SOCIEDAD
La chica que escapó del infierno y logró salvar a sus compañeras
Logró huir de un prostíbulo, en Córdoba, donde la tenían esposada. Luego denunció que allí la torturaban. Tras su denuncia, la policía rescató a otras cinco mujeres, una de ellas menor.
Un día, la chica descubrió que ya podía sacar la mano de la esposa que la ataba a un caño. Así de flaca estaba. Se escapó y, pese a su debilidad, caminó tres kilómetros al costado del río Carcarañá, al este de la provincia de Córdoba, hasta caer desmayada ante unos trabajadores que cosechaban trigo. Llegó la policía y les contó su historia. Al instante los uniformados rodearon el bar Puente de Fuego, en plena Pampa Húmeda, y rescataron a cinco mujeres, una de ellas menor de 16 años, que eran obligadas a prostituirse. A las que se resistían se las “castigaba” encerrándolas por días en una cueva, al margen del corredor fluvial. En el hospital donde está internada, la chica que logró escapar de ese infierno relató que allí las torturaban con corriente eléctrica y hasta las forzaban a ingerir orina y materia fecal. Ahora, la pesadilla terminó.
El hombre de la caverna está detenido. Resultó ser Jorge Luis González, ex policía de la Federal, según él mismo aseguró. Regenteaba un bar en medio del campo en Inriville, un pequeño poblado de 4 mil habitantes, en su mayoría dedicados a tareas rurales. El pueblo está conmovido. “Si en la ciudad un tema como éste causa repudio, imagínese acá, donde nos conocemos todos”, dijo un funcionario municipal.
La chica que logró escapar –tiene 19 años y su nombre no se revela porque es menor– había llegado a ese lugar engañada. González, que nació en Buenos Aires, le habría dicho que tenía un puesto como cocinera. Cuando ella se enteró de qué se trataba, “se rebeló”, indicó a Página/12 Héctor Nazzetta, 2º jefe de la Departamental de Marcos Juárez, a cargo de las investigaciones. Para que no intentara fugarse, González diseñó la cueva de tres metros de alto por dos de ancho, con un caño en el medio, al que soldó esposas para sujetar a las penadas. Una chapa tosca hacía de techo. Estaba tapada de yuyos en una barranca al lado del río. Allí, la joven recibió heridas y fue violada repetidas veces. Sólo comía cuando le traían alimento “de lástima” y le preguntaban si ahora se iba a portar bien, relató el oficial.
Hace un tiempo, la joven había rogado a un cliente eventual que diera aviso de su situación a la policía. El hombre efectuó una denuncia anónima y los uniformados hicieron un allanamiento, que no dio resultado: las chicas estaban en la caverna, un sitio desconocido al que nunca habrían llegado de no ser por el relato de la joven. “Es más –dijo Nazzetta–, aun con los datos que nos dio ella nos costó encontrar el lugar”, distante a 70 metros de Puente de Fuego.
Es por eso que para el comisario inspector “parecía que estábamos ante un vacío legal. Controlábamos la parte pública del comercio y todo estaba en regla”, por lo que reconoció a González las cualidades de “muy hábil” a la vez que “inhumano”.
La chica que hizo la denuncia estaba en Puente de Fuego desde septiembre. En la cueva, durante los diez últimos días, hasta que el adelgazamiento le permitió fugarse. Todavía está internada en el Hospital Regional Abel Ayerza, de Marcos Juárez, a 20 kilómetros de Inriville, con un cuadro de desnutrición y deshidratación. Había llegado con quemaduras de cigarrillos y hematomas. Los detenidos son dos: González, de 37 años, y su pareja, una joven de 19, bajo los cargos de “promoción a la prostitución calificada” y “privación ilegítima de la libertad calificada”. La Fiscalía de Marcos Juárez pidió a la policía cordobesa que reúna pruebas, mientras se investiga si el hombre perteneció en verdad a la Federal.
En cuanto a la chica de 16 años recién cumplidos que fue rescatada del lugar, quedó a cargo de la Justicia de Menores. Había desaparecido hace cuatro meses de su hogar, en Santa Fe, adonde no quiere regresar, según fuentes de la causa. Las otras cuatro tienen entre 19 y 21 años. Tres son santafesinas, y la restante llegó de Paraguay en situación ilegal, por lo que aún se encuentra demorada. La que denunció todo es de Alejandro Roca, un pueblo del sur de la provincia donde quedaron sus dos hijitas y su familia, y adonde quiere volver cuando se recupere para intentar diluir los recuerdos de su calvario.
Informe: Sebastián Ochoa.