Mar 17.08.2004

SOCIEDAD  › ASEGURAN QUE LA BANDA YA ESTA IDENTIFICADA

Nicolás, un secuestro al voleo

Por la zona, por el horario, por las características del Chrysler Neon que manejaba Nicolás Garnil el domingo en que se lo llevaron, los investigadores están convencidos de que “fue un secuestro al voleo”, la modalidad que descarta un operativo de inteligencia previo sobre la víctima escogida. Además, según las fuentes policiales consultadas por Página/12, la banda que estaría integrada por “unas diez personas” mantuvo a Nicolás alojado en Garín o alrededores y en un solo sitio, tal como informó este diario en su edición de ayer. Aunque no descartan otras posibilidades, las pesquisas siguen de cerca a la banda de Cristian “El Hígado” Muñoz, prófugo de la Justicia y especialista en secuestros al voleo de tipo express. Desde hace veinticuatro horas, dijeron, la fiscal federal Rita Molina tiene los nombres en su despacho: “La banda está identificada, la policía sólo espera la orden para detenerlos”.
Garín es una de las zonas calientes del conurbano norte, donde se concentra la investigación de la Justicia por el secuestro de Nicolás. A pocos kilómetros de la Panamericana, la ciudad reunió en los últimos meses algunos capítulos de las historias de secuestros recientes, siempre vinculados con el Hígado Muñoz y su socio de andanzas, Maximiliano “Pachu” Peñaflor, detenido desde el 22 de julio pasado después de un tiroteo en la provincia de Córdoba.
La banda se especializó en robo de autos y en secuestros del tipo express, habitualmente cortos y al voleo. El primero que les adjudican es el del gerente de Telecom, Augusto Peña Robirosa, secuestrado en febrero de este año cuando regresaba a su casa de Bella Vista a bordo de un Audi. La segunda vez siguieron al arquitecto Carlos San Martín, de Pilar, que circulaba en un Volvo. La conexión del Hígado Muñoz en los dos casos estaría acreditada por pruebas y testigos. Más tarde se probó la participación en el secuestro de Cristian Ramaro de Tigre y en el de dos empresarios que viajaban en un Mercedes. Los padres de Cristian pagaron el segundo rescate en Garín y a los empresarios los dejaron en la villa Cri Cri, también de Garín.
En el caso de Nicolás, Garín apareció de nuevo. La banda lo liberó en un baldío de la zona, y los investigadores sospechan que en realidad estuvo alojado en esa ciudad o en sus alrededores durante los veinte días del secuestro. En esa zona se concentraron las últimas pesquisas.
María Inés Gaitán, una vecina del barrio Cabot, de Garín, fue quien encontró a Nicolás el sábado a la noche, “sucio y desaliñado”. Ayer relató uno de los momentos más difíciles del chico: cuando la policía apareció en su casa, para llevarlo. “En ese momento, (Nicolás) no se quería ir, quería que vinieran los papás a buscarlo, se aferró a mí y no se quería ir. Me miraba y me decía: ‘Yo no me voy, yo no me voy’.”

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