El gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, también dijo “vade retro” a la instalación de dos papeleras sobre el margen del Río Uruguay y pidió la intervención de la Cancillería argentina en el asunto. Por su parte, el gobierno uruguayo defendió la iniciativa, que el sábado provocó una manifestación de repudio protagonizada por cuarenta mil personas.
“Estas plantas productoras de celulosa fueron echadas de Europa por ser altamente contaminantes”, advirtió Busti, en declaraciones radiales. El mandatario le presentó un informe acerca del tema al canciller Rafael Bielsa, a fin de que se elabore “una medida de no innovar por 180 días” sobre el funcionamiento de las fábricas en la localidad uruguaya de Fray Bentos, frente a la entrerriana Gualeguaychú.
Una de las plantas, ENCE, es de una empresa española, mientras que la segunda pertenece a la finlandesa MatseBotnia. La primera “fue echada de Pontevedra por la contaminación que provocó a los españoles y la de Botnia quiere hacer la planta de celulosa más grande del mundo, quiere procesar 8 millones de litros de agua por día del Río Uruguay, los toma y después los larga altamente contaminados”, acusó Busti.
El argumento no fue compartido por las autoridades uruguayas. “Cualquier tipo de efecto contaminante va a estar muy minimizado o anulado, con los debidos controles”, aseguró el subsecretario del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente de Uruguay, Jaime Igorra. El funcionario explicó que la iniciativa tiene por fin “procesar la gran cantidad de producción de madera” del país. También recordó que la Argentina “tiene muy cerca nuestro cinco plantas trabajando”. Y deslizó una ironía: “Esperemos que las controlen muy bien”.