SOCIEDAD
Cómo los tumores usan para crecer células que deberían destruirlos
La investigación fue llevada a cabo por científicos argentinos. Se trata de una forma de desarrollo que tiene el cáncer.
› Por Pedro Lipcovich
Un equipo científico argentino demostró que los tumores cancerosos logran inactivar y, más aún, poner al servicio de su propio crecimiento las mismas células inmunitarias del organismo que serían capaces de destruir el tumor. Sus investigaciones –efectuadas sobre animales de laboratorio y publicadas ayer en la revista especializada más prestigiosa del mundo– utilizaron células de cáncer de piel humana: descubrieron que producen una proteína llamada Sparc, cuyo efecto es que los glóbulos blancos que defienden al organismo, cuando llegan al tumor, en vez de atacarlo se pasan al enemigo, por así decirlo, y ayudan a que el cáncer se desarrolle. El equipo corroboró su hallazgo con una contraprueba que resulta todavía más interesante: cuando –mediante terapia génica– impidieron que el tumor produjera esa proteína, sucedió que el sistema inmunitario del animal, por sí solo, era capaz de destruir el tumor.
La investigación fue desarrollada por el grupo de terapia génica del Instituto Leloir, dirigido por el investigador del Conicet Osvaldo Podhajcer, y se publicó ayer en la revista Cancer Research. Participaron también científicos del Hospital de Clínicas de la UBA y de la Universidad de La Plata, apoyados por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y por las fundaciones René Barón y Afulic.
El equipo utilizó ratones de laboratorio modificados genéticamente para que en ellos puedan desarrollarse tumores humanos. Se les inyectaron células de melanoma, el más maligno de los tumores de la piel. Ya en 1997, el mismo equipo de investigación había descubierto y publicado –en la revista Nature– que el melanoma produce una proteína llamada Sparc y que, cuando se le impide producir esta proteína, el tumor deja de crecer. Aquella publicación dio lugar a unas 150 investigaciones de distintos grupos en el mundo, donde se verificaba la presencia de la Sparc favoreciendo el desarrollo de distintos tipos de tumores. Lo que no se sabía, hasta ayer, era su mecanismo de acción.
Lo que comunicaron ayer los investigadores argentinos es que la Sparc influye en la actividad de unos glóbulos blancos llamados polimorfonucleares (PMN), que constituyen la primera línea de defensa del organismo: “Esta proteína es clave en la ‘decisión’ que toman los PMN cuando llegan al tumor: en vez de atacarlo, favorecen su crecimiento”, graficó Podhajcer. Su equipo confirmó esta hipótesis mediante la siguiente prueba: antes de inyectar las células cancerosas en el ratón, las modificó mediante terapia génica, introduciéndoles un virus que “noquea”, inhabilita el gen que gobierna la producción de Sparc. Al inyectar esas células en el ratón verificaron que, sin Sparc, los PMN no vacilaban en atacar el tumor hasta destruirlo.
Es más, “si ‘noqueamos’ sólo el diez por ciento de las células tumorales que inyectamos en el ratón, ya es suficiente para que el sistema inmunitario del animal pase a atacar al tumor”, señala Podhajcer y advierte que esto es muy importante porque “nos hace ser optimistas respecto de una posible aplicación clínica”. Esta consistiría en hacer llegar al tumor del paciente el virus que “noquea” el gen de la Sparc: en la práctica, no es probable que el virus benéfico llegue al ciento por ciento de las células del tumor pero, por lo visto, un porcentaje menor podría ser suficiente para que cese su influjo maléfico sobre los PMN.
La perspectiva de ensayos clínicos excede la tarea de equipos de investigación como éste, que suministran las bases científicas sobre las que laboratorios farmacéuticos y centros de salud organizan las pruebas clínicas con seres humanos. Según Podhajcer, “la posibilidad de ensayos clínicos con seres humanos no tiene por qué estar muy distante porque ya se dispone del vector”, es decir, del virus noqueador del Sparc que se usaría como fármaco.
El estudio ofrece una respuesta para uno de los temas centrales en las investigaciones actuales sobre cáncer: la relación de esta enfermedad con la inflamación crónica. Se sabe que, en tejidos crónicamente inflamados –característicamente, los pulmones de personas que respiran humo de tabaco ambiental o ciertos tóxicos industriales–, tienden a desarrollarse tumores malignos. ¿Por qué, si la inflamación convoca células inmunitarias que debieran destruir el tumor? “Porque el tumor produce Sparc y otras sustancias cuyo efecto es que las células inmunitarias, en lugar de atacarlo, lo ayuden a crecer, por ejemplo, propiciando el desarrollo de vasos sanguíneos que lo nutren”, contesta Podhajcer.
Las próximas investigaciones del equipo apuntan a “estudiar el Sparc en otros tipos de cánceres, como el de colon y el de mama, y a tratar de entender cada vez más de qué modo la inflamación se relacionan con el cáncer”, anticipó Podhajcer.