SOCIEDAD
› PAPELON Y APARTAMIENTO DEL JUEZ DE DOLORES, POR UNA EXTRADICION
El ex juzgado de Bernasconi es un karma
Un fiscal paraguayo intervino personalmente en la detención de dos prófugos, sin conocimiento de la Cancillería argentina. El juez federal Raúl Cavallini lo consintió. El caso es un manual de errores. La Cámara marplatense lo apartó por parcialidad.
› Por Horacio Cecchi
La ciudad de Dolores tiene un karma: su Juzgado Federal, más conocido como el ex despacho del ex juez Hernán Bernasconi. En el karma dolorense cursa, actualmente, el pedido de extradición a Paraguay de una pareja acusada de participar del secuestro de un potentado tabacalero en Ciudad del Este, el año pasado. En diciembre, un fiscal y policías paraguayos cruzaron la frontera, aparecieron en territorio bonaerense, pidieron la captura de la pareja e intervinieron en las detenciones, sin notificar a la Cancillería. Nadie sabe quién los autorizó porque en el expediente no figuran las actuaciones. La Cámara marplatense consideró que el juez del karma, Raúl María Cavallini, a cargo del caso, fue parcial porque se interesó en apurar la extradición; recomendó a los detenidos que aceptaran el traslado; no convocó al defensor cuando correspondía; y, para colmo, se comunicó al celular del fiscal guaraní para recordarle que a la Justicia paraguaya se le vencía el plazo. Su actual señoría del karma amaga con seguir y mejorar la senda del ex dueño del despacho: lo acaban de apartar del caso, que puede derivar en un escándalo internacional.
El 31 de julio del año pasado, el empresario paraguayo César Cabral fue secuestrado cuando salía de su hacienda tabacalera en Hernandarias, Paraguay. Cinco días después, fue liberado en la misma Ciudad del Este (ver aparte). A los pocos días empezaron los operativos y pedidos de captura. Según la Justicia paraguaya, son 13 los involucrados en el caso. Hasta acá, toda la información se generó del otro lado de la frontera. Pero de este lado se fue tejiendo otra parte de la historia, si es que se trata de la misma historia. Librada Fernández Lezcano y su pareja Matías Ariel Aranciaga son, para la Justicia paraguaya, dos de los prófugos que se ocultaron en territorio argentino. De ellos se trata.
El 1º de diciembre pasado, Manuel Trinidad Colman se presentó en la DDI de La Matanza y mostró credenciales que dejaron boquiabiertos a los polis: Colman es el fiscal adjunto de Lulio Vicente Gamarra, fiscal del Crimen de Ciudad del Este y a cargo de la investigación del caso Cabral. A Colman lo acompañaba el suboficial mayor Raimundo Machado, de la Brigada Antisecuestros guaraní.
En ese momento, los de la DDI se enteraron de que en Paraguay existía la causa 3538 “Ignacio Benítez Zoilan y otros”, en la que se investigaba el secuestro de un tal Cabral. Según el propio Colman, habían rastreado el celular de Aranciaga, habían detectado que lo operaba desde algún punto de Villa Luzuriaga, La Matanza, y contaban con datos de domicilios de Dolores y Madariaga.
“¿Y en qué podemos ayudarlo?”, preguntaron los de la DDI. “Quiero su captura”, dijo Colman. El pedido fue presentado por el propio fiscal ante el juez federal de La Matanza, Jorge Rodríguez. Con una celeridad pasmosa, ocho horas después, ya en Madariaga, los DDI matanceños detectaban una 4x4 Nissan Pathfinder con patente paraguaya. La siguieron hasta la avenida Bunge, de Pinamar. Había tres personas en ella. Una semejante a la descripción de Aranciaga. El 2 de diciembre, en Madariaga detectaron otra 4x4, esta vez una Mitsubishi blanca también paraguaya. Contaban con datos que la indicaban como la camioneta de Librada Fernández. Ese mismo día, el juez Rodríguez se declaró incompetente. La causa recayó entonces en su señoría del karma.
Con los datos aportados, el juez Cavallini no vaciló y ordenó las detenciones, que tuvieron lugar sobre la ruta 11. Los relatos posteriores de testigos, de un policía y de los propios detenidos, indicaron que las órdenes las daba un personaje con acento paraguayo y que en el lugar había dos vehículos con patente de ese país, además del que usaban los detenidos.
Se iniciaron los trámites “formales” del juicio de extradición. Ya se verá el porqué de las comillas. Por empezar, al interrogar a la detenida, Usía del karma se enteró de que tenía un nombre diferente (María Luisa Fernández) al que figuraba en el pedido de extradición. Cavallini recibióel pedido de extradición corregido, pero recién un mes más tarde, con lo que aquella indagatoria comenzaba a tomar el color transparente de la nulidad. De hecho, el abogado de los detenidos, Miguel Rossi, defensor oficial de Dolores, pidió la recusación del juez, cuestión que la Cámara Federal de Apelaciones marplatense decidió el 2 de junio pasado.
En el fallo del tribunal, al que tuvo acceso Página/12, el traspié de la identidad es apenas un detalle menor. Quizá, lo que más impactó en la decisión de los jueces fueron dos extrañas llamadas telefónicas de Usía del karma a Paraguay. El número al que llamó fue el del celular del fiscal Colman. Como no lo encontró, llamó al día siguiente a los tribunales paraguayos para hablar con el fiscal subrogante, Alcides Blanco. Las llamadas se realizaron pocos días antes de que venciera el plazo de detención.
“Comunicaciones raras por cierto”, las definió el juez de Cámara Jorge Ferro. El mismo juez se preguntó “¿cómo conoció el Dr. Cavallini nada menos que el teléfono celular de un fiscal extranjero?”, para después intentar saber “cuál es la razón de tal comunicación”, señalando que “tal recaudo o gestión no es contemplada por las normas vigentes”.
Según había citado el propio usía del karma, se comunicó “con el fin de determinar el estado en que se halla el trámite sobre el pedido de extradición”. Ferro consideró que “si hubiera vencido el plazo, la obligación del juez era dejarlos inmediatamente en libertad, mal que le pese” (sic). Y luego agregó que Cavallini “parecería haberse interesado sobre el trámite de la documentación y cabe interrogarse con qué objeto... cuando más debía preocupar a las autoridades del país extranjero que a un magistrado local”.
El juez Cavallini también había explicado que su interés estaba urgido porque lo preocupaba la situación de los detenidos. “Si bien ello es loable –dijo Ferro–, pero obligatorio en su condición de juez federal, lo efectuó casi al finalizar la detención. Tal preocupación no la materializó durante el lapso de detención pues no consta haber concurrido a sus lugares de detención.” O sea, todo mal.
También, Cavallini había argumentado que el trámite de libertad caería un domingo (por eso su urgencia). El argumento “no resiste el menor análisis –sostuvo Ferro–, pues en materia de libertad, todos los días son hábiles”.
A todo esto, Ferro agregó “la ausencia de defensa” (Rossi no fue citado como defensor oficial hasta varios días después de las detenciones) y que Cavallini “habría aconsejado o sugerido que debían consentir la extradición y en meses recuperarían la libertad, conceptos estos que de ninguna manera son prudentes en la conducta de un magistrado” (otra vez sic).
Por su lado, la camarista marplatense Graciela Arriola agregó que “creo oportuno recordar que ésta no es la primera vez que declaro nulo un decisorio del doctor Cavallini. En varios casos lo fue por haber, el juez hoy nuevamente recusado, intervenido en la misma causa, primero como fiscal y como magistrado a posteriori”.
Ambos magistrados votaron por apartar a Cavallini del caso. El tercer camarista, Alejandro Tazza, sostuvo, en cambio, que el interés de Cavallini en el trámite de extradición “no implica de modo alguno haber dado consejo a alguno de los interesados en el expediente, sino por el contrario, indica la preocupación del magistrado de cumplir con su función ya que debía resolver, indefectiblemente, la situación de las personas que habían sido puestas a su disposición”, y poco después aclaró que “en modo alguno puede considerarse como dar consejos a una de las partes en detrimento de otras, ya que, de haber sido ésa su intención, no hubiera dejado la constancia de tales llamados en el expediente respectivo”, aclaración que de ningún modo debería el lector tomar como un consejo para la próxima. Tazza, obviamente, votó en contra del apartamiento.Dos contra uno. Y Cavallini, para este caso, dejó de ser usía del karma. Ahora, un conjuez deberá ser designado para reanudar todo aquello que Cavallini hizo mal o, simplemente, no hizo. En términos jurídicos, su actuación en el caso Aranciaga y Fernández podría juzgarse técnicamente como un papelón. En términos de política internacional, como un escándalo en puerta.
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