SOCIEDAD
Los rasguños de la víctima, parte de las pruebas de un homicidio
El constructor de Berisso habría matado a la pareja porque le reclamaba 4300 pesos. A él le pegó un mazazo, a ella la asfixió.
› Por Raúl Kollmann
Antes de morir, Marcela Basualdo rasguñó al constructor Walter Olmos, en un intento por defender a su marido, Jorge Torres. Ambos, la joven pareja de Berisso, fueron asesinados de manera brutal. El marido recibió un golpe de atrás que le abrió el cráneo: seguramente usó una maza. A ella la terminó asfixiando con una bolsa de nylon, aunque también recibió golpes de puño en la cara y fue arrastrada por el césped. Ayer, el maestro mayor de obras, detenido por el caso, se negó a declarar, pero las pruebas en su contra son abrumadoras. Para los investigadores, las evidencias indican que Olmos actuó solo. Sin embargo, persiste la duda sobre un llamado telefónico. El celular de Marcela nunca apareció, pero cuando el viernes pasado la familia buscaba a la pareja, llamaron a ese celular. Una mujer contestó y, de inmediato, cortó, por lo que ahora se trata de determinar quién era esa mujer.
Walter Olmos se negó a declarar ante el fiscal Sergio Delucis, amparándose en el hecho de que su abogado, Marcelo De Luca, no había tenido tiempo de leer el expediente. “Mi defendido va a declarar dentro de unos días”, le dijo el letrado a este diario.
De todas maneras, la situación de Olmos es más que comprometida. La autopsia de Marcela indicó que en su boca se encontró césped, arena y hojas de eucalipto, todos elementos que se corresponden con los hallados en una obra en la que está trabajando Olmos. Además, en un baldío ubicado al lado de la casa del constructor se detectó una lapicera Parker y un llavero pertenecientes a la pareja asesinada.
Por lo que se percibe del informe preliminar de la autopsia y de las investigaciones realizadas hasta el momento, Olmos reaccionó de manera violenta cuando los jóvenes le pidieron los 4300 pesos que le habían dado como adelanto para que empezara las obras de la futura vivienda de la pareja. Aunque el constructor dijo que no pasó nada, que él les devolvió el dinero, ellos le entregaron un recibo y se fueron, la historia parece que fue muy otra. Jorge Torres murió por el golpe en la nuca “efectuado con una maza o hierro –según dice el informe preliminar–, mientras que su esposa fue golpeada en el rostro y luego asfixiada con una bolsa de nylon”.
Una revisión médica de Olmos indicó que tenía numerosas cicatrices de rasguños. El constructor afirmó que se las hizo un perro, pero los forenses adelantaron que las marcas son compatibles con las uñas de un ser humano. Todo indica que Marcela se defendió y defendió a su marido hasta que el constructor la mató.
Olmos, que no tiene antecedentes penales, afronta ahora una pena de reclusión o prisión perpetua, ya que se trata de un doble homicidio con ensañamiento. Por la ferocidad y las características del asesinato, los investigadores creen que el constructor actuó solo. Es más, un testigo manifiesta haberlo visto en la noche del viernes paleando arena a la camioneta. Seguramente debajo de la arena estaban los cuerpos que luego enterraría en un descampado de Punta Lara, donde el lunes al atardecer fueron hallados por la policía. El testigo sostiene que vio a Olmos solo.