SOCIEDAD
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Basura Cero no es voluntarismo
Por Juan Manuel Velasco *
Albert Einstein señaló alguna vez que “hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, se entiende por voluntarismo “la doctrina que propugna la superioridad de la voluntad sobre la inteligencia o el pensamiento”; en tanto que voluntad es “la facultad de hacer o no hacer una cosa, la intención o el deseo de hacer una cosa”. Así, calificar de voluntarista una propuesta o una acción es, en realidad, descalificarla por atentar contra la inteligencia o el raciocinio de las personas.
La propuesta de Basura Cero no es para nada voluntarista. Implica plantear objetivos progresivos de reducción de la disposición final de los residuos domiciliarios hasta alcanzar la meta de que todo residuo sea reciclado, reutilizado o reaprovechado.
Adoptar esta política significa reducir los riesgos de contaminación que presentan los rellenos sanitarios a partir de la emisión de gases y de líquidos que produce la basura en descomposición (lixiviados) y eliminar la contaminación lacerante que producen los basurales a cielo abierto.
El principio de Basura Cero, además, tiene implícito un concepto diferente de la forma de encarar el problema de la basura en las ciudades, poniendo el acento en el reciclaje y no en la disposición inútil e improductiva, así como en una visión crítica del consumo, de la pérdida ociosa, de la irresponsabilidad corporativa e individual, avanzando hacia los objetivos de responsabilidad, autosuficiencia y sustentabilidad.
En el mundo, San Francisco, Washington y Toronto, entre las ciudades, y Australia y Nueva Zelanda, entre los países, han adoptado a nivel gubernamental esta política. Bélgica, Dinamarca, Alemania, Italia, Holanda, Suecia, Bulgaria, Noruega y hasta los Estados Unidos han reducido drásticamente la cantidad de basura dispuesta en los rellenos sanitarios en todo su territorio.
La Ciudad de Buenos Aires fue pionera en desterrar los basurales a cielo abierto para disponer rellenos sanitarios, lo que significó un importante avance en materia de calidad de vida para los ciudadanos. Después de más de un cuarto de siglo, la Ciudad de Buenos Aires debe dar un nuevo paso. Y ese nuevo paso es la adopción de la política de Basura Cero.
Así lo entendimos un grupo de diputados que, con la colaboración de Greenpeace, presentamos un proyecto de Ley de Gestión Integral de los Residuos Sólidos Domiciliarios que se inspira en esta política.
Se trata, en definitiva, de una parte más de la batalla cultural por instalar una mirada que contemple a todos, una mirada impregnada en una cultura distinta. Y para lograrlo se requiere voluntad. En este, como en tantos otros temas, podemos seguir a Victor Hugo: “A nadie le faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad”.
* Diputado de la Ciudad, presidente de la Comisión de Ecología de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.