Contar con un registro de la trayectoria educativa y la situación sanitaria de casi 200 mil alumnos de todo el país durante toda su educación básica es el fin de un programa lanzado ayer por los ministerios de Educación y Salud. La iniciativa, que arrancará como prueba piloto con las mil escuelas más pobres de la Argentina, establece –entre otros puntos– la obligatoriedad de realizar tres controles médicos: al ingresar a la escuela, en sexto año de la EGB (o sexto grado de primaria) y en noveno año (o segundo del secundario).
“El objetivo de este seguimiento es que ningún chico abandone la escuela y que tenga las condiciones de salud que se merece”, destacó el ministro de Educación, Daniel Filmus, en una conferencia de prensa brindada ayer en Casa Rosada. El nuevo documento se distribuirá durante este año, como un plan piloto, entre 170.000 alumnos de las mil escuelas más pobres del país, para “brindar una atención integral a la población educativa con riesgo más importante”. Además, Entre Ríos decidió “universalizar” la distribución de esta libreta para los 26.000 alumnos del primer grado de las escuelas primarias de toda la provincia.
El ministro de Salud, Ginés González García, explicó que se medirá la talla y el peso de los alumnos, se realizará control de audición y fonación y se comprobará el cumplimiento del cronograma de vacunación obligatoria, además de detectar patologías. “Este control y seguimiento de los chicos tiene como fin no sólo mejorar su performance educativa sino cuidar su salud. Cuidar su salud implica no sólo que tenga mejor salud, sino también que pueda aprender y estudiar mejor”, señaló.
Desde las carteras explicaron que habrá dos formas básicas para instrumentar los estudios médicos: que los centros asistenciales vayan hasta las escuelas –como los programas médicos para infancia de la década del ochenta– o que las propias escuelas lleven a los alumnos hasta las salas de primeros auxilios.
Según los técnicos del programa, la Libreta Escolar y Sanitaria constituye un documento fundamental que integra aspectos sociales y pedagógicos, desde el nivel inicial hasta la finalización de la escolaridad obligatoria. Los indicadores que la integran (datos personales, familiares, de salud, del establecimiento, y sus respectivas modificaciones, entre otros) permitirán registrar la historia escolar, la asistencia y el rendimiento académico del alumno.
“Por primera vez se distribuirán un documento nacional para acompañar a los chicos a lo largo de toda la escolaridad obligatoria, desde la sala de cinco hasta noveno año de la EGB o segundo de la escuela secundaria”, señaló Filmus.