SOCIEDAD
› EL ACUSADO POR EL CASO FLORENCIA MACRI DICE QUE HABLO “POR AMOR”
Confesión de un secuestro artesanal
Dijo que planeó todo hojeando una revista y que sólo usó un celular, una bicicleta y una casa alquilada. El fiscal pidió 11 años.
Martín Zidar tuvo la idea de secuestrar a Florencia Macri cuando vio su foto en una revista de la farándula que hojeaba en prisión. Cumplía condena por robo a mano armada, le quedaban cuatro años y gozaba de salidas transitorias. Durante una de éstas conoció a su cómplice, del que sólo se sabe su apodo, el Tero. El secuestro que conmovió al país fue un verdadero miniemprendimiento de Zidar: para llevarlo a cabo utilizó, además de la revista, “una casa alquilada, un teléfono celular y una bicicleta”. Los detalles no surgen de la investigación sino de la propia confesión del acusado, en el juicio oral que se le sigue en los tribunales porteños. “Conté todo por amor”, afirmó Zidar ante los jueces. Cumplió con un pedido que le había hecho su novia, para “aliviar su conciencia”, y se reconoció culpable “en un 90 por ciento” por el secuestro de la hija menor del empresario Franco Macri. Su defensor pidió cinco años de prisión y el fiscal, once.
La inesperada revelación del acusado tuvo lugar el jueves a última hora, durante una sesión secreta del juicio oral que tiene a Zidar como único imputado. Se lo había pedido su pareja, María, una joven viuda a la que conoció mientras estaba preso.
Zidar se preocupó por desligar al Tero, que sólo lo ayudó a “levantar” a Florencia a la salida de la Universidad de Cine de San Telmo a la que asistía. La trasladaron hasta una casa de Moreno en un Peugeot 206, único lujo en este secuestro artesanal.
Para dejar en algún punto de Buenos Aires una carta escondida con un mensaje para la familia Macri, Zidar se desplazaba en “tren, colectivos y bicicleta”. Una de estas misivas, dejada debajo de un puente cerca de Campo de Mayo, decía “el bisturí corta bien. Te pedimos bajo perfil”. El papel tenía manchas de sangre, que según Zidar le pertenecen a él, porque no quería lastimar a la hija del empresario “ni siquiera con un pinchacito en el dedo”.
El castillo de naipes que construía el secuestrador se vino abajo el día en el que su celular se quedó sin batería. Entonces, contra todo lo que indica el manual del secuestrador bonaerense, Zidar continuó con las negociaciones desde un teléfono fijo. Peor aún: siguió usando el mismo aparato, en ese momento intervenido por la División Antisecuestros de la Policía Federal, días después de la liberación de Florencia. Así fue que lo descubrieron cuando llamó a una remisería para pedir un auto.
Zidar también dio a la Justicia la dirección de la casa de Moreno en la que dijo haber dejado, ocultos en un pozo, los 755.000 dólares abonados como rescate. En esa vivienda pasó Florencia su cautiverio de seis días. Ayer se dispuso el allanamiento del lugar, pero la plata no apareció. Lo que sí había era un pasamontañas que el secuestrador se ponía para atender a la joven, un chaleco antibalas, una pistola nueve milímetros y balas. El fiscal Julio César Castro pidió ayer una pena de 11 años para el acusado. Si se le sumaran los cuatro años pendientes por el delito anterior, la condena de Zidar debería resultar de 15 años. Pero como con su confesión el acusado demostró interés por resolver el caso, el fiscal consideró que una pena total de 11 años sería adecuada.
Por su lado, la defensa solicitó que la condena fuera de cinco años, ya que “el daño para la salud de Florencia Macri fue mínimo, no hubo uso de armas, ni maltrato, ni presión psicológica”. En su alegato, el abogado Mariano Marcovecchio se refirió a la declaración del remisero que llevó a la chica a su casa tras la liberación. El chofer contó que durante el viaje Florencia le dijo: “Me trataron mejor que mi mamá”.
“La familia Macri es reconocidamente poderosa desde el punto de vista económico, con lo que el perjuicio a su patrimonio por el pago del rescate es insignificante, sin contar con que ese daño podría haber sido subsumido en una póliza de seguro”, evaluó Marcovecchio.
“Lo infantil de su razonamiento (de Zidar) desbarató la red de lucubraciones de los investigadores, que creían haber encontrado una complejísima banda de secuestradores”, señaló el abogado. Valiéndose de esta apreciación, durante los primeros días del juicio, el acusado se había declarado inocente, e inculpó a quienes hoy están detenidos por el secuestro de Patricia Nine.
El tribunal oral número 16 pasó a cuarto intermedio hasta el próximo martes a las 10, cuando le ofrecerá a Zidar la posibilidad de dirigir sus últimas palabras antes de que los jueces emitan su veredicto, lo que ocurrirá ese mismo día por la tarde.