Vie 09.07.2004

SOCIEDAD  › DETUVIERON A UNA CHICA DE 18 AÑOS POR UN CRIMEN EN UNA BAILANTA

Una confesión en el diario íntimo

“Hoy me mandé una cagada, apuñalé a un chabón”, fue la frase escrita por la adolescente en la agenda usada a modo de diario. El hecho ocurrió a la salida de una bailanta de José C. Paz el sábado pasado. Además de la chica, por el caso hay detenidos tres menores de edad.

› Por Pedro Lipcovich

Corazoncitos flechados, como en el diario íntimo de cualquier adolescente, pero también: “Hoy me mandé una cagada. Apuñalé a un chabón y estoy muy asustada”. Dieciocho años tiene Ana Molina, la chica que –según surge de diversos elementos de prueba– sería la responsable del homicidio de Norberto Gauna, de 21 años, el fin de semana pasado, a la salida de una bailanta en José C. Paz. Todo empezó cuando, adentro del local, Gauna y un amigo agarraron a cachetadas a una chica que formaba parte del grupo de Ana, por negarse a bailar con ellos. Siguió a puñetazos, primero adentro y después afuera, entre los dos grupos. Culminó a cien metros de la bailanta cuando Ana, empuñando una navajita que siempre llevaba escondida en su zapatilla, le pegó –según la acusación que pesa en su contra– siete puñaladas a Gauna y terminó definitivamente cuando la víctima, agarrándose el vientre con las dos manos, volvió a la puerta de la bailanta para morir. La presunta homicida fue detenida ayer; en su casa se encontró el arma homicida –ensangrentada, sumergida en un recipiente con agua–, ropas con manchas de sangre y el diario personal, que podría servir para esclarecer otro hecho de sangre. Según el fiscal del caso, “hechos como éste son comunes en la zona; lo raro es que la homicida sea una mujer”.
“La chica está implicada por pruebas muy fuertes”, afirmó el fiscal Hernán Córdoba. En la casa de Ana, en un barrio pobre de Grand Bourg, se encontró, en un vaso de agua, una navajita ensangrentada; también con manchas de sangre, la ropa que ella había usado el sábado pasado cuando fue a bailar a S’Combro, en Ruta 8 y Pueyrredón, José C. Paz.
Allí, según la reconstrucción efectuada por la fiscalía, Norberto Ariel Gauna y su amigo Cristian Espillada, de 20 años –que habían ido a la discoteca con la novia de Gauna y otro amigo–, discutieron con una amiga de Ana, que se negaba a bailar con ellos, y terminaron abofeteándola. Las dos chicas formaban parte de un grupo de jóvenes, la mayoría menores de edad, que atacaron a puñetazos a Gauna y Espillada. Los custodios de S’Combro pusieron fin a esa primera pelea al echar al grupo de Ana.
Al salir, fueron a recuperar sus armas. La discoteca tiene un detector de metales al que son sometidos los que ingresan: quienes llevan armas blancas suelen esconderlas en unos canteros de la estación de servicio de enfrente o en un baldío a la vuelta. De todos modos, según el testimonio que dieron después sus compañeros, Ana –que es flaca, menuda– no se desprendía nunca de una navajita que llevaba escondida en su zapatilla.
Cuando salieron Gauna y Espillada, el grupo de Ana los atacó a puñetazos frente a la puerta de S’Combro. Eran las seis y media de la mañana del sábado. Los dos escaparon. Llegaron a dar vuelta la esquina. Los perseguían Ana y tres jóvenes, menores de edad; se sospecha que llevaban armas blancas. El hecho –según testimonios reunidos por la fiscalía– sería que la joven Molina, con su navajita, le pegó a Gauna siete puñaladas en el tórax y el vientre.
El joven, agarrándose las tripas con las manos, alcanzó a volver hasta la puerta de S’Combro, donde estaba todavía su novia. Allí murió. Espillada también resultó herido; sigue internado, pero ya fuera de peligro.
“Parecías la novia de Chuky”, le dijeron sus compañeros cuando se iban, según habrían de testimoniar ellos mismos ante la Justicia.
Ana volvió a su casa, en Descartes y Mariano Rojas, de Grand Bourg. Allí, en la agenda que usaba como diario personal, escribió –según fuentes policiales– aquella frase que dice que mató a un hombre y que tiene miedo. Una fuente de la investigación comentó que “llaman la atención en esa agenda los dibujos, que parecen infantiles, y hay también corazoncitos flechados, la confesión de que le gusta tal o cual chico, todo parece ingenuo”. Pero, agregó la fuente, “también es posible que haya datos para esclarecer otros hechos de sangre en la zona, por lo menos uno en el que una mujer fue gravemente herida tras una pelea en un pool”. Tres de los menores que acompañaban a Ana están detenidos; se procura establecer si participaron con armas blancas en el ataque a Gauna.
Según el fiscal Córdoba, “enfrentamientos y muertes de este tipo son frecuentes en esta zona; lo que pasa es que, cuando estas cosas suceden en el ‘segundo cordón’ del conurbano, es más difícil que lleguen a ser noticia: a los que no viven aquí no les interesa mucho, y además las familias de los que mueren generalmente no insisten en pedir justicia. No son Blumberg. Y no quieren complicaciones con la policía. Lo que resulta infrecuente es que la homicida sea una chica. Es habitual que participen mujeres en robos o asaltos pero no en hechos de sangre como éste; no es normal”.

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