SOCIEDAD
En otra carta, los Garnil ahora agradecen a Solá
Los padres de Nicolás escribieron otra misiva, esta vez al gobernador, para agradecer la actuación policial. El texto tiene cierta contradicción con la carta anterior, que criticaba a los gobiernos nacional y provincial.
Por R. K.
Susana y Carlos Garnil le dirigieron una carta al gobernador Felipe Solá para agradecerle la asistencia que tuvieron durante los 20 días del secuestro de Nicolás por parte del equipo de la Bonaerense que los acompañó en todo ese tiempo. La carta aparece como contradictoria con la anterior, en la que Susana Garnil criticó con extrema dureza a los gobiernos nacional y provincial, aunque poniendo el eje en que no se hacen suficientes esfuerzos para prevenir los secuestros. En esa carta también hubo puntos directamente políticos como las menciones al Museo de la Memoria o la pregunta al Presidente de cuántos años le daría de prisión a un secuestrador, cuando –como se sabe– el primer mandatario no es quien establece las condenas.
“Por la presente –dice la nueva carta de los Garnil– quisiéramos comunicarle este agradecimiento de nuestra familia por facilitarnos al equipo de la División Antisecuestro de la Policía de la provincia de Buenos Aires, integrada por el comisario inspector Pablo Bresi, el sargento primero Gustavo Segura, el oficial subinspector Cristian Blanco y los psicólogos, cabo primera Gabriela Travaso y el oficial principal Alejandro Osorio.”
“Dicho equipo no sólo demostró calidad profesional de primerísimo nivel, sino además una calidad y calidez humana, que en una situación como la que nosotros pasamos es imprescindible para poder sobrellevarla. Todos sus actos en nuestra casa fueron correctísimos, acertados y oportunos. Sin su asesoramiento, apoyo y contención, muy probablemente otro hubiese sido el desarrollo y conclusión de este drama que nos tocó vivir. Por tal motivo, siempre le vamos a estar agradecidos. Sin más, saludamos al señor gobernador muy atentamente, Carlos Garnil y Susana Chaia de Garnil”.
En realidad, el equipo de apoyo para los casos de secuestros extorsivos se viene formando desde hace pocos años, aunque Pablo Bresi ha sido uno de los tradicionales negociadores en casos de rehenes y situaciones extremas. Debe tenerse en cuenta que en 2001 hubo 46 secuestros extorsivos con negociaciones más bien largas, mientras que en 2002 la cifra trepó a 237 casos y a 306 denunciados en 2003, según las cifras que en su momento manejaron los hombres que trabajaron con el entonces ministro de Seguridad Juan José Alvarez.
La cuestión de contener a las familias de los secuestrados pasó a ser crucial, porque están sometidos a presiones dramáticas, que también se vieron en el caso Garnil:
- Hay bandas que llaman poco y torturan a las familias con esa falta de comunicación.
- Cuando finalmente se comunican, las llamadas son breves, de unos 20 segundos, insultantes y amenazantes: “Hijo de puta, no querés juntar la plata para que lo matemos al pibe”, por ejemplo. El familiar necesita mucho apoyo ante semejante presión.
- Sólo en el caso Garnil hubo 70 llamadas falsas. La familia necesita asesoramiento para asegurarse de que está tratando con la banda que tiene cautivo a su ser querido y, por lo tanto, se requiere una prueba de vida.
Todos estos aspectos complejos suceden dentro de la casa de la familia del secuestrado, mientras que afuera las cosas son igualmente difíciles, sobre todo en el terreno de la investigación. Se ha comprobado en forma reiterada la presencia de policías en las bandas, con lo que conformar un equipo policial confiable no parece fácil. El actual jefe de policía de Atlanta, Richard Pennington, el hombre que saneó una de las policías más corruptas de Estados Unidos, la de Nueva Orleans, dictaminó hace cuatro años que la Policía Bonaerense debía ser disuelta y que en la Federal había que desplazar al 25 por ciento de los oficiales. Ello indica que rearmar todo un andamiaje eficaz y confiable de investigaciones llevará, sea como fuere, su tiempo.