Luego de permanecer cuatro meses y diez días en prisión, anoche recuperó la libertad Raúl Villarreal, jefe de seguridad de Cromañón y mano derecha del empresario Omar Chabán. En un Ford Falcon blanco, escoltado por otro coche igual, Villarreal salió de la sede de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal, en el barrio de Villa Lugano, donde completó los trámites necesarios para efectivizar su excarcelación. Sigue imputado por el delito de homicidio con dolo eventual por 193 muertes ocurridas en el incendio del boliche bailable del barrio de Once. En la causa hay 22 procesados, pero ningún detenido. La excarcelación de Villarreal había sido concedida el 2 de junio, pero todo este tiempo estuvo esperando para reunir, entre sus amigos y “gente del rock”, los depósitos bancarios y el Renault 9 de la década del noventa, valuado en 9600 pesos, que entregó para cubrir la fianza de 15 mil pesos fijada por el juez Julio Lucini. Su defensor, Albino Stefanuolo, dijo a Página/12 que su representado vivirá “en la casa de un amigo, en su barrio de siempre”, en un lugar que no fue precisado, próximo a la avenida Caseros, cerca del límite entre los barrios porteños de Constitución y Barracas.
“Se hizo una ‘vaquita’ entre amigos y muchos músicos, entre ellos una cantante que puso la firma como fiadora y que prefiere mantener su nombre en reserva”, explicó Stefanuolo. El colaborador de Omar Chabán había sido detenido el 23 de febrero pasado, junto con Lorenzo Bussi, encargado de seguridad de la banda Callejeros, quien quedó poco después en libertad y acusado por “homicidio culposo”. El defensor de Villarreal anticipó que el propósito de su cliente es “irse a vivir al interior del país, pero eso depende de que le salga un trabajo que nada tiene que ver con el rock ni con los recitales; es un puesto en un comercio, pero todavía hay que confirmarlo”. Villarreal, que es viudo, tiene dos hijos mayores de edad de su primer matrimonio y una nena pequeña con su actual pareja.
Según Stefanuolo, en los primeros tiempos “va a vivir de la ayuda que puedan darle sus hijos mayores, pero después tiene la posibilidad de obtener un empleo, con otros amigos, en una provincia”. El letrado reveló que su defendido, por una cláusula impuesta por la Justicia, “no tiene en su poder ningún documento de identidad, porque se lo retuvieron, y tiene prohibido sacar uno nuevo”. De esa forma “muy sui géneris, se trata de impedir que pueda darse a la fuga”, explicó el letrado.
Stefanuolo comentó que todas esas disposiciones son “las mismas que rigen para Chabán”. Villarreal tiene que presentarse ante el juez cada 15 días, tiene prohibido mudarse sin dar su nueva dirección y en caso de querer trasladarse al interior “tendrá que solicitar autorización al juez”. Será entonces el magistrado quien seguramente ordenará, por medio de un exhorto judicial, que un juez federal se encargue de su custodia, con el auxilio de la delegación de la Policía Federal con asiento en el lugar elegido.
Anoche, cerca de las 21, cuando se produjo la salida de Villarreal, en el portón de acceso a la Superintendencia de Investigaciones se habían reunido decenas de familiares de las víctimas. Para evitar un “escrache” similar a los sufridos por su jefe, Villarreal salió corriendo por la misma puerta lateral utilizada por Chabán. El jefe de seguridad de Cromañón estaba vestido con un jogging negro y campera azul cuando subió al Ford Falcon gris, que partió enseguida, a toda velocidad.
Cuando le dictaron la excarcelación, la Cámara del Crimen había fijado la fianza en 30.000 pesos, pero el viernes de la semana pasada, por pedido de su defensor Albino Stefanuolo, se rebajó el monto a la mitad. “Tuvimos que argumentar que se encontraba en estado de pobreza, porque seguía detenido por no tener dinero. Dijimos que era una desigualdad, en ésta y en cualquier otra causa”, recordó el abogado de Villarreal. “Además de la ‘vaquita’ que hicieron los músicos, una amiga aportó el Renault 9, que fue valuado en 9600 pesos”, precisó Stefanuolo. El abogado insistió en que fue “muy trabajoso” reunir la suma de dinero, instancia que se logró ayer por la tarde. A las 19 de ayer Villarreal fue sacado de la cárcel de Marcos Paz, donde estuvo detenido, y llevado a la Superintendencia de Investigaciones, donde cumplió los trámites finales, previos a su liberación. De todos modos, Villarreal sigue acusado por un delito que tiene una pena máxima de 25 años de cárcel, dado que el juez lo considera el “coordinador general” del local incendiado.