SOCIEDAD
› DURA POLEMICA LUEGO DE LA CARTA DE LA MADRE DE NICOLAS GARNIL
De secuestros y derechos humanos
Las críticas de Susana Garnil al Gobierno merecieron la respuesta de ministros, la titular de Abuelas y hasta del propio Blumberg.
La carta de la madre de Nicolás Garnil disparó una durísima polémica sobre secuestros, seguridad y derechos humanos. Susana Garnil apuntó contra todos pero hizo centro en la figura del presidente Néstor Kirchner y, en alguna medida, contra la línea de derechos humanos del gobierno nacional. Después de preguntarle al Presidente en su carta si la ayudará a encontrar a los responsables del secuestro, agregó: “De lo contrario, ¿me diría dónde podemos hacer un Museo de la Memoria por estas víctimas?”. A esa pregunta y a toda la carta le respondieron durante todo el día los ministros y el mismísimo Juan Carlos Blumberg quien, llamativamente, se manifestó en desacuerdo. Lo hizo incluso Estela Carlotto desde Abuelas de Plaza de Mayo. En diálogo con Página/12 manifestó su “preocupación” y señaló: “Desde mi lugar no me he sentido acompañada por ninguno de ellos (los Garnil) en estos 27 años y sepan que tengo un nieto secuestrado hace 27 años que no sé dónde ésta, y busco justicia, vivo y lucho, sin acusar a nadie”.
Todos los sectores aludidos directa o indirectamente por la carta de Susana Garnil dijeron lo suyo. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, fue uno de sus críticos más duros. Sobre la referencia al Museo de la Memoria, dijo que la madre de Nicolás es “parte de la Argentina que descubre el dolor cuando le toca”. Y agregó: “Nosotros queremos hacernos cargo del dolor de todos, también el de esta señora con el secuestro de su hijo”.
Susana Garnil difundió la carta el lunes a la noche en un programa de TV. Está escrita después de los veinte días del secuestro de su hijo, días en los que, dijo, “vivimos en el infierno. Durante ese infierno muchas veces pensé al saber de los llamados y declaraciones de diversos funcionarios: el médico llegó tarde, a pesar de que lo llamamos muchas veces”, agregó, en alusión a su profesión.
Dirigiéndose al presidente Néstor Kirchner, preguntó una y otra vez por los años y las penas que le daría a un secuestrador. “Le ruego que me conteste con un simple número” y agregó: “Ahórrese las respuestas políticas, como que no es cuestión de penas duras sino de combatir las raíces del delito. En eso estamos de acuerdo todos, pero yo, como médica, le digo: si un fumador sufre un infarto y se está muriendo, el médico que lo atiende en la emergencia no puede decirle que la solución para su infarto es dejar de fumar: debe aplicar en minutos medidas urgentes para salvarle la vida, y luego dedicarse a combatir las causas”.
El Presidente no le contestó. Lo hicieron sus ministros. El propio Alberto Fernández salió a rebatir lo de las penas: “Nos recomienda que veamos la pena de los secuestradores cuando fue este gobierno el que promulgó el incremento de las penas en los secuestros (prisión perpetua cuando el secuestro es seguido de muerte). Y después de eso siguieron ocurriendo secuestros y siguieron, y entre otras cosas ocurrió el trágico hecho de Axel Blumberg. Con lo que se demuestra que no es un problema de penas”. Luego agregó: “Entiendo que es médica y que, por lo tanto, no debe estar bien anoticiada”.
El otro que salió al escenario fue el ministro del Interior, Aníbal Fernández. En su carta, la madre de Nicolás le pidió a Kirchner una “respuesta de ciudadano a ciudadano” antes de preguntarle por qué no toma en sus manos el tema de la seguridad. “¿Qué pasa en este caso? ¿No le interesa? ¿No puede? ¿No quiere ocuparse personalmente de esto?” Aníbal Fernández se encargó de responder esas preguntas. “El Gobierno no se queda nunca quieto ni con la carta ni sin la carta.” Y en defensa del Presidente, su ministro dijo que “se ocupa de estos casos y lo sigue segundo a segundo, no le da lo mismo lo que pueda suceder”. Y que son “las fuerzas de seguridad y de inteligencia” las que actúan en la resolución de delitos.
La mención al Museo de la Memoria provocó durísimas críticas de distintos sectores. Entre ellos las Abuelas de Plaza de Mayo. “Se metió con nuestras víctimas, con nuestro dolor –le contestó Carlotto–, y esa frase me obliga a dar una respuesta desde mi lugar, porque no me he sentido acompañada porellos en estos 27 años de lucha y sepan esto todos los que opinan y levantan el dedo. Sepan que tengo un nieto secuestrado hace 27 años y que vivo y lucho, con respeto y sin acusar a nadie y busco justicia.” Aunque en su caso, Carlotto conoce quiénes son los responsables, dijo: “No se puede soplar con un ventilador acusaciones gravísimas como si fueran una cuestión de hoy: todo esto también es una consecuencia de la dictadura, de las leyes de impunidad y de la desigualdad social”. Es un desacierto, según advirtió, “acusar de este modo sembrando más miedo, más inseguridad y sin embargo lo hacen, hoy tienen la suerte de abrazar a su hijito”.
La madre de Nicolás incluyó en su carta una serie de propuestas. Para eso se dirigió “a todos los argentinos”, a los que convocó a sumarse a un reclamo para “gritarle al Gobierno hasta el cansancio ¡No podemos más!”. En la cruzada apeló a estandartes simbólicos para mantener el reclamo: banderas blancas en los balcones y cintas negras todos los jueves que “signifique un grito de miedo”. A las medidas propuestas sumó su adhesión, a la marcha convocada por Blumberg para 26 de agosto próximo, una cita que el ingeniero se encargó de retomar y recordar a lo largo del día. Aunque Blumberg después admitió que no está de acuerdo con las críticas de la señora hacia las políticas de seguridad del Gobierno y que hay que leerlas como producto “del dolor” de una madre.
Durante una entrevista radial, en tanto, el jefe de ministros también habló de la marcha convocada por Blumberg. Aunque admitió que el Gobierno va a prestarle atención, “creo también que esto no se arregla con marchas, se arregla con el compromiso de la gente”.
El último herido y quien no se privó de hablar fue el gobernador Felipe Solá. La mujer le había dicho: “Si fuera usted seguiría trabajando ciento por ciento del día en este tema”. Y agregó: “El paciente se muere, doctor”. El recogió el pañuelo para responderle mientras recibía de parte de Blumberg un pedido para que se “ponga los pantalones largos”. En la provincia de Buenos Aires, dijo el gobernador, “yo no estoy conforme con la seguridad”
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