SOCIEDAD
› MURIO LA CREADORA DE LA MUÑECA MAS FAMOSA DEL MUNDO
Barbie es una niña huérfana
Ruth Handler diseñó hace 43 años la primera muñeca con pechos y figura anoréxica, juguete de varias generaciones de nenas de todo el mundo. Luego se dedicó a fabricar prótesis mamarias.
Ha muerto, a los 85, la madre de Barbie. Ruth Handler, la mujer que creó hace 43 años la muñeca más famosa y vendida del mundo, falleció en un hospital de Los Angeles, por las complicaciones que le generó una operación de colon realizada hace unos meses. Handler terminó sus días peleando con un cáncer que la había dejado sin uno de sus pechos y que, paradojas de por medio, la convirtió en empresaria, pero no ya de juguetes, sino de prótesis mamarias para restituir las formas de mujeres de carne y hueso privadas de las formas que la muñequita exhibió desde su nacimiento. Handler, alejada de la megacorporación de juguetes que creó junto a su marido en la década del 50, desmintió hasta en sus últimas entrevistas a las feministas que siempre la hostigaron por promocionar un modelo de belleza machista y discriminador: “Barbie siempre representó el hecho de que una mujer siempre tiene opciones”, argumentaba.
Fue su hija Bárbara quien que le dio a Handler la idea de crear a Barbie, el juguete que la haría millonaria. Vacacionaba con su marido, Elliot Handler –en realidad la empresaria se apellida Mosko pero siempre usó el de casada– en Europa cuando descubrió a Lili, algo así como la protomuñeca de curvas y senos, en realidad un fetiche sexual que se vendía con cierto éxito en tabaquerías masculinas. Antes de ser muñeca, Lili, diseñada por Max Weisbroodt, había escandalizado desde un comic popular del amarillo diario alemán Bild Zeitung. Fueron unos shorts infartantes y ceñidos los que adornaron la breve cintura de Lili antes de que la reconvirtiera la Handler en Barbie. La norteamericana regresó a su país y en un año, con todo un equipo, terminó de parir a la muñeca con la que jugarían generaciones de niñitas yanquis, y buena parte de las chicas del globo con el dinero para hacerse de alguna de las versiones de la muñeca.
Lo cierto es que Handler tuvo sensibilidad y visión de futuro. Cuando creó la Barbie, ella y su marido ya eran propietarios de una fábrica de muebles para muñecas y tenían un capital de medio millón de dólares. Barbie fue pensada por Ruth, por su hijita Bárbara, por un maquillador de Universal Pictures y un marido de Zsa Zsa Gabor, el diseñador Jack Ryan. La pensaron en Estados Unidos, pero la fabricaron en Japón. Nipones fueron también sus vestidos y la primera lista de accesorios, que luego se convertiría en uno de los grandes negocios de la empresa de Handler, Mattel. De vender mueblecitos, Mattel pasó a facturar millones y a ser una de las 500 empresas más grandes de Estados Unidos: lleva vendidos dos mil millones de muñecas, y sólo para vestirlas con diseños de los modistos más reputados del mundo se han usado 115.000 kilómetros de tela.
Ruth Handler dedicó su vida a imaginar variedades de esta muñeca que ha tenido ya unas 500 profesiones diferentes, desde médica a esquiadora de competición. Criticada por el feminismo por imponer un ideal de belleza irreal y peligroso para las niñas, que al crecer y no alcanzar jamás la delgadez esculpida de la Barbie podrían frustrarse y llegar hasta la anorexia, Handler hizo de todo por desmentir que su juguete pudiera ser nocivo. Fue ella la impulsora de cambios en la muñeca y de su reproducción en diferentes etnias, coqueteando con la diversidad políticamente correcta. Así, hasta 1978, cuando la empresaria atravesó un escándalo que casi la deja sin fortuna: tuvo que dejar Mattel cuando una investigación judicial descubrió que había manejos fraudulentos en los libros.
Después llegó el cáncer. Handler perdió un pecho en una operación para extirparle un tumor. Ella, la creadora de la primer muñeca del mundo que tuvo senos, padeció la mutilación. Tras ese hecho la madre de Barbie abrió una nueva empresa, Ruthon, una fábrica de prótesis mamarias para mujeres con mastectomías. Mientras tanto, en Mattel, a su Barbie le siguieron haciendo modificaciones. Con unas medidas imposibles –proyectadas serían 96-35-86–, la rubia debilidad de las niñas tuvo una versión más rolliza, menos pechugona. Pero el mercado no la recibió muy bien. Y volvieron entonces sus dueños a venderla como la creó Ruth, la anciana que murió el sábado: a imagen y semejanza de esa trabajadora del sexo que fue Lili, algo así como el pasado porno de una virginal estrella.