Jue 28.07.2005

SOCIEDAD

Propuestas de los chicos ante el creador
de la “Ciudad de los Niños”

Chicos que integran los Consejos de Niños porteños dialogaron con el pedagogo italiano Francesco Tonucci, quien les dio consejos.

Ingresó al salón donde ya lo esperaban los chicos y una mujer lo presentó. “El es Francesco Tonucci. Ustedes lo conocen por el video que vieron.” El pedagogo italiano se sentó, observó a su alrededor y pronunció su frase favorita: “Os escucho”. Así comenzó el encuentro del creador de la iniciativa “Ciudad de los Niños” con los chicos porteños que participan de los dos Consejos de Niños que funcionan en la Ciudad de Buenos Aires. Plazas con mejores juegos y ser escuchados por los adultos fueron sus principales demandas.
Uno de los consejos reúne a los chicos de Belgrano y Núñez, mientras que el segundo es integrado por niños de Balvanera, el Abasto y La Boca. Cada semana, los grupos discuten en su CGP diferentes propuestas, una tarea que ayer desarrollaron con la guía de Tonucci. Puede tratarse de recuperar espacios comunes, como hicieron los del primer grupo, preocupados por una plaza que no pueden utilizar como ellos quisieran porque “tiene pocos juegos y está toda escrita. Queremos que tenga más seguridad, que haya policías, porque de noche no hay luz”, contaron.
“¿Pero de día hay gente?”, preguntó Tonucci. Cuando le respondieron que “nunca hay nadie”, les planteó: “¿No les parece que si hubiera más personas en ese lugar nadie rompería nada?”. Nicolás reaccionó diciendo que “es más importante que haya gente, entonces”. “Pero nadie va a un lugar feo y roto –observó Tonucci–. ¿Cómo podemos hacer que sea más divertido? ¿Cómo es el lugar que ustedes quieren para jugar?”
La mayor parte de las respuestas incluía el deseo de “estar seguros”. Cuando el pedagogo les pidió que definieran cómo era estar seguro, apuntaron: “Que no haya problemas de que pase algo”. “¿Y para eso es necesario tener los padres pegados?” La respuesta fue inmediata: “No, es mejor cuando ellos no están vigilando, para estar a gusto, sin tanta seguridad”. Cuando se marcó la diferencia entre seguridad y control, pasaron a discutir sobre cómo trabajar para integrar a los vecinos.
En cambio, los chicos del sur hicieron eje en la defensa de sus derechos. En particular, pusieron el acento en el derecho a ser escuchados. “A veces por ser chicos no nos prestan atención, tienen que aprender a escucharnos”, apuntó una nena. “La Convención dice que cuando se toman decisiones que afectan a los niños, ellos pueden expresar su opinión”, dijo el pedagogo, quien les preguntó en qué lugares no eran consultados. Ellos respondieron que en las escuelas. “No hay costumbre de consultar. ¿Y que váis a hacer?” Uno se animó: “Tomar la escuela, como hicieron en el Mariano Acosta. Hacer una protesta y escribir un manifiesto”.
“Pero ¿no pueden hablar con alguien? Ustedes no están pidiendo un deseo, esto es una legislación. Se puede organizar un encuentro con la directora. Deben escucharlos y no sólo eso, deben tener en cuenta lo que ustedes expresan”, destacó Tonucci en el encuentro, organizado por el Consejo de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes.
En este sentido, el pedagogo los instó a “conocer bien los derechos y pedir que se respeten”. Los chicos lo despidieron con simpatía. “Nosotros pensamos igual que vos”, se identificó una nena. Un varón agregó: “Vos nos entendés porque sos buena onda”. Ante la cara de extrañeza del italiano, el pequeño aclaró, didáctico: “Que sos buena gente”.

Informe: Daniela Bordón

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