Desde los tiempos más remotos, el hombre asoció a esos astros luminosos que surcan el cielo con premoniciones de catástrofes o desgracias. Desde entonces, los cometas se convirtieron en un atractivo, no sólo para los científicos sino para cualquier mortal, ansioso de conocer los misterios del Universo. Esa historia forma parte del relato de Cometas, mensajeros del cielo, el espectáculo audiovisual que se estrenó el último fin de semana en el Planetario de Buenos Aires y que es uno de los atractivos de ese centro para las próximas vacaciones de invierno.
Los astrónomos chinos fueron los primeros en estudiarlos, hace ya tres mil años, y los denominaron “estrellas escoba”: barrían con lo viejo, anunciaban lo nuevo. Para Aristóteles, eran fenómenos atmosféricos, emanaciones gaseosas de la superficie terrestre. Una creencia que se desechó recién en el siglo XVI. Cien años después, Halley descubrió la periodicidad del cometa que hoy lleva su nombre. Hoy, cuando el conocimiento se encuentra difundido masivamente, los cometas ya no despiertan pánico.
“La ciencia es uno de los ejes de trabajo de nuestra secretaría”, dijo Gustavo López, secretario de Cultura porteño, en el preestreno. Por su parte, Leonardo Moledo, director del Planetario, señaló que “el conocimiento es un derecho de todos, no sólo de los científicos”. Al preestreno, como invitado de honor, asistió el científico Manuel Sadosky.
La obra aborda la historia, los mitos y los descubrimientos en torno de los cometas. El guión pertenece a Leonardo Moledo, la locución estuvo a cargo de Pablo Wainschenker, Lucy Sendón y Julián Limeres; la dirección y realización fue de Claudio Creta y la musicalización, de Pablo España. El equipo audiovisual estuvo integrado por Juan Pablo Chillón y Leonardo Denichillo; el diseño fue de Sandra Costa y la investigación astronómica de Mariano Ribas. El espectáculo, recomendable para mayores de seis años, se puede ver los sábados y domingos a las 18 y las 19.