SOCIEDAD
Una prueba de vida, indicio del cercano desenlace de un secuestro
Una multitud de vecinos, amigos y compañeros del joven Nicolás Garnil, secuestrado el domingo en San Isidro, pidió anoche, frente a la casa de la familia, por su liberación. Los investigadores creen que la prueba de vida dada por los captores es “altamente confiable”.
En La Horqueta, en pleno corazón de San Isidro, anoche seguía la angustia de vecinos y familiares por el secuestro de Nicolás Garnil, a pesar de que se confirmó que los miembros de la banda que lo retiene suministraron a la familia una prueba de vida considerada como “altamente confiable” por los investigadores que siguen el caso a prudencial distancia. Centenares de vecinos, amigos y compañeros del joven de 17 años se reunieron anoche frente al domicilio familiar, en Julián Navarro 4243, en silencio, con velas, rezos y deseos de una pronta liberación. Fuentes judiciales estimaron que las negociaciones están “bien encaminadas” y confían en una pronta resolución del caso.
Fuentes cercanas a la investigación confirmaron ayer que la familia recibió una prueba de vida que parece confiable. El dato llegó después de una larga sucesión de llamadas telefónicas –algunas fuentes aseguraron que fueron 30 contactos con la familia entre el domingo y ayer– y provocó cierto alivio. “Todo hace pensar que las negociaciones están llegando de a poco a un acuerdo en cuanto al monto del rescate”, estimaron los investigadores. Uno de los voceros explicó que la “prueba de vida” consistió en el aporte de “un dato muy concreto sobre la familia, que sólo puede haber sido aportado por Nicolás”.
También se conoció el texto de una conmovedora carta escrita por Agustina Garnil, la hermana mayor de Nicolás. “Cerrá los ojos y pensá en nosotros, pensá en mamá, pensá en Ramiro y pensá que yo estoy todo el día pensando en vos. Además de ser tu hermana y tu madrina, soy tu amiga, y no sabés todo lo que te extraño.”
El único temor que se advertía anoche, tanto entre los familiares como entre los investigadores, era por la posibilidad de una “mejicaneada” entre bandas que pudiera interferir en el avance de las conversaciones. En los últimos tiempos, ese tipo de circunstancias complica la resolución y en algunos casos ha obligado al pago de más de un secuestro, como ocurrió en forma reciente en ocasión del secuestro del joven Cristian Ramaro.
“Seguridad. Nico=Nosotros”, decía la única consigna enarbolada, mediante una pancarta casera, por los centenares de vecinos, amigos y compañeros de colegio que se reunieron anoche, a partir de las 19, frente al domicilio donde vive la familia de Nicolás. “Que Dios nos guarde al país y al mundo entero, porque la inseguridad nos está cercando a todos”, dijo una vecina que participó de la silenciosa concentración, aunque admitió que no conoce personalmente a ninguno de los miembros de la familia.
“Nosotros estamos preocupados, sobre todo si pensamos en lo que pasó con Axel (Blumberg)”, comentó la misma vecina, aludiendo al desenlace fatal que tuvo ese secuestro y que provocó luego una conmoción a partir de la campaña iniciada por el padre del joven, Juan Carlos Blumberg. “No puede ser que a una persona la secuestren o la maten en la puerta de su propia casa, a las tres de la tarde”, se quejó una joven que dijo ser compañera de Nicolás en el colegio privado Pilgrim, de La Horqueta.
Los vecinos y amigos se congregaron en silencio, llevando velas encendidas en sus manos y rosarios colgando de sus cuellos. La mayoría rezaba, apenas susurrando las palabras, para pedir por la liberación de Nicolás, quien hoy cumple su sexto día en cautiverio. El chico pertenece a una familia muy religiosa. Su padre, Carlos Garnil, es médico especialista en diagnóstico por imágenes. Su madre es ginecóloga. El joven tiene dos hermanos, Agustina, de 19 años, y Ramiro, de 15. El estudiante secundario fue secuestrado el domingo pasado, cuando se dirigía a la iglesia, en compañía de su madre, para asistir a misa.
Agustina, la hermana mayor de Nicolás, autorizó ayer la lectura de una carta que escribió para Nicolás. El encargado de difundirla fue Juan Carlos Blumberg, quien mantuvo un encuentro con la familia. “Me aterra pensar que estás solo, me da miedo no saber cómo estás. Por favor, sé fuerte, no te resistas a nada y si alguien te trata mal no te dejes vencer por el miedo”, dice uno de los párrafos de la carta. “Además de ser tu hermana y tu madrina, soy tu amiga y no sabés todo lo que te extraño (...) nuestras charlas en mi cuarto fumando un cigarrillo y hablando de muchísimos temas. Doy mi vida entera y ofrezco lo poco que tengo para estar con vos.”