Mié 27.07.2005

SOCIEDAD  › PARA EL ABOGADO DEL CONTADOR,
EN SU MUERTE ACTUO UN SICARIO

“Que esto no sea otro caso Perel”

Las pericias llevan a pensar que en Cariló actuó un profesional. El arma asesina no era de Herro. Las dudas de la investigación.

› Por Horacio Cecchi

En el reducido espacio de la puerta entreabierta del Chevrolet Astra se desarrolló el último instante del misterioso crimen del contador Adolfo Herro. Con una velocidad pasmosa, alguien, sin ser visto, en el momento en que Herro entraba a su auto y antes de que cerrara la puerta, se colocó en cuclillas (una posición incómoda para un ladronzuelo pero no para un buen tirador), apuntó el arma y disparó. Un disparo certero y con un arma .380 (un calibre no utilizado por ladrones). La dirección del disparo no fue como se había deslizado ayer, sino de abajo hacia arriba. La hipótesis del suicidio había quedado descartada el primer día. La del robo ayer quedó relegada a segundo plano. Pero quien más insiste en la teoría del killer es el abogado de la familia, Ramiro Gutiérrez. “Todo lo que hay son excelentes pericias. Pero falta poner el empeño en buscar al autor. Preguntar en los hoteles, en las estaciones de servicio –dijo Gutiérrez a Página/12–. Con el autor vamos a tener el móvil. No quiero que éste sea otro caso Perel.”
Si en el caso Herro el suicidio había sido descartado de plano por la misma familia apenas la prensa se puso en contacto con ellos, el robo mantuvo su estatus durante unas horas más. Pero, como había anticipado este diario, el lunes ya existían indicios que dificultaban la idea del robo. Ayer, los investigadores ajustaron algunos datos del caso: aunque efectivamente el contador tenía una Glock con sus papeles y dos cargadores hallados luego dentro del auto, esta arma no fue la que disparó por la sencilla razón de que es 9 milímetros y no .380, como se había señalado ayer. Pero sí fue una .380 la que provocó la muerte de Herro. Al menos, existe la casi certeza.
“Casi certeza porque es el único plomo hallado, pero todavía no se tiene el resultado de las pericias como para asegurarlo”, dijo Gutiérrez. Por el momento, los investigadores lo que tienen son partes de un hecho que intentan armar como un rompecabezas, tirando hipótesis a funcionar. Y lo que tienen es el plomo .380, extraído del marco de madera de la puerta de entrada a la casa. Si se traza una línea recta desde el impacto, siguiendo la línea inversa de incrustación en la madera, y el hueco provocado en la ventanilla del lado del acompañante se llega a la altura de la sien derecha del contador, ubicado en el asiento del conductor. Continuando la trayectoria imaginaria inversa, el proyectil debería haber sido disparado desde una distancia de entre cinco y quince centímetros de la sien izquierda. El casquillo fue hallado dentro del vehículo, lo que arroja el dato de que el tirador entró su puño dentro del vehículo (las pistolas despiden la vaina hacia el costado).
Pero, además, la línea de disparo es en diagonal ascendente: concuerda con un disparo realizado en cuclillas. “Para cualquiera es incómodo, pero para un tirador experto es la posición más cómoda”, señaló Gutiérrez. Se la llama posición de a caballo, con los brazos estirados sin apuntar sino extendidos a la altura del pecho. Hay que recordar que si Herro salió de su casa, abrió el auto y se sentó para arrancarlo, no tuvo siquiera tiempo de cerrar la puerta. Según esta hipótesis, el tirador lo estaba esperando oculto, apenas se sentó Herro ya estaba encima, pero avanzó por detrás, pudo ubicarse en cuclillas, estirar los brazos con el arma ya dentro del auto, casi tocando la sien de su víctima y disparar en apenas segundos. “Si fue así, es un individuo bajo y muy ágil –agregó el abogado–. El perfil lo armamos nosotros. Hasta ahora, en el expediente, nadie se pregunta sobre quién disparó. Hay muchas pericias, se están esperando los resultados, pero no hay nada del tirador, no se está poniendo empeño en que salgan los sabuesos a preguntar en los hoteles, en las estaciones. No quiero que se transforme en otro caso Perel. Todo indica que fue un sicario y desconocemos por ahora el motivo. Hasta que no se tenga al tirador no se sabrá el móvil.” Ayer por la tarde, los investigadores ya habían dejado en segundo plano la idea del robo y Gustavo, hermano de la víctima, que el lunes había sostenido la idea del robo, ahora se mantuvomás cauto.

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