Mar 13.07.2004

SOCIEDAD  › PEDRO CAHN, PRESIDENTE ELECTO DE LA SOCIEDAD INTERNACIONAL DE SIDA

“Nuestro sistema resulta darwiniano”

Para el infectólogo argentino, el sistema de atención, en nuestro país, debería buscar a quienes no llegan al hospital. “El 30 por ciento consulta cuando la enfermedad ya está avanzada y es menos lo que se puede hacer”, afirmó. Desde Bangkok, donde participa en la XV Conferencia Internacional sobre Sida, anunció los últimos avances en el tratamiento de la enfermedad.

› Por Pedro Lipcovich

“En la Argentina, el 30 por ciento de los pacientes con VIH consultan cuando la enfermedad ya está avanzada y es menos lo que se puede hacer por ellos”, advirtió el flamante presidente electo de la Sociedad Internacional de Sida (IAS), el infectólogo argentino Pedro Cahn. La demora en consultar se debería a que “nuestro sistema de salud, si bien tiene la gran virtud de ser de puertas abiertas, tiene el defecto de no ir en busca de los que están en necesidad, y entonces resulta darwiniano: los que logran atravesar esas puertas son los más aptos”. Desde Tailandia, donde participa en la XV Conferencia Internacional sobre el Sida, Cahn anunció los más recientes avances en la estrategia terapéutica, que consisten en la suspensión temporaria de los medicamentos (en determinados casos y bajo cuidadosa programación) para facilitar su tolerancia y eficacia a largo plazo. Pero destacó que, en el mundo, el 95 por ciento de los enfermos está excluido de todos los tratamientos. Por eso, para el nuevo titular de la Sociedad Internacional de Sida, “los activistas que se están movilizando contra la política de los países ricos tienen razón”.
“En la Argentina, afortunadamente, está garantizado el acceso a los medicamentos antirretrovirales contra el VIH: para el 15 al 20 por ciento de los pacientes a través de las obras sociales, para un 10 por ciento mediante las prepagas, y para el 70 por ciento restante directamente por el Programa Nacional de Sida del Ministerio de Salud de la Nación. Nuestro sistema sanitario es de puertas abiertas, no le preguntamos a nadie de qué provincia o de qué país viene, todo esto está muy bien pero... el que no toca el timbre, no entra”, metaforizó Cahn.
Es que “en este punto, el sistema resulta darwiniano: selecciona a los más aptos. La madre que no puede ir al hospital porque no tiene con quién dejar a sus cinco hijos, el que llegó pero no había turno y ya no va a volver porque no puede pagarse el boleto, ésos quedan afuera, y podrían incluirse si hubiera más programas de esos que no esperan a que el paciente llegue sino que lo van a buscar. El resultado es que, en el 30 por ciento de las personas a quienes se les diagnostica el VIH/sida, la enfermedad ya está en etapas avanzadas y el tratamiento no es que deje de ser efectivo, pero lo es menos que si empieza en el momento adecuado”.
En cuanto a la situación mundial, “la mala noticia es que no hay buenas noticias –contestó Cahn–. La epidemia sigue creciendo, particularmente en los países más afectados por desigualdades económicas y sociales; en el último año, Asia tiende a equipararse al Africa como región donde la epidemia alcanza su máxima gravedad”.
En cuanto a los activistas que, desde que empezó la Conferencia de Bangkok, se manifiestan contra la política de los países más ricos, “tienen razón –afirmó el presidente electo de la IAS–; tal vez sea discutible su forma de protestar, pero no es discutible el contenido de su protesta: el Fondo Global contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis no termina de consolidarse porque los países más ricos no aportan el dinero que se habían comprometido a destinar. Estados Unidos, con la iniciativa del presidente Bush, hace un aporte pero ‘se corta solo’, al margen de los lineamientos internacionales (ver aparte). El resultado es que las terapias antirretrovirales no llegan más que al cinco por ciento de los que las necesitan”.
En cuanto a los tratamientos en sí, se perfeccionan dentro de los lineamientos que, desde la conferencia de Vancouver en 1996, apuntan a convertir el VIH/sida en una enfermedad crónica tratable. En Bangkok, lo destacable es “el estudio de estrategias de interrupciones programadas de los tratamientos, a fin de reducir la exposición total del paciente a los medicamentos a lo largo del tiempo –señaló Cahn–, y continúa la tendencia a diseñar terapias más simples y fáciles de seguir”.
Para Cahn, su designación como presidente de la IAS –empezará a ejercer en 2006– “tiene un fuerte contenido simbólico: aunque la Sociedad siempre se preocupó por la situación de la enfermedad en las regiones en vías dedesarrollo, es la primera vez que se designa un presidente que no proviene de los países centrales”. Esta designación sería un reconocimiento “no sólo personal, sino al trabajo que profesionales y ONG hemos hecho en la Argentina desde hace muchos años, en investigación clínica y en la lucha por el acceso a los tratamientos”. Pedro Cahn fue el primer presidente de la Sociedad Argentina de Sida y es uno de los creadores de la Fundación Huésped.

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