Un sacerdote católico habría abusado sexualmente de dos adolescentes de entre 14 y 17 años, con quienes convivía en una casa para jóvenes de la diócesis bonaerense de San Isidro. El Obispado local consideró que “de constatarse la veracidad de las denuncias estaríamos ante pecados gravísimos”. Pero la veracidad de las denuncias parece ser fuerte porque el obispo separó “en forma urgente de todas las funciones y del contacto con las personas” al cura y acompañó a las familias de los chicos a hacer la denuncia ante la Justicia local.
El caso fue denunciado el lunes pasado y, al día siguiente, miembros de la diócesis se reunieron con los familiares de los chicos presuntamente abusados. Para ellos, al igual que para el resto de los jóvenes que compartían el mismo hogar, se dispuso un “acompañamiento especializado”. Para el cura, “el acompañamiento profesional requerido”. Siguiendo el mandato del fallecido Juan Pablo II, quien llamó a denunciar este tipo de hechos luego de los escándalos de abuso en San Francisco, Estados Unidos, la iglesia de San Isidro misma fue la encargada de publicar la noticia y sus medidas se diferenciaron de otros casos similares. Del acusado sólo se supo que tiene entre 45 y 50 años, pero se ocultó tanto su nombre como el de la casa de retiros “por una cuestión de cuidado a los chicos”, sostuvo ante este diario el vicario general Jorge Lagazio.
Este caso no es el único que sacudió a San Isidro durante este año. En marzo hubo una denuncia contra un sacerdote profesor de inglés, catequesis y lengua en el Colegio Newman. Pero entonces, el Estado bonaerense había hecho la denuncia.