SOCIEDAD
› LA BAJA EN EL NUMERO DE ARGENTINOS QUE INTENTAN IRSE DEL PAIS
La visa frenó el flujo de emigrantes
› Por Alejandra Dandan
La frontera de Estados Unidos se parece a un muro. La reinstalación del visado para los argentinos apareció cuando la ola de emigrantes crecía y desalentó el flujo de quienes buscan instalarse en el norte: entre enero y marzo las salidas desde Ezeiza hacia Estados Unidos cayeron casi un 120 por ciento. Y la restricción no sólo tuvo efectos ahí, también se quebraron las proyecciones de quienes anunciaban que este año habría unas 500 mil personas en pleno proceso de emigración: en enero el éxodo se había tragado a 23.198 argentinos, en marzo la cifra cayó a 5.328. El tránsito a España e Italia aún es constante pero no aumenta en los términos previstos. Aún así, hay analistas que están convencidos de que el fenómeno de éxodo continúa. Ahora hablan de nuevos destinos, más latinoamericanos. Hacia allí podrían estar marchando quienes se van sin pasar por Ezeiza.
En setiembre del año pasado, un estudio de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL) indicaba que el 2 por ciento de los encuestados en las ciudades más importantes del país habían dado pasos para emigrar en los siguientes doce meses. Con esa base de datos, el profesor Lelio Mármora, titular de la Maestría de Políticas Migratorias de la UBA, proyectaba que este año habría, al menos, unas 500 mil personas en pleno proceso de emigración. Hasta enero esa perspectiva se mantenía en pie.
–¿Y ahora?
–El fenómeno de migración continúa, de esto no hay dudas. Pero evidentemente se ha desactivado. Los números actuales parecen estar mostrando –dice Mármora– que no encaja esa sensación de “que todo el mundo se va” con lo que realmente pasa.
Los números a los que se refiere Mármora son los datos recogidos por la Dirección Nacional de Migraciones en el Aeropuerto de Ezeiza. En enero la diferencia entre quienes se fueron del país y los que entraron era de 23.198. En febrero fue de -256 y en marzo subió a 5.328. Esto coincide con la tendencia del tránsito hacia Estados Unidos. En enero hubo 2.206 personas que se fueron y no volvieron. Pero en febrero y marzo los datos se invirtieron: hubo 2.524 y 2.716 más ingresos que egresos.
Mientras tanto, el flujo hacia España todavía es estable. En enero se habían ido 4.209 más de los que entraron, y aunque un mes después fueron apenas 2.597, marzo volvió crecer: la diferencia entre entradas y salidas fue de 5.862. Los argentinos que se están yendo hacia allí son inmigrantes atípicos. En general los migrantes de todo el mundo suelen enviar remesas con dinero a sus países de orígenes, los argentinos no. “Por las características que tienen –dice Mármora–, la mayoría son jóvenes, estudiantes y de clase media, sus familias son quienes aún los están sosteniendo desde aquí.” Eso sucede porque quienes emigran no son los pobres sino la clase media calificada. Tal vez habrá que buscar en esa franja las razones que den cuenta del reflujo en el proceso de éxodo diagnosticado hace unos meses. Los controles de frontera son una de las políticas de migraciones diseñadas como un grifo: las fronteras se abren o se cierran de forma selectiva, y en general la selección está ligada a intereses económicos o políticos. Para quienes estudian las migraciones, esas reglamentaciones suelen impulsar o desalentar las corrientes de inmigrantes. La exigencia de un visado actúa en esa dirección pero también lo hace el cobro elevado de impuestos, las multas, la persecución a los extranjeros indocumentados o la renovación de los permiso de trabajo. Esto sucedió en Estados Unidos con la visa y con las dificultades que atraviesa la comunidad de extranjeros, y de argentinos, en La Florida. Pero también es lo que viene ocurriendo en España con las reformas sucesivas a las leyes de Extranjería y en los dos casos de deportación de argentinos que están en trámite.