Sáb 26.02.2005

SOCIEDAD

“Es un mentiroso escudado en la Iglesia”, dijo el ministro de Salud

Se refirió así al obispo castrense, porque dijo que los preservativos no sirven para prevenir el sida. Baseotto recibió otro respaldo desde el Vaticano por parte de un amigo de Caselli.

› Por Mariana Carbajal

La polémica en torno del obispo castrense sigue creciendo. Ayer, el ministro de Salud, Ginés González García, calificó a monseñor Antonio Baseotto como “un mentiroso escudado en la Iglesia”, por afirmar que “el preservativo no sirve y que el virus (del sida) pasa por el látex”. En un intento por bajar el tono al tema, el obispo alegó que había sido sacada de contexto su escandalosa expresión en la cual afirmó que el ministro merecía que “lo tiren al mar” por repartir condones y por estar a favor de la despenalización del aborto. Sin embargo, la lectura de la carta a González García –publicada en forma completa en la edición de ayer de Página/12– no deja dudas sobre sus intenciones. Además, no era la primera vez que usaba esa frase: siendo obispo de Añatuya, en Santiago del Estero, la incluyó en el discurso inaugural de una “campaña por la sobriedad”. En ese caso –según pudo constatar este diario– consideró que los que expenden bebidas alcohólicas a los adolescentes “merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y los tiren de cabeza (sic) al mar”. En este contexto, Baseotto recibió ayer otro respaldo desde el Vaticano.
El apoyo de la Santa Sede llegó un día después de que el gobierno argentino formalizara ante al nuncio apostólico, Adriano Bernardini, el pedido para que el Papa cambie al obispo castrense. El espaldarazo provino de un argentino, el canciller de la Academia Pontificia para las Ciencias y las Ciencias Sociales, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, una de las autoridades más importantes a nivel científico del Vaticano. En un telegrama, Sánchez Sorondo le dice que la defensa de la posición en contra del aborto sostenida por Baseotto en su carta al ministro de Salud “fue fiel no sólo a tu deber de obispo sino también a tu fidelidad al Presidente como vicario castrense”. La elección de incluir al jefe de Estado en la nota se debería a que Kirchner ya se pronunció en contra de la despenalización del aborto.
El gesto fue interpretado en el ámbito eclesiástico local como una iniciativa personal, lejos de ser un pronunciamiento institucional de la Santa Sede. “Es un estudioso, no alguien influyente”, describió a Sánchez Sorondo una fuente de la curia. “Sería preocupante que el apoyo surgiera del cardenal (Angelo) Sodano o del arzobispo (Leonardo) Sandri”, número dos y tres de la Santa Sede, evaluó un funcionario de la Cancillería.
El telegrama de Sánchez Sorondo se suma a otro respaldo que Baseotto recibió desde Roma en los últimos días, de parte del cardenal Renato Martino, presidente de la Pontificia Comisión Justicia y Paz, la pastoral social del Vaticano. Detrás de ambas iniciativas, en la Cancillería ven la mano de Esteban Caselli, ex secretario de Culto y ex embajador en la Santa Sede en tiempos del menemismo. Caselli es íntimo amigo de Baseotto, con muy buenas relaciones con Sánchez Sorondo y con Martino. De hecho, Martino viajó especialmente a la Argentina en marzo de 2004 para casar a uno de los hijos de Caselli. El ex funcionario menemista fue designado en noviembre de 2003 “gentilhombre de Su Santidad”, título honorífico de mayor importancia que se otorga a los laicos en el Vaticano, y es también amigo del cardenal Sodano.
De todas formas, no se espera que la Santa Sede se expida a la brevedad sobre el futuro de Baseotto, más aún cuando la salud de Juan Pablo II está en jaque. La decisión debe tomarla la Congregación para los Obispos, una especie de ministerio del Vaticano encargado del nombramiento de los prelados.
Mientras tanto, en el país se profundizó la polémica. González García acusó al obispo castrense de ser “un mentiroso escudado en la Iglesia”. “Dijo que el preservativo no sirve y que el virus (del sida) pasa por el látex. Es una mentira calificada que no tiene el resguardo de la ciencia. Hace daño esta opinión, porque algunos creen y piensan que los preservativos no sirven”, agregó el funcionario nacional. En un intento de bajarle el tono al tema, Baseotto salió a hacer declaraciones. En diálogo con una radio de Añatuya, donde fue obispo antes de asumir la vicaría castrense, dijo que “se ha inflado el tema, se ha desfigurado completamente sacando de contexto” sus expresiones hacia el ministro. “Lo que en el fondo se ve es una campaña en contra de la Iglesia”, añadió. Pero una simple lectura de la carta enviada a González García no deja lugar a dudas que lo que reprodujo la prensa fue una cita textual de su misiva. No era la primera vez que apelaba a la alegoría bíblica que desató el escándalo. Página/12 ubicó un discurso del prelado del 28 de abril de 2000, cuando todavía dirigía la diócesis en Santiago del Estero, con motivo de la inauguración de una “campaña por la sobriedad”. En ella se lanza contra el consumo de alcohol y de drogas de parte de los jóvenes. Y dice: “Quienes expenden bebidas alcohólicas a los adolescentes y más: proporcionan droga, son asesinos (...). Esos chicos y chicas que acuden a sus boliches y quioscos, no son clientes, son víctimas. Y ustedes, que los corrompen, merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y los tiren de cabeza (sic) al mar”.

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