Jue 11.04.2002

SOCIEDAD

Un estudio mostró que la represa de Yacyretá provoca inundaciones

Según el trabajo, financiado por la Comunidad Europea, el nivel del agua de los Esteros del Iberá aumentó unos 80 centímetros.

Un informe presentado ayer por un grupo de científicos de universidades argentinas, brasileñas y europeas planteó que la construcción de la represa Yacyretá provocó un aumento del nivel de agua en los Esteros del Iberá, lo que generó la inundación de numerosas tierras productivas y la pérdida de hábitat animales. Según los cálculos del proyecto –que fue financiado por la Comunidad Europea–, a partir del inicio de las obras aumentó notablemente, en promedio unos 80 centímetros, el nivel de agua de este lugar. La situación puso en alerta a las autoridades correntinas, cuya Cámara de Diputados llamó a una sesión especial el 21 de marzo para debatir el tema. La posibilidad de que la represa eleve su cota a 83 metros –de los 76 actuales– reabre el debate sobre las consecuencias ambientales de las grandes obras hídricas.
En el marco de un simposio internacional sobre Teleobservación del Medio Ambiente, organizado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), se dieron a conocer las conclusiones del proyecto que, a través de imágenes satelitales, pudo analizar la correlación existente entre las obras de Yacyretá y las modificaciones en los esteros. “Si tomamos el promedio de precipitaciones anuales que es de 1502 milímetros, y lo contrastamos con la salida de agua a través de la evaporación y el río Corrientes que da 1542 milímetros, quiere decir que salen 40 milímetros más de los que entran, por lo tanto en 10 años tendríamos que tener 40 centímetros menos y no 80 centímetros más”, explicó Graciela Canziani, matemática y ecóloga de la Universidad Nacional del Centro.
El impacto de este incremento se mide en la inundación de 100 mil hectáreas productivas y el anegamiento de otras 200 mil, además de la pérdida de 50 mil cabezas de ganado en los últimos cinco años sólo en el distrito correntino de Ituzaingó, según datos de la Fundación Vida Silvestre Argentina, que también colaboró con esta propuesta.
Los 13 mil kilómetros cuadrados que abarca este humedal sufrieron infinidad de cambios. “Lo más obvio es la presencia de una invasión de agua que causa gran impacto”, comentó Steven Loiselle, de la Universidad de Siena (Italia). Los especialistas marcan un quiebre en 1989, ya que hasta ese año se mantenía un promedio histórico del nivel de agua. Entre abril de 1989 y noviembre de 1990, el incremento fue de más de un metro, en coincidencia con la etapa central de las obras. En aquel momento se produjo “un ingreso muy grande de agua mensualmente hasta que el sistema pudo estabilizarse”, contó Canziani. “Pero a partir de 1994 comienza a ingresar una cantidad extra que se filtra desde la represa a través de la arena”, agregó.
El trasvasamiento de agua hacia los esteros, tanto a través de la arena como de fracturas en el basalto, provocó la pérdida de hábitat para fauna y afectó también a plantaciones forestales. “Cuando el agua se eleva, hay tierras que quedan bajo el agua y gente que se queda sin trabajo”, graficó Margarita de Vaquer, productora agropecuaria de zona. De acuerdo con el informe de Vida Silvestre, el aumento a 83 metros de la cota de la represa representaría la inundación permanente de 107.600 hectáreas, de las cuales “cerca de 105 mil corresponden a ecosistemas naturales”. También implicaría la necesidad de relocalizar el parque industrial de Posadas y hasta la reubicación de los habitantes de esa ciudad. “Lo importante es establecer un equilibrio para hacer una explotación hidroélectrica, mitigando el impacto que pueda tener sobre el ecosistema natural y productivo”, consideró Canziani.
Producción: Romina Ruffato.

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