Mar 07.12.2004

SOCIEDAD  › ARRANCO CON CRITICAS A EE.UU.
LA CONFERENCIA DEL CAMBIO CLIMATICO

Una cumbre con Bush en la mira

En la primera jornada de la reunión, Estados Unidos intentó bloquear diversos encuentros que implican reconocer los problemas del cambio climático. Las ONG lo castigaron con el antipremio “Fósil del día”. Discurso de González García.

› Por Pedro Lipcovich

En la primera jornada de la Décima Conferencia sobre Cambio Climático –“COP-10”, que se inició ayer, en Buenos Aires, con delegados de 140 países–, 187 organizaciones no gubernamentales galardonaron a Estados Unidos con el “Fósil del día”, sarcástico premio al peor de todos, por intentar bloquear la discusión de asuntos como la situación de los pequeños países insulares cuya existencia física está en riesgo por la suba de las aguas oceánicas. El entredicho anticipa el probable tono de esta Conferencia, la primera que tiene lugar luego de la confirmación del protocolo de Kyoto, de reducción de emisiones contaminantes, que entrarán en vigencia en febrero, tras haber sido ratificados por Rusia; sólo Estados Unidos y Australia persisten en ignorarlos. El ministro Ginés González García, en la apertura de la Conferencia, advirtió que “en nuestro país, las consecuencias del calentamiento terrestre están ocurriendo ya”: señaló “el retroceso de los glaciares, inundaciones, tornados, aumento de precipitaciones”, así como “el aumento del dengue y otras enfermedades”. Sin embargo, hay que decir que todos los “fósiles del día” que se entreguen en la COP-10 castigarán a la Argentina, ya que estarán compuestos por trozos de carbón de Río Turbio, “símbolo de un modo sucio de producir electricidad, porque el gobierno argentino decidió reactivar esta mina en vez de recurrir a la energía eólica”, según las 187 ONG.
Ayer el representante estadounidense, Harlan Watson, anunció que su país sólo firmaría un tratado que “no cause daños esenciales a la economía estadounidense y que sea verdaderamente mundial, es decir, que involucre a todos los países”. El protocolo de Kyoto –que se firmó en 1997, pero recién empezará a aplicarse el 16 de febrero de 2005– obliga a reducir un 5,2 por ciento las emisiones producidas por combustibles fósiles, hasta 2012 y como resultado de economías de energía por países desarrollados, sin comprometer todavía a las naciones en desarrollo, que deberían empezar a bajar sus emisiones a partir de ese año.
En contraposición, Watson argumentó que “la prioridad de los países en desarrollo es reducir la pobreza”, lo cual implica “un crecimiento en su consumo de energía” y por lo tanto “el uso de combustibles fósiles”: así, los pobres deben seguir contaminando porque son pobres, y el rico no parará de contaminar mientras no pare el pobre. Por eso Watson sostuvo que “es demasiado temprano” para hablar de compromisos a partir de 2012. Estados Unidos –que produce el 25 por ciento de los gases con efecto invernadero– y Australia son los únicos al margen del protocolo de Kyoto, luego de su reciente ratificación por Rusia.
El “Fósil del día” que las 187 ONG otorgaron a ese país tuvo por causa específica “su intento de bloquear dos encuentros: uno sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y otro sobre Desastres Naturales”, en el marco de “la política de la administración Bush a favor de bloquear todo reconocimiento de los problemas del cambio climático”.
También Arabia Saudita recibió un Fósil por su intento de recibir compensaciones por eventuales caídas de ventas de petróleo. Durante toda la Conferencia, los Fósiles de cada día serán fragmentos de carbón de Río Turbio, “símbolo de un modo sucio de producir electricidad, relevante porque el gobierno argentino decidió reactivar esta mina y construir una nueva central eléctrica con ese combustible, en lugar de explotar el inmenso potencial de energía eólica de la Patagonia”, según las ONG.
Como ministro de Salud del país anfitrión, Ginés González García preside la Conferencia: “En la Argentina, las evidencias indican que el problema es más grave y ocurre con mayor velocidad que lo anticipado”, afirmó en su discurso inaugural, y mencionó “el aumento de la frecuencia e intensidad de tormentas violentas, la recurrencia de inundaciones catastróficas, el retroceso de los glaciares, la elevación del nivel del mar, la mayor frecuencia de tornados y el aumento sostenido de precipitaciones enextensas superficies de nuestro territorio” entre los “signos de que las consecuencias del calentamiento terrestre están ocurriendo ya”. Y destacó “un aumento de la incidencia del dengue y de otras enfermedades”.
Juan Carlos Villalonga, de la entidad Greenpeace Argentina, observó que “el hecho de que el nivel de precipitaciones en la Pampa Húmeda supere en 40 o 50 por ciento al registro histórico, exigirá readaptar toda la estructura vial, ferroviaria y de obras públicas, y la pregunta es qué países debieran pagar ese costo, resultado del calentamiento global”. Es el tema que en estas reuniones figura como la “adaptación” de los países a cambios climáticos ya producidos. El caso más dramático es el de los pequeños países insulares del Pacífico, que se unieron ante la amenaza de su desaparición por el ascenso del nivel del mar.
Militantes de Greenpeace instalaron, frente al Obelisco, un “arca de Noé” de 30 metros de largo, para ilustrar “las consecuencias del cambio climático, que provocará millones de refugiados ambientales”: en su interior hay una muestra que empezó a ser visitada por centenares de personas.

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