SOCIEDAD
El documental que viene con un combo de polémica
Un cineasta comió un mes solo en McDonald’s. El resultado de su experiencia es un documental que está nominado al Oscar. Aquí hay dudas sobre cómo y dónde se exhibirá. La empresa busca que no sea en los shoppings, el mismo lugar donde hay locales de la cadena.
› Por Mariano Blejman
Morgan Spurlock se metió en el cuerpo una idea: la de comer durante un mes comida de McDonald’s. Esa metodología valiente se convirtió en Super Size Me (algo así como “extra-alárgame” o “super-engórdame”), uno de los documentales más aclamados en el mundo después del efecto Michael Moore, que se estrenará el jueves 24 de febrero y está nominado al Oscar como Mejor documental. Bueno, al menos es la intención. ¿Cómo se estrenará? ¿En qué cines se estrenará? ¿En qué condiciones sucederá después de las presiones que McDonald’s está haciendo entre los multicines –casi todos shoppings–, donde la cadena de comida rápida tiene locales? Antes de ser estrenado en Buenos Aires, el escándalo sobrevuela el mundillo del cine y amenaza extenderse a otros ámbitos. Paula Subnik, de la empresa Distribution Company, contó ante Página/12: “Más allá de las presiones, vamos a estrenar donde sea, como sea, en los cines que quieran estrenar”. Lo más curioso fue la respuesta de gente ligada a McDonald’s, que pidió reserva de nombre: “Nadie come un mes ni siquiera la comida de la suegra”, dijeron. Simpático. Por lo pronto, desde Estados Unidos, Spurlock prepara una batería de entrevistas en medios nacionales para contrarrestar las presiones.
La comida rápida norteamericana ha estado siempre en la mira de los movimientos globalofóbicos. Pero, tal vez, lo que provocó una profunda polémica en Estados Unidos fue que el propio realizador se dedicó a deglutir durante un mes, tres veces al día, los combos de McDonald’s y llevó a la pantalla los resultados obtenidos –incluso los médicos– en una forma satírica. Es una crítica ácida (nunca mejor usado el término) que muestra en pantalla grande los resultados catastróficos del experimento (desde vomitar desde la ventana de su auto a días de iniciar el experimento) hasta demostrar la intoxicación hepática que sufrió en carne propia. Su colesterol aumentó de 165 a 230, subió 12 kilos de peso, tuvo problemas respiratorios y todo gracias al tío Mac. El documental se llevó el premio en el pasado Festival de Sundance. Pero el éxito no ha sido sólo en Estados Unidos. En Australia consiguió en su apertura recaudar 350 mil dólares en sólo 26 pantallas, rompiendo el record de Bowling for Columbine de Michael Moore.
La posición de McDonald’s a nivel global ha sido que se trata de “una falacia desde el punto de vista médico”, por eso de que nadie come la misma comida un mes seguido, aunque fuentes de la empresa admitieron que se trata de un producto atractivo desde el punto de vista del llamado “nuevo periodismo”. Sugirieron también que Spurlock trataba de apuntar a McDonald’s porque es un asunto rentable (“¿a quién le importa la salubridad de los choripanes de la costanera?”, dijeron), aunque desde la empresa aseguraron que no se les ocurriría interrumpir el estreno porque provocaría “el síndrome Ferrari”.
La pelea entre distribuidora, exhibidores y McDonald’s ya hizo que se corriera la fecha desde el jueves 17 (cuando estaba programada originalmente) hasta el 24, día en que finalmente se estrenará. Según pudo averiguar este diario, las presiones no habrían sido directamente sobre la distribuidora –que pagó un alto precio por la película y que anteriormente distribuyó Bowling for Columbine y Fahrenheit 9/11 de Michael Moore sin mayores problemas– sino sobre los exhibidores de multipantallas, que suelen estar dentro de complejos donde se encuentra la casa de comida rápida (la comida rápida no es para llevar).
Por el lado de los exhibidores, Leonardo Racauchi, de la Cámara de Exhibidores Multipantalla, dijo a este diario que no tenía conocimiento sobre ninguna clase de presiones, pero admitió que Distribution Company “es un proveedor importante para las cadenas, que no pueden desestimar”. Tampoco quiso afirmar la exhibición David Saragusti, de Cinemark: “Lo primero que hacemos es tratar de ver la película antes de programarla. Por ahora no pudimos verla porque hubo un problema con la copia. Pero nada me hace creer que esto sea distinto”. Subnik desestimó cualquier clase deproblema técnico, aunque dijo que había demorado las funciones privadas porque estaba cambiando el subtitulado mexicano por uno acorde al mercado local. Saragusti, de Cinemark, aseguró no haber recibido ninguna llamada, ni indicación de McDonald’s. Sin embargo, este diario pudo saber que la empresa de comida rápida había puesto el grito en el cielo entre varios exhibidores. Por su parte, los de Showcase, Village y Hoyts no contestaron a los requerimientos del diario. Berp.