Sáb 11.06.2005

SOCIEDAD

Chabán dijo que desconocía cuánta gente podía entrar a su boliche

En su último día ante el juez, afirmó que no sabía detalles de la habilitación de Cromañón. Contestó muy pocas preguntas.

› Por Carlos Rodríguez

Terceras partes nunca fueron buenas, podría decirse de la última etapa de la declaración indagatoria de Omar Chabán, quien eludió responder preguntas relacionadas con los nombres de los miembros de la sociedad Lagartos, dueña de República Cromañón, donde 193 personas murieron en el siniestro ocurrido el 30 de diciembre pasado. Además de su reticencia a abordar ciertos temas, el empresario dio algunas respuestas sorprendentes, como cuando se le preguntó si nunca se había tomado el trabajo de leer la habilitación para saber que la capacidad máxima del boliche era de 1031 personas. “Nunca me fijé”, aseguró Chabán, quien luego agregó: “Si me hubieran dicho que tenía un tope de 1000 personas, no hubiera empezado a trabajar”. La noche del desastre, en el local se encontraban, al menos, 2811 personas, según el juez Julio Lucini. Cuando se le apuntó si “por su conocimiento en recitales” sabía cuántas personas son admitidas por metro cuadrado, Chabán se negó a declarar. Al momento de ocurrido el incendio fatal, las normas admitían una persona por metro cuadrado.
Chabán, que podría recuperar su libertad entre el lunes y el martes próximo, según estimaron sus abogados Pedro D’Attoli y Paula Castillo, se refirió también a la presencia de materiales inflamables en el techo del boliche. Precisó que los “paneles acústicos ignífugos” los adquirió en la empresa Fonac, ubicada en Paraguay 1059, de Haedo, en la provincia de Buenos Aires. “Allí me lo vendieron como ignífugos y el vendedor lo probó utilizando su encendedor”, precisó Chabán sin agregar ningún dato de relevancia científica, aunque aclaró que el vendedor se llamaba Brian y que fueron testigos el arquitecto Jorge Martínez, el encargado de Cromañón Mario Díaz, el empleado de mantenimiento Juan Carlos Bordón y Armando Vido, encargado de colocar los nuevos paneles acústicos.
El empresario sostuvo que la compra fue hecha en mayo de 2004, luego de un incendio en Cromañón que lo llevó a “sacar la guata” que había en el lugar, dado que quería “un material que impidiera el paso del sonido y que fuera ignífugo”. Admitió que por tener “un precio mucho más accesible” se inclinó por paneles que costaban a razón de seis pesos el metro cuadrado, en lugar de los más caros, que “salían 37 pesos”. Aclaró, de todos modos, que la diferencia sólo era estética. Para defender sus planchas de sonido, Chabán entregó al juez una copia de las normas IRAM sobre seguridad contra incendio “donde nada dice que el poliuretano deba ser en su elaboración neutralizado con óxido de cobre para evitar el gas letal” que se produce una vez que ese material entra en combustión.
En un informe del INTI incorporado a la causa y que fue difundido por Página/12 el 1º de junio, se dejó constancia de que en las pruebas realizadas con el material reunido en Cromañón no se hallaron muestras de “óxido de cobre que actúa como retardante de llama en la espuma de poliuretano”, tal como señalan estudios realizados por el National Institute of Standards and Technology (NIST) de los Estados Unidos. Chabán, que había citado como prueba la llama del encendedor del vendedor Brian, desacreditó al técnico Salvatore Albano, quien lo había asesorado sobre la adecuación acústica del boliche. Antes de su inauguración, Albano advirtió la presencia de materiales peligrosos en el techo de Cromañón. “Me pareció que me tomaba el pelo (...) me pareció un chanta”, dijo el imputado.
Cuando le preguntaron quién se hacía cargo de los gastos en Cromañón, tanto los impositivos como los servicios, dijo sólo que él se encargaba “de pagar la luz” y se negó a responder otras preguntas. Respecto de los dueños del hotel Central Park, lindero a Cromañón, mencionó a Julio Tabori “o algo así” y a Juan Carlos Olmos. Luego precisó que había 12 matafuegos, seis de ellos “certificados”, dos más “por si acaso” y cuatro “que estaban vencidos en octubre de 2004”. Se negó a dar cualquier precisión sobre cómo fue su llegada a la sociedad que pasó a explotar el boliche Cromañón. Aseguró que nunca vio la habilitación del local. “Nunca me la mostraron” porque “estaba resguardada en el hotel”, dijo. Sin embargo, luego admitió que vio los papeles “dos únicas veces”, pero “no interiormente”. Eso ocurrió “cuando se los exhibió a personal policial de la comisaría 7ª que expresamente” se lo solicitaron. El juez le exhibió un video “aportado por Canal 13”, que fue realizado la noche del recital y Chabán insistió en que el boliche era “un lugar seguro” y que no había “ningún objeto ni superficie incendiable a mano”. Tras la declaración, Chabán fue llevado a al penal de Marcos Paz y saldría en libertad el lunes o el martes.
Los familiares de las víctimas volvieron a hacer su vigilia ante el Palacio de Tribunales y una madre, en medio de un ataque de nervios, agredió al abogado Albino Stefanuolo, defensor de Raúl Villarreal, mano derecha de Chabán. Stefanuolo anunció a la prensa que su cliente seguirá preso “por falta de plata” para pagar la fianza fijada por la Justicia.

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