SOCIEDAD
› CIEN ENTIDADES AMBIENTALISTAS
EXIGEN CAMBIAR LA POLITICA ENERGETICA
“Somos los peores de Latinoamérica”
En el marco de la Cumbre Climática, piden que el Gobierno promueva fuentes de energía renovables y critican Yacyretá y Atucha II.
› Por Pedro Lipcovich
“La Argentina debe cambiar inmediatamente su política energética”, según reclamaron en conjunto más de cien organizaciones ambientalistas en el marco de la Décima Conferencia sobre Cambio Climático en Buenos Aires, COP 10. Según las entidades, “el Gobierno sostiene un doble discurso: mientras en los foros internacionales se declara a favor de las fuentes renovables y asume compromisos a futuro, sus planes energéticos reales tienden a una mayor dependencia del petróleo y el gas”. De todos los países de América latina, la Argentina es el que utiliza menor proporción de energías renovables –la del viento, la solar, la de origen orgánico–, las cuales no llegan al 10 por ciento del total. Los ambientalistas criticaron el proyecto de reactivar la construcción de la central atómica Atucha II –“es un disparate económico y ambiental”– y el aumento en la cota de la represa Yacyretá –“sin garantizar la provisión de energía, provocará el desalojo de 55.000 personas”–. Según los ambientalistas, las fuentes renovables también sirven para generar puestos de trabajo en mucha mayor medida que las convencionales.
Las cien entidades se nuclean en el Foro del Buen Ayre (Foroba), que fue reconocido como anfitrión por las 187 ONG del mundo presentes en la COP 10. En la presentación de ayer, Roque Pedace, de la ONG Amigos de la Tierra, afirmó que “la Argentina es el peor país de América latina en materia de energías renovables”. Basándose en datos de la Organización Latinoamericana de Energía, las ONG disciernen que la Argentina es el único país donde las fuentes renovables no superan el 10 por ciento.
Las entidades recordaron que “la Argentina, en conjunto con los demás países, se comprometió a que, en 2010, la región utilice por lo menos un 10 por ciento de energías renovables” y que “este año, en la Conferencia de Bonn sobre Energías Renovables, se comprometió a que, para 2013, el ocho por ciento de su energía eléctrica provendrá de fuentes renovables”.
Pero, según Pablo Bertinat –del Taller Ecologista de Rosario, integrante del Foroba–, “esto muestra el doble discurso del Gobierno, que defiende las fuentes renovables en foros internacionales mientras el Plan Energético 2004-2008 se apoya en los combustibles fósiles”. Pedace señaló que “al crearse la empresa oficial de energía Enarsa, se le encomendó destinar sus fondos básicamente a combustibles fósiles; su primera prioridad es la busca de petróleo off shore. Entretanto, las empresas petroleras remesan más de 2000 millones de dólares al año al exterior; una cantidad similar se gastó en un año de importaciones de fuel oil. Si se hubiera promovido el alcohol de origen vegetal como fuente de energía, como se logró en Brasil, no se habría producido el déficit energético que requirió esa importación”.
En la Argentina, el 47,4 por ciento de la energía viene del petróleo, el 42,9 por ciento del gas; la hidráulica no supera el 4,7 por ciento, la nuclear llega al 1,3 por ciento y del bagazo de caña de azúcar se obtiene un 0,8 por ciento: las demás se acomodan en un estrecho 2 por ciento. “Sin embargo –observan los ambientalistas–, las potencialidades argentinas en energías renovables son de las mejores de América latina, por ejemplo en la Patagonia para la eólica.”
Las ONG también se oponen a la elevación de la cota prevista para la represa Yacyretá: “Provocará el anegamiento de 56.000 hectáreas adicionales y el desalojo de 55.000 personas más, con pérdida de diversidad ecológica y cultural –afirmó Bertinat–. Según el BID, el costo de elevar la cota llegará a 1000 o 2000 millones de dólares, y el Presupuesto del año próximo contempla ya 600 millones para ese fin, que tampoco garantiza energía en el futuro: su finalización está prevista para 2008 pero jamás se cumplieron los plazos en Yacyretá”.
Juan Carlos Villalonga, de Greenpeace –una de las cien ONG–, insistió en que “es absurdo reactivar Río Turbio, en tiempos en que el uso del carbón como fuente de energía es mínimo”. También juzgó “un error” el propósito de concluir la construcción de la central atómica Atucha II: “Las plantas nucleares argentinas son las más caras del mundo. En estos días el secretario de Energía, Daniel Cameron, está en Francia para negociar la participación de ese país en Atucha II, con un presupuesto de 480 a 560 millones de dólares; las centrales nucleares en la Argentina, además de sus riesgos ambientales, funcionan a base de subsidios”.
Las ONG aseguran que las fuentes renovables son también más eficaces a la hora de dar empleo. Sobre la base de datos de la Cepal, sostienen que la misma cantidad de energía, obtenida sobre la base de etanol de caña de azúcar, genera 4000 puestos de trabajo contra sólo 50 puestos generados por la energía nuclear, y menos de 300 por el petróleo y el gas natural; la misma cantidad de energía eólica genera más de 900 puestos, y 5700 son los generados por la energía solar. “Actualmente en Alemania, la energía eólica ya está generando más empleos que la nuclear”, observó Bertinat.
Entre 1993 y 2003,la producción de energía eólica aumentó un 29,7 por ciento en el mundo; la fotovoltaica (solar), un 21,6 por ciento; el gas natural, sólo un 2,2 por ciento; la energía a base de petróleo creció un 1,3 por ciento, y la energía nuclear sólo el 0,6 por ciento.
Una fuente de la Secretaría de Energía de la Nación, ante la consulta de este diario, negó las afirmaciones de las ONG: “El país está invirtiendo en la represa Yacyretá, que, según indican todos los estudios, es mejor terminarla; en cuanto a Atucha, nunca ha habido inconvenientes con centrales nucleares en la Argentina, y además se desarrollan fuentes alternativas, como es el caso de la energía eólica en la Patagonia”.
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