SOCIEDAD
Una mafia de empresas envasaba y vendía a clínicas oxígeno trucho
La Justicia detuvo a once personas. En la maniobra están involucradas dos empresas y dos comercios. Envasaban oxígeno de uso industrial en tubos para uso medicinal y lo vendían a clínicas.
› Por Pedro Lipcovich
Nunca se sabrá cuántos pacientes, de los que fallecieron en intervenciones quirúrgicas en clínicas bonaerenses, murieron por efectos de la sustitución de oxígeno medicinal por oxígeno industrial: la organización criminal que efectuaba el delito incluía una planta envasadora en Gregorio de Laferrère, una firma distribuidora que operaba en la zona sur del Gran Buenos Aires y por lo menos dos ferreterías, una en La Tablada y otra en Santa Teresita. Se sabe que el oxígeno “trucho” llegaba por lo menos a clínicas de Quilmes y de Santa Teresita. Se investiga si las clínicas que recibían este oxígeno estaban al tanto de su condición ilegal. Hay hasta ahora 11 detenidos. El gas se envasaba en más de 400 cilindros sustraídos a la empresa Air Liquide. El oxígeno medicinal tiene requisitos de pureza diferentes de los del que se usa para fines industriales y la sustitución del uno por el otro “podría poner en peligro la vida del paciente”, según manifestó el secretario científico de la Asociación de Anestesiología.
Según una fuente de la fiscalía de instrucción de La Matanza, a cargo de Fernando Carrera Fernández, todo empezó cuando un empleado de la empresa Air Liquide –la principal proveedora de oxígeno medicinal en la Argentina– se sorprendió al ver que, en una ferretería de la avenida Crovara al 2900, La Tablada, se cargaban tubos con el logotipo de la firma. El empleado informó a la empresa, cuyas autoridades efectuaron la denuncia policial.
El miércoles se allanó la ferretería y se detuvo a cuatro personas: Pablo José Mangino, de 51 años, y María Puzzo, de 49, dueños del establecimiento, y a los empleados Walter Fernández, de 33, y Juan Dajczak, de 53. Los tubos estaban dispuestos para ser trasladados a otra ferretería en Santa Teresita, desde donde serían distribuidos a clínicas del Partido de la Costa. Las pericias determinaron que contenían oxígeno industrial en lugar de medicinal.
Los detenidos se negaron a declarar. La causa será remitida a la Justicia Federal de Morón, “ya que, al ponerse en juego la salud pública, se trata de un delito de competencia federal”, explicó la fuente de la fiscalía. Mientras tanto, a partir de documentación secuestrada en la ferretería de Crovara, el juez de garantías Ochi Pinti dispuso más allanamientos, que empezaron a concretarse ayer.
“En la firma Braga, productora de oxígeno industrial, situada en la calle Del Tejar 5256, en Gregorio de Laferrère, detuvimos in fraganti a personas que cargaban tubos de oxígeno industrial en vehículos de la empresa Sur Medical, con domicilio en Lavalleja 1752, de Quilmes”, contó a Página/12 el comisario Pedro Oscar García, de la comisaría 13ª de La Matanza. Siete personas fueron apresadas en este procedimiento.
Los tubos “eran más de 400, tenían suprimida la numeración y habían sido sustraídos a Air Liquide”, según el comisario García, quien puntualizó que “Sur Medical provee oxígeno a distintas clínicas y centros de salud de Quilmes”.
¿Ignoraban las clínicas que el oxígeno que recibían era “trucho”? “Parece lógico que se dieran cuenta, pero todavía no tenemos ningún elemento de prueba”, contestó la fuente de la fiscalía que, además, señaló que Air Liquide no había denunciado previamente la sustracción de los tubos.
Sobre esa desaparición, según el comisario García, “la empresa Air Liquide nos explicó que, en su momento, habían firmado contratos con firmas con las que después hubo juicios y que nunca devolvieron los tubos”. Ayer, antes de que, al anochecer, se revelara que la cantidad de tubos era superior a 400, este diario había interrogado al director industrial de Air Liquide, Luis di Ciocchis, sobre si la firma cuenta con un registro de cilindros faltantes: “Tenemos un parque muy grande de cilindros en todo el país, y detectar que falten diez, como sería en este caso –afirmó–, resulta muy difícil; pueden estar en viaje, en algún camión, no se puede llevar un control tan fino”. El directivo anunció que “estamos en plena investigación interna para saber cómo llegaron los cilindros a manos de esa gente”.
Gerardo Ferrentino, secretario científico de la Asociación de Anestesiología de Buenos Aires, explicó que “el oxígeno medicinal tiene normas de fabricación reguladas por la Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica (Anmat)”. Las normas incluyen “que tenga como mínimo el 98 por ciento de pureza; el oxígeno industrial puede tener el 93 por ciento”.
El especialista advirtió que, “si se utilizara oxígeno industrial en anestesiología, los resultados podrían ser graves porque los instrumentos que empleamos están calibrados para una pureza superior al 98, de modo que las concentraciones reales serían distintas de las señaladas por el instrumental. Esto podría poner en peligro la vida del paciente”.
Además, “el oxígeno medicinal está sujeto a controles para eliminar gases tóxicos como el monóxido de carbono y a resguardos bacteriológicos”. Por último, “cada tubo debe estar registrado de manera que, si en el lote correspondiente se registró algún defecto, se pueda rastrear y recuperar cada envase”.