Jue 25.08.2005

SOCIEDAD

Rincones de los barrios porteños que cobijan sueños de artistas

Un recorrido organizado para hoy descubre los lugares que frecuentaron Cortázar, Marechal, Carriego, Manzi y González Tuñón.

Los barrios porteños que inspiraron a artistas del siglo pasado se mostrarán hoy en una única función. Se los conoce de sobra: Agronomía, La Boca, Villa Crespo, Nueva Pompeya, Palermo y Colegiales. Los recorren incesantemente sus vecinos, los peatones, la gente que va en colectivo y los que pasean nada más para conocer sus calles y las caras de los inmuebles. Pero pocos saben qué miraba Leopoldo Marechal cuando se acercaba a la ventana en una pausa de su escritura. Entre qué mesas se sentaba Raúl González Tuñón para arreglar el mundo como sabía: discutiendo y haciendo poemas. Cuál era el Palermo de cuchilleros y tuberculosos que caminaba Evaristo Carriego, tan lejano del sofisticado Soho, al que hay que transitar esquivando excrementos de perritos bien. Está el paredón y después tocado por Homero Manzi en el sur. Están los barrios de Benito Quinquela Martín, Julio Cortázar, Osvaldo Pugliese. Lugares comunes a los porteños, transformados por quienes dejaron a su paso museos, bares desactualizados, canciones que se escriben en las paredes y calles ya inexistentes, sólo perdurables en un cuento.
Entre la pléyade de compositores de tango que vivieron en Pompeya resalta la figura de Homero Manzione Prestera, tal su nombre legal. Nacido en Santiago de Estero en 1907, cuando vino con su familia a Buenos Aires a los nueve años entró como pupilo al Colegio Luppi. A principios de siglo la familia Luppi poseía una enorme curtiembre con desagüe al entonces pujante Riachuelo. De ese apellido solamente queda la esquina de la avenida Centenera y Tabaré, donde persiste el segundo piso del antiguo colegio, en el que residían los pupilos.
Alicia Joulie, vecina de Pompeya, coordinará el recorrido por los murales que evocan al barrio y a su poeta. La luz de almacén de Sur era la de La Laguna, en Corrales y Centenera. Sobre un paredón todavía en pie de la curtiembre Luppi hay una serie de cuadros inspirados en aquel tango. Están la inundación, la avenida Sáenz a principios de siglo, el ciego que fuma, fuma y fuma en una recreación de El último organito, al lado de la pálida vecina. En este cuadro hay dos hombres bailando de la mano, contoneando caderas, incurriendo en otra contradicción del machismo.
Gregorio Plotnicki es el dueño del Museo Manoblanca, cuyo frente lleva la letra del tango y otras pinturas alusivas. Saluda con una inclinación de cabeza a los visitantes. Adentro, las paredes llevan reproducciones de todos los santos del tango; las vitrinas tienen hasta gomina de 1900 en sus recipientes. Jabones, un caballo de calesita, un mural de Luis Muscia: la musa del tango, con un fuelle alado y una túnica celeste y blanca. Hasta el aire de las habitaciones parece de 1900. Plotnicki acaricia una canilla con forma de cabeza y cuello de cisne. “Se usaba en los bares. En mi casa tengo más lindas, pero mi señora no me deja”, se disculpa.
En Honduras 3784, en Palermo, está la casa en que vivió junto a su familia Evaristo Carriego. En los dormitorios de sus padres y sus hermanos se instaló una biblioteca especializada en poesía. Carriego, que murió a los 29 años, dormía y trabajaba en un segundo piso de la casa tipo chorizo. El poeta expresó sus ideales anarquistas a través del diario La Protesta. “Un amigo le recomendó que escribiera sobre lo que veía. En ese tiempo, Palermo era una barrio de casas bajas, prostíbulos. Habla del Palermo marginal, de cuchilleros y guapos”, cuenta el también poeta César Rojas, que muestra hasta la pluma cucharita, debidamente vitrinada, con que Carriego escribió toda su obra. Murió en 1912, “según la partida de defunción, por peritonitis. Se dice que fue por tuberculosis, pero nunca pudo ser probado. Era una enfermedad que se ocultaba”, comenta Rojas.
- El recorrido, organizado por la Secretaría de Cultura porteña, comienza a las 10 en Agronomía, donde está la casa donde vivió la familia de Cortázar. El punto de encuentro es en avenida San Martín y Tinogasta.
- También a las 10 comienza la visita a La Boca de Benito Quinquela Martín, quien fuera presidente de esa república. La reunión es en Pedro de Mendoza 1835.
- A las 12, en Corrientes y Gurruchaga empieza el recorrido por el Villa Crespo de Adán Buenosayres. La visita es coordinada por María de los Angeles Marechal, hija del escritor. Se va a pasar por la Parroquia San Bernardo Abad, cuyo Cristo de la Mano Rota obsesionara al protagonista de la novela.
- A las 13.30, en Corrientes y Luis María Drago, se inicia el trayecto por los lugares de Osvaldo Pugliese, bajo la guía de su hija Beba.
- A las 12.30 empieza en Centenera y Tabaré el recorrido por la Pompeya de Homero Manzi. A las 14.30, el homenaje continúa por bares notables de Boedo.
- A las 16 se abren las puertas de la casa de Carriego, en Honduras 3784 de Palermo.
- Los homenajes concluyen a las 18.30 en el bar Argos, en Lacroze y Alvarez Thomas, en Colegiales, donde González Tuñón compartía tragos y discusiones políticas.

Informe: Sebastián Ochoa.

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