”. El caso ahora debe ser resuelto por la Cámara de Apelaciones de San Martín.

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