Daniela Lucero es violinista de una orquesta especial, se formó hace nueve años en Buenos Aires bajo un modelo venezolano donde los músicos son chicos de la calle. Daniela conoció la versión porteña hace unos ocho años, cuando se encontró con sus vecinos entre violines, violas y violoncelos. Estaban en el Centro de Acción Familiar de San Miguel. Ella ahora tiene 12, sigue en el barrio con sus vecinos, que ahora son parte de una de las siete orquestas infantiles que funcionan en el marco de un programa impulsado por la Secretaría de Cultura de Nación para barrios en riesgo. Daniela ayer tocó en una escuela del barrio Carlos Gardel, de Morón, un territorio donde la Secretaría desembarcó con 18 instrumentos para poner en marcha una nueva orquesta clásica en el barrio.
Daniela es sólo una de los 500 chicos del país que en este momento forman parte del Sistema Mundial de Orquestas Infantiles y Juveniles. El programa fue lanzado a mediados de los ’90 por iniciativa de la Unesco. Además de la Argentina, funciona en Venezuela, Ecuador, Colombia, Uruguay y en Chile. La Secretaría de Cultura acaba de lanzarlo en Morón entre los chicos de la villa Carlos Gardel. Orquestas semejantes funcionan en Chascomús, Santa Rosa de La Pampa, Jujuy, Trelew, Lugano y en la Villa 31 de la Ciudad de Buenos Aires. Chicos en el barrio Ciudad Evita y de San Miguel integran la orquesta del Consejo del Menor, Familia y Adolescencia de la Nación, donde ahora toca Daniela: “Mi papá tenía mucho oído para la música, pero cuando era chico no lo dejaron estudiar porque tenía un padre militar y decía que eso era para maricones”. Ella recogió la herencia.