SOCIEDAD
› VARADOS EN AEROPARQUE POR UN PARO DE PILOTOS
Pesadilla para unos pasajeros
Por segundo día, la medida de los pilotos de Aerolíneas y SW generó malhumor en los usuarios, muchos de los cuales iniciaban sus vacaciones de invierno. A las 13.30 se normaliza el servicio.
Los pasajeros varados arrastraban sus bolsos como si estuvieran encadenados a sus tobillos. Pasaje en mano, miles de clientes de Aerolíneas Argentinas y Southern Winds conocieron el rigor del término, típicamente aplicado a las ballenas estancadas en la costa. En el sector A 1 de Aeroparque, la gente estaba confinada en una quietud originada en la aglomeración. Los desconocidos se conocían, todos tenían algo en común: las ganas de volar, no compartida por los aviones, y la bronca contra los pilotos, que cumplían su segundo día de paro, y las empresas. Algunos cumplían la condena con tranquilidad, mientras la mayoría veía evaporarse las vacaciones ante sus caras de tedio. Los que no pudieron volver a sus casas ni conseguir una habitación de hotel solventada por las aerolíneas, se quedaron durmiendo en ese lugar. Con todo derecho van a ser los primeros en subirse a los aviones, que volverán a despegar hoy a las 13.30, cuando la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) concluya su medida de fuerza. Ayer sólo se prestó un “servicio mínimo”, que poco pudo aligerar la situación de los 60 mil viajeros diseminados en diversos aeropuertos nacionales.
Si le preguntan cómo anda, Roberto va a responder “muy mal. Quiero prender fuego un avión con pilotos dentro”. Llegó al Jorge Newbery ayer a las 8 de mañana junto a su esposa Graciela y su nieto Iván, de siete años. “Nos arruinaron las vacaciones”, aseguró, al lado de la ranchada con vista al río que armó con sus bolsos. “Ya tendríamos que estar en San Martín de los Andes. Tenemos pagado el hotel y los tours por ocho días”, contó. “Nos tuvieron todo el día de ventanilla en ventanilla sin solucionarnos nada. Nos ofrecieron volar hoy en primera clase, pero pedían 800 pesos más por cada pasaje. Son unos sinvergüenzas”, afirmó. La misma calificación otorgó a los huelguistas que al mediodía “pasaron por acá tocando el bombo y haciendo cantitos. Fue una provocación para nosotros”. En la mañana, Roberto y otros clientes disgustados se pusieron a gritar y a golpear vidrios, “hasta que nos rodeó la policía”, dijo. Anoche iban volver a Quilmes sin noticias de la nieve.
En el piso superior, los esposos Alfredo y Silvia estaban sentados junto a su hijo Sebastián frente a una vidriera de cosas para comprar y regalar. “No te dan un vaso de agua. No hay un asiento. Esto es netamente capitalista, loco”, consideró el hombre. Silvia dijo: “Yo soy docente. Me costó horrores pagarle el pasaje a mi hijo para que vaya a Tucumán. No quise hacerlo viajar 18 horas en micro, pensé que compraba comodidad. ¿Esta es la comodidad?”, evaluó. Sebastián, de diez años, iba a pasar una semana en lo de familiares e iba a presenciar “las festividades” por el 9 de Julio. “No sé qué va a pasar”, pronosticó su madre. “Abajo me dijeron: ‘Esto es un caos, señora. Suba y esté atenta a los anuncios’.”
Miguel Angel y Pamela llegaron anteayer de México. Bajaron en Ezeiza y fueron derecho al Aeroparque porteño, donde abordarían el avión que los llevaría a Ushuaia. “Ya no la vamos a conocer. Ahorita cambiamos todo. Sigue Mendoza.” Conocían Buenos Aires de un viaje anterior, “pero nos habíamos quedado con ganas de conocer el Norte y el Sur”, dijo Miguel Angel. El Sur quedará para la próxima, “si hay próxima”, condicionó. Pamela aseveró que “conflictos de este tipo hay en todo el mundo. Pero de esta magnitud nunca habíamos visto”. Ayer, “nos subieron al avión. Después nos hicieron bajar. ‘Ustedes tranquilos, no va a pasar nada’”, relató el hombre que les comunicaron empleados de la empresa antes de anunciarles que había amenaza de bomba en el avión. Anoche esperaban que Aerolíneas les diera un hotel donde alojarse, como la noche anterior.
A esa hora, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, indicó que las empresas “a partir de las 22 deberán prestar el 50 por ciento de los vuelos de cabotaje y el 75 por ciento de los vuelos internacionales”. Los pilotos pedían una recomposición salarial del 41 por ciento, “que es la cifra de actualización del poder adquisitivo desde el 2001 a la fecha”, dijo la APLA.
Informe: Sebastián Ochoa.