SOCIEDAD
› SE CUMPLIO AYER LA JORNADA
DE PROTESTA DE ESTUDIANTES SECUNDARIOS
Cortes, tomas y una escuela clausurada
Los alumnos protagonizaron tomas en seis escuelas, asambleas y cortes de avenidas en Caballito y Belgrano. Reclaman mejoras edilicias y otras reivindicaciones. Para el gobierno porteño, la movilización no fue masiva. Un juez ordenó la clausura del Normal 9.
› Por Alejandra Dandan
Delante del cartel de “Escuela en obra”, sobre las rejas que rodean el edificio del Mariano Acosta, en la esquina de Moreno y Urquiza, los estudiantes colgaron la bandera de “Colegio tomado”, una decisión votada en asamblea que ayer se extendió a otros seis colegios porteños. Los estudiantes hicieron cortes de calles en dos puntos céntricos de la ciudad, en Caballito y Belgrano. Hubo asambleas en otras 12 escuelas. La FUBA –la organización estudiantil universitaria que acompaña a los secundarios– contó unas 50 escuelas movilizadas. El gobierno porteño, en cambio, señaló que los reclamos no son masivos y provienen de sectores minoritarios. En tanto, anoche el conflicto tuvo una derivación inesperada con la clausura, por orden judicial, de la Escuela Normal Nº 9, en Callao al 400, por considerar que existe “riesgo cierto para la vida y la integridad física” de los alumnos. El gobierno estudia si apela el fallo.
La medida judicial fue adoptada por Roberto Gallardo, juez en lo Contencioso Administrativo de la ciudad, a partir de la presentación de la madre de un alumno. El Normal 9 fue escenario, la semana pasada, de protestas que derivaron en una toma del edificio. Según el fallo, una pericia de la Superintendencia de Bomberos muestra que “existe peligro de electrocución generalizado”, “ninguno de los hidrantes para extinguir incendios posee agua” y “existe peligro de desmoronamiento” en algunos sectores. Desde el gobierno porteño se aseguró que “cinco pericias realizadas indicaban que había paredes con humedad, pero no peligro de derrumbe”. Si la medida queda firme, advierten, no habría clase al menos durante 15 días.
Las protestas fueron programadas por representantes de cuarenta escuelas el sábado pasado durante la toma del Normal 9, de Callao y Corrientes. El miércoles, los estudiantes del Mariano Acosta dieron el puntapié inicial con una toma de 48 horas, con autorización de sus padres. Ayer, otras 17 escuelas amanecieron en discusión: debían decidir si adherían o no a las tomas como protesta.
“Si hasta me invitaron a participar a mí, para que hable”, dijo Abraham Gak, rector del Carlos Pellegrini, de la UBA, ante una consulta de este diario. En esa asamblea, tras una discusión, los estudiantes decidieron ocupar el edificio de la calle Marcelo T. de Alvear durante todo el día hasta las 21.45, cuando concluye el último turno. La decisión se repitió en el Mariano Moreno, de Rivadavia al 3000, la escuela Julio Cortázar, de Flores, y el instituto de música Esnaola, de Chacarita, donde los estudiantes pidieron instrumentos para quedarse tocando. Sucedió también en el Roca, de Colegiales, y según la FUBA, en la Manuel Belgrano, de Ecuador y Mansilla, donde la toma no se planificó: “Nos sorprendió a nosotros”, dijo Nicolás Mayr, ex vicepresidente del centro de estudiantes del Buenos Aires y dirigente de la FUBA. “A la mañana –señaló– hubo una asamblea espontánea y los chicos decidieron ocuparlo.”
El rector del Pellegrini siguió de cerca un proceso parecido cuando tras la discusión los estudiantes de su escuela optaron por la ocupación. “Para mí están pasando dos cosas”, analizó a pedido de Página/12. “Por un lado, la exposición mediática del tema contribuyó a la idea de la emulación.” Emulación que, de acuerdo con su análisis, está alineada a la tragedia del 30 de diciembre en el Once. “Y aquí hay dos temas –dice Gak–: los pibes tienen temor a que ocurra otra desgracia, con lo cual extreman esta cosa del estado de los edificios, que a lo mejor no tiene tal entidad.” Por otro lado, “después de Cromañón, los adolescentes sienten que los adultos no los cuidan y que tampoco se ocupan de ellos, por lo cual les queda como remedio fortalecer los vínculos entre ellos”.
En la ciudad hay 175 establecimientos medios con 110 mil alumnos, según los números de la Secretaría de Educación. Además de las escuelas tomadas, funcionarios del área registraron asambleas en otros 12 colegios. Entre ellos, el Otto Krause, el Normal 1 y el Lenguas Vivas, donde los estudiantes decidieron continuar las clases, pero redactaron un carta con sus reclamos.
El estado de los edificios es uno de los aglutinadores centrales de las demandas. Tal como indicó este diario en su edición de ayer, la Defensoría de la Ciudad recibió más de cien denuncias sobre el estado de los edificios durante el mes de enero, a días de la tragedia de Cromañón y en un mes usualmente planchado. “Para que se dé una idea –explicó una madre del Acosta–: nos parece fantástico que se estén iniciando obras, pero ayer se nos cayó encima un pedazo de mampostería mientras teníamos una reunión de padres en un aula de primaria que estaba vacía”. Padres y alumnos allí le reclaman al gobierno porteño condiciones de seguridad e higiene para la obra que está en ejecución, con un año y medio de plazo y ocho millones de pesos previstos en inversión. Como en el resto de los colegios, los estudiantes piden también boleto estudiantil de cinco centavos durante las 24 horas, viandas y becas (ver aparte), aumento de presupuesto para educación y el rechazo de la Ley Federal.
La dimensión de los reclamos y el alcance del nivel de movilización de las escuelas ayer fueron motivo de polémica y de análisis. En la mayoría de los establecimientos, explicó Gak, los centros de estudiantes están disueltos o no existen desde hace ya varios años. A pesar de eso, la decisión de organizarse, reclamar y ocupar una escuela partió la semana pasada del Normal 9, una de las escuelas sin centro de estudiantes. Aunque aún parece temprano para evaluarlo, Gak considera que la protesta no tiene la fuerza de las viejas movilizaciones de estudiantes secundarios: “Yo no soy tan optimista –explicó–. Hay un poco de fantasía entre los jóvenes. Estuve en la asamblea de este colegio donde hay centro de estudiantes, no encontré tanta recepción”. Y aunque a la tarde las cosas cambiaron, después del debate de la mañana el rector se desmoralizó: “Decidieron la toma y, en lugar de quedarse, masivamente abandonaron la escuela”.
Al debate se sumaron otras voces. Frente al mismo proceso, voceros de la FUBA consultados por este diario están entusiasmados porque los estudiantes de las escuelas que no tienen centros de estudiantes “salen a recorrer escuelas caminando para preguntar cómo organizarse”.
Para la Secretaría de Educación de la ciudad, en tanto, la participación juvenil no es numerosa. Aun así Roxana Perazza, la titular del área, señaló que “en este momento, no se trata de medir si cinco escuelas tomadas es poco en relación con las 40 que habían planteado los organizadores; se trata de escuchar a los alumnos para entablar una comunicación que arroje resultados positivos”.
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