Vie 01.04.2005

SOCIEDAD  › MURIO LA MUJER QUE ESTUVO LOS ULTIMOS 15
AÑOS EN ESTADO VEGETATIVO, PERO LA POLEMICA SIGUE

Terri Schiavo o el final de una larga agonía

Desde hace 13 días, por orden judicial, le habían retirado la sonda que la alimentaba. Fruto de un conflicto familiar, el caso fue tomado como propio por el presidente Bush y abrió el debate sobre hasta cuándo se debe asistir a un paciente en estado vegetativo.

Terri Schiavo será cremada y sus restos sepultados, por orden del tribunal, en una tumba que la familia de su esposo, Michael Schiavo, tiene en Pensilvania, pese a que sus padres preferían tenerla cerca, en el estado de Florida. Theresa Marie Schindler, como se llamaba antes de contraer matrimonio, terminó de morir ayer luego de una agonía de 15 años que se agudizó cuando, hace 13 días, la Justicia de su país decidió que se le desconectara la sonda que la mantenía con vida. La discusión entre Michael Schiavo, partidario de suspender la asistencia alimentaria, y los padres de Terri, que deseaban que siguiera viva, reabrió un debate de alcance mundial sobre hasta cuándo asistir a un paciente en estado vegetativo. El punto más polémico fue la intervención del presidente George W. Bush, quien forzó al Congreso a aprobar una ley para evitar la desconexión de la paciente. Ayer, ante el desenlace, no faltó la opinión del Vaticano, desde donde se dijo que “se ha anticipado arbitrariamente una muerte”, ni la del presidente George W. Bush, quien exhortó a “trabajar para construir una cultura de la vida”. Mientras muchos estadounidenses se apresuran a dejar escritos sus deseos en caso de que les sucediera algo similar, la mayoría de la población de ese país está de acuerdo con la decisión de la Justicia.
En febrero de 1990, la mujer sufrió un paro cardíaco por una deficiencia de potasio. En ese lapso, no le llegó oxígeno al cerebro, lo que le causó daños irreparables. La falta de potasio provenía del rigor de las dietas con las que Terri había llegado a pesar 49 kilos, casi la mitad de los 90 que pesó en la adolescencia. Sus desórdenes alimenticios provenían de la ingesta de sólo líquidos durante ciertos períodos y la bulimia, según se infiere de los documentos consignados en un tribunal.
Después de ocho años, a comienzos de 1998, el esposo pidió al juez George Greer permiso para retirarle las sondas de alimento, aduciendo que años atrás la mujer le había dicho que preferiría estar muerta antes de que su vida dependiera de aparatos. Aunque no existe constancia escrita de esta voluntad, la corte ordenó en abril de 2001 la interrupción de su alimentación. Dos días después, un tribunal de apelaciones resolvió volver a conectarla mientras se revisaba el caso. La contienda legal siguió y alcanzó otro pico en 2003, cuando se le quitó nuevamente el tubo. Pero el gobernador de Florida, Jeb Bush, intervino para evitar la muerte de la mujer. Seis días después la Legislatura de Florida aprobó una ley especial que ordenó su reconexión. En septiembre de 2004 la Corte Suprema de Florida declaró inconstitucional esa ley y en febrero de 2005 se ordenó nuevamente la desconexión, definitiva, para el 18 de marzo.
Los padres de Terri apelaron entonces al Congreso, que tres días más tarde aprobó una ley especial ordenando a los tribunales federales, que hasta entonces no tenían competencia en el caso, que lo revisaran. Pero los tribunales se negaron 12 veces a pedir la reconexión o tan siquiera a intervenir. Durante todo este tiempo la familia de Terri clamó en vano que la reconectaran, apoyados por activistas conservadores, religiosos y antiaborto, que quisieron hacer ver el proceso como un “asesinato”.
Ayer, el presidente Bush expresó sus condolencias a los padres de Terri y llamó a quienes los apoyaron a “continuar trabajando para construir una cultura de vida en la que todos los estadounidenses sean bienvenidos y valorados y protegidos, especialmente quienes viven a merced de otros”.
El vocero del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, fue más contundente al asentar que, con la desconexión de Terri, “se ha anticipado arbitrariamente una muerte”. Además, consideró que “no hay duda de que no se pueden admitir excepciones al principio de que la vida es sagrada desde la concepción hasta el final natural”.
El caso de Terri motivó miles de inquietudes en los norteamericanos para estar prevenidos ante “una contingencia que le puede suceder a cualquiera”, como sostienen desde ONG vinculadas a dar apoyo en caso de muerte. Los sitios web del Registro de Ultimas Voluntades, www.uslivingwillregistry.com, u otro similar como myhealthdirective.com experimentaron un tráfico sin precedentes estos últimos días. Allí, se llena un documento en el que se especifica a qué persona se desea designar para que tome las decisiones si el enfermo pierde sus facultades. Sin embargo, las encuestas realizadas revelan que la mayoría de la opinión pública está de acuerdo con la actitud tomada por el marido de Terri: el 63 por ciento opina que la mujer no debe recibir asistencia alimentaria artificial, según un sondeo de Gallup.

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