SOCIEDAD
› UN JUEZ FEDERAL ACUSADO DE CORRUPCION DE MENORES
Los jueguitos de Su Señoría
El camarista federal de Formosa Timoteo Albariño fue acusado de corrupción de menores por padres de las amigas de su hija. Aseguran que organizaba pijamas parties y pasaba películas porno.
› Por Horacio Cecchi
Un camarista federal de Formosa pasó de buenas a primeras del otro lado del mostrador, luego de que tres padres de alumnas de 11 años, del colegio religioso Santa Isabel, presentaran denuncias por corrupción de menores en su contra. Timoteo Albariño, el magistrado en cuestión, es padre de una alumna del mismo colegio, y compañera de grado de las niñas denunciantes. Según la primera presentación judicial, una de las chiquitas recibió al menos una llamada del juez que sus padres consideraron inadecuada. Los padres hurgaron un poco más y encontraron mensajes “impropios” de mail dirigidos a su hija aparentemente por el juez. Consultaron a otros padres y al menos dos respondieron que descubrieron “cosas raras”: las hijas contaron que en un pijama party en la casa de Su Señoría habían pasado una película porno y una de ellas, según la denuncia, recibió en su mail una foto de una niña desnuda. El caso fue asumido por el juez de Instrucción 4, quien deberá solicitar al Consejo de la Magistratura el desafuero del camarista para continuar con el trámite.
Por doble sentido, la vivienda de los Albariño tiene la puerta cerrada a cualquier allanamiento: la esposa de Usía, Carmen Ramírez, es diputada provincial por la UCR. Ambos cuentan con fueros. Además, Ramírez es una acérrima opositora del gobierno justicialista de Gildo Insfrán, lo que, de algún modo, también hizo pensar a algunos en una movida política.
El Colegio Santa Isabel, conducido por monjas franciscanas, también tiene su historia. Al iniciar la cursada del 2000 decidió rechazar la inscripción de una alumna que estaba embarazada de seis meses. En aquel momento, el obispo emérito de Formosa, Raúl Scozzina, hizo causa común con las monjas contra la Justicia, que amparó a la chica. Ahora, la Justicia o el juez, quedaron del otro lado.
La última semana de abril, los padres de una de las chiquitas de 11 años, alumna del 6º grado EGB2 del Santa Isabel, comenzaron a inquietarse luego de que su hija recibiera un llamado telefónico que definieron a su abogado, Ricardo Rojas, como “inquietante por lo prolongado y desusado porque no es normal que un padre pida hablar con la amiguita de su hija”, dijo Rojas a Página/12. Los padres comenzaron a hurgar un poco más y al parecer descubrieron que en un celular que le habían dado a su hija para ubicarla en casos extremos se habían recibido mensajes de texto como mínimo procaces. Avanzaron un poco más y dijeron haber descubierto que en el correo de la PC la nena había recibido mensajes enviados desde la Fundación Crisólogo Larralde, la misma que preside Su Señoría federal, con textos “no adecuados”.
El jueves por la noche, entre desesperados, preocupados e indignados, presentaron la denuncia ante la seccional 1ª con jurisdicción en la zona. Ante las evidencias presentadas, la policía detuvo la investigación y elevó dicha denuncia al juez de instrucción 1º Rubén Spesot. Como el hecho ocurrió en abril, el caso fue girado casi automáticamente al Juzgado 4, de Héctor Shur, de turno ese mes, quien el viernes ordenó continuar la investigación a cargo de la D2 o División de Informaciones de la policía formoseña.
A todo esto, los padres continuaron hurgando, consultaron a otros padres y en al menos otros dos casos comenzaron a recibir respuestas más que alarmantes. Uno de ellos les reveló que aparentemente su hija había recibido un correo electrónico de la misma fundación con la foto de una niña desnuda. También se enteraron de que las nenas eran invitadas a pijamas parties en lo de los Albariño, donde en alguna ocasión, dijeron, pasaron una película porno. Las alumnas habían recibido también recomendaciones para que ingresaran en determinadas páginas de Internet, en apariencia culturales pero que terminaban siendo sitios porno.
El caso en Formosa se maneja con pie de plomo, ya sea por los fueros en juego, ya sea por el renombre de Albariño, ya sea porque algunos suponen una movida política, ya sea porque la salud mental de unas niñas está enjuego. Entretanto, Albariño no apareció por ningún lado. Sólo el diario local El Comercial logró contactarlo al ingresar a su casa, en el paquete barrio San Martín, el lunes pasado. “Estoy sorprendido –dijo Albariño en ese momento–. Es una denuncia muy grave y voy a pasar por el juzgado a confirmarla.” Ayer, a Albariño se lo había tragado la tierra.