SOCIEDAD
Va preso solo de noche para que trabaje de día
En Rosario, un hombre fue condenado por un intento de robo con un cuchillo. Un tribunal dispuso que la prisión solo fuera nocturna, así puede seguir manteniendo a su familia.
› Por Horacio Cecchi
Un fallo de la Cámara de Apelaciones de Rosario ordenó que un condenado por asalto a mano armada en grado de tentativa pase las noches de condena en el penal y durante el día salga a trabajar y mantener a su familia. La decisión de los jueces de la Sala I confirmó la condena a 2 años y 6 meses de prisión dictada por el juez de primera instancia, pero en lugar de hacer efectiva esa prisión, como indicó el primer juez, los camaristas consideraron los antecedentes del condenado, su situación laboral y que desde que tuvo lugar el intento de asalto (hace casi cinco años) el condenado vivía con su mujer y sus dos hijos y trabajaba con éxito como plomero y electricista. En pocas palabras, enviarlo a prisión sería algo así como transformarlo en delincuente.
El caso tuvo lugar en pleno centro de Rosario. El protagonista del caso –cuyo nombre permanecerá en el anonimato por esas cosas de la estigmatización social–, de entre 35 y 40 años, junto a un grupo de amigos, todos en estado de borrachera, asaltó a un hombre apuntándole con un “cuchillito”, tal como definiera el arma una fuente judicial. La inmediata acción policial detuvo al protagonista de esta historia aun antes de que pudiera birlarle el reloj a su pretendida víctima.
El acusado fue detenido y el proceso judicial puso en marcha su pesado engranaje. El caso llegó al juez de sentencia de Rosario Antonio Ramos, quien, luego de analizar el hecho que no llegó a concretarse, decidió condenar al autor a 2 años y medio de prisión, la pena mínima. Pero el protagonista del caso tenía en su historia un único antecedente, por una pelea en un bar hacía ya bastante tiempo, pelea de la que resultó una condena de 15 días con cumplimiento condicional. Ese antecedente transformó los 2 años y 6 meses a una pena de cumplimiento efectivo, tras las rejas. A todo esto, el hombre estaba en libertad, viviendo con su esposa y sus dos hijos y trabajando como plomero y electricista. O sea, debía ser enviado a prisión.
El defensor oficial Carlos Giandomenico apeló no la condena, sino su forma de ejecución: en lugar de tras las rejas, pidió la prisión nocturna. El caso recayó en la Sala I de la Cámara de Apelaciones de Rosario, integrada por los jueces Ernesto Pangia, Alberto Bernardini y Eduardo Sorrentino. La sala consideró el caso y el lunes pasado se expidió.
Los jueces analizaron la condena y consideraron que el monto era el justo. “Es la pena mínima. Aunque fue en grado de tentativa, fue con un arma –dijo una fuente judicial a Página/12–. También es cierto que usó un cuchillito. Pero había testigos, lo detuvieron en el momento, el autor mismo lo reconoció. La pena era la que le habían fijado.” Pero los jueces Pangia y Bernardini consideraron la situación actual del condenado y sus antecedentes. “El hecho era aislado –dijo la misma fuente–, no tiene el perfil de un delincuente en el sentido de que tiene trabajo hace años, no tiene antecedentes, salvo aquel hecho menor y también aislado. Y pareció evidente que enviarlo a prisión era transformarlo en delincuente, cuando la cárcel está para resocializar.”
Pero los jueces tampoco podían aplicar el pedido del defensor, ya que “prisión nocturna sólo se puede aplicar a condenas no mayores a seis meses”, agregó. Los dos camaristas que votaron a favor encontraron un mecanismo sin jurisprudencia pero siguiendo la tendencia moderna de evitar en lo posible la prisión efectiva: dos meses deberá pasarlos en prisión nocturna, entre las 21 y 6 de la mañana. Seis meses más, con libertad asistida, que se aplica con buena conducta y permite adelantar la libertad. Y el resto, en libertad condicional hasta el vencimiento de la pena.