SOCIEDAD
› CAYO UN AVION EN GRECIA CON 121 PASAJEROS
Una hora volando sin piloto
Un Boeing 737 de la empresa chipriota Helios, que se dirigía de Chipre a Praga, se estrelló ayer pasado el mediodía de Grecia al noroeste de Atenas, pereciendo las 121 personas que viajaban. Los socorristas encontraron decenas de cuerpos calcinados entre el fuselaje aún humeante del avión. De las 121 víctimas, 48 eran niños que volvían de una excursión. Un pasajero logró mandar un angustiante mensaje por su celular poco antes de la caída. “Tenemos frío”, escribió. “El piloto está azul. Vamos a morir. Adiós.” Las primeras informaciones sobre la causa del accidente aéreo fueron confusas. Las autoridades griegas alertaron sobre la probabilidad de un atentado terrorista o un acto de piratería, aunque la hipótesis principal señalaba una falla técnica en el equipo de aire acondicionado del avión.
El Boeing 737 había salido de Chipre con destino a Praga con una escala intermedia prevista en el aeropuerto de Atenas. Según la información, sobrevoló durante más de una hora sin mando sobre el aeropuerto de Atenas con la tripulación inconsciente producto de la emanación de sustancias tóxicas derivadas de un desperfecto en el sistema de aire acondicionado.
La primera señal de alerta sobre la situación partió de la torre de control del Aeropuerto Internacional de Atenas, cuyos directores habían perdido contacto con la nave cuando estaba previsto el aterrizaje. Ante la hipótesis de un atentado, el responsable de la torre, Iannis Pantazatos, declaró al aeropuerto en estado de emergencia y envió a dos naves F-16 del Ejército para la localización del avión.
Poco antes del mediodía, los F-16 encontraron el Boeing aún en vuelo sobre la isla Eubee, al noroeste de Atenas. Sus pilotos se convirtieron involuntariamente en testigos oculares de la tragedia. “No sabemos cómo vuela el avión”, explicaba Pantazatos con la información que transmitían las naves. “Los pilotos (del Boeing) estaban plegados en la cabina de pilotaje; el copiloto yacía encorvado y quizá desvanecido y al piloto lo vieron fuera de su lugar”, probablemente inconsciente por la emanación de los gases. Desde el exterior, los F-16 observaron “las máscaras de oxígeno activadas en la cabina” y, durante el último acercamiento, “vieron a dos personas en la cabina de mando, de las que se desconoce si eran miembros de la tripulación o pasajeros que querían hacerse con el control” de la aeronave.
El avión se estrelló a las 8.10 hora argentina en una zona boscosa pero de fácil acceso llamada Varnava, a 40 kilómetros de Atenas. La torre obtuvo la información de los escoltas de la aviación. El ministro de comunicaciones de Chipre, Haris
Thrassou, confirmó la noticia mientras el gobierno de Grecia enviaba hasta la zona de rescate a 160 socorristas, 120 bomberos y 40 integrantes de equipos de emergencia.
Los equipos lograron llegar rápidamente para apagar el incendio cuando los socorristas empezaban a toparse con los cuerpos calcinados en busca de sobrevivientes. “Vi decenas de cuerpos calcinados, regados en torno del fuselaje destrozado”, indicó un fotógrafo del diario Ethnos. El fuselaje quedó en el fondo “de una barranca boscosa. También vi el cadáver de una mujer aún con el cinturón de seguridad atado y con las piernas quemadas”. Entre los restos humeantes “se han encontrado los primeros muertos, pero todavía no sobrevivientes, lo que por lo demás parece un poco difícil”, explicó Nikolas Skiourvas, del servicio de prensa del Cuerpo de Bomberos griego.
La tragedia conmocionó a los habitantes de Chipre, desde donde procedían la mayor parte de los pasajeros. El presidente chipriota, Tassos Papadopoulus, interrumpió sus vacaciones para ponerse al frente de un comité de crisis. Por otro lado, el primer ministro checo, Jiri Parubek, dijo que en el avión viajaban 80 niños. Poco después, el ministro de Interior chipriota, Andreas Christou, lo desmintió. La cifra final de 48 niños la confirmó el portavoz de la empresa, Georges Dimitriou. Las principales especulaciones del accidente se orientaron al desperfecto técnico. Según la policía griega, “el piloto comunicó a la torre de control de Atenas sobre un problema de climatización”, antes de que se perdiera el contacto. Y agregaron: “Privilegiamos la pista de un accidente, sin descartar, sin embargo, ninguna versión en espera del análisis de las cajas negras”.
A la caída del sol el aeropuerto de Chipre reunía a familiares desconsolados. Hacia allí se habían acercado desesperados por información. “Que nos digan si nuestros familiares están muertos”, gritaban con furia contra los directores de la empresa. “Que den los nombres (de las personas muertas) –se oía–, ya hemos esperado bastante.”
Los rumores confirmaban que el avión no tenía sobrevivientes, pero la confusión de los familiares tenía un origen distinto. Habían sido dos, y no sólo uno, los aviones que habían despegado a la misma hora desde el aeropuerto de Chipre hacia Atenas. Sólo uno había sufrido el accidente pero nadie sabía cuál era. La compañía Helios, creada en 1999, es la única línea aérea privada de Chipre. Es una empresa de bajo costo con cuatro aviones que viajan a Londres, Atenas, Sofía, Dublín y Estrasburgo. Ante afirmaciones de la prensa griega, el representante de Helios, Georges Dimitriou, aseguró ayer que el avión había sido revisado “la semana pasada” y que no tuvo problemas.