SOCIEDAD
Una venganza personal en la trama del cuádruple crimen de Avellaneda
La policía detuvo a un sospechoso, de 23 años. Era socio del padre. Descartan que se trate de la mafia de los micros truchos.
› Por Horacio Cecchi
Las penumbras que envolvían la muerte de Miguel Angel Galván, su esposa y sus dos hijas, de 6 años y tres meses, comenzaron a desvanecerse junto con los fantasmas que mantenían aterrados a los vecinos de la cortada Virasoro, en Avellaneda. La familia Galván fue víctima de un cuádruple crimen y no de un arrebato suicida, como se supuso en un principio. Claudio Zier, socio de Galván o chofer de un micro trucho propiedad de este último, fue detenido en Florencio Varela como principal sospechoso. Las pericias indican que el matrimonio y las dos nenas fueron asesinados al menos cinco días antes del incendio de la vivienda de Virasoro 128, provocado el martes pasado. Ayer, mientras en el barrio El Porvenir los fantasmas daban paso a la incredulidad de los vecinos, las hipótesis avanzaban sobre la participación de varios cómplices, aunque a última hora aún no se conocían sus identidades. Por el momento, los investigadores trabajan para determinar los móviles, que aparecen más cercanos a una vendetta personal que a un ajuste de cuentas de la mafia de los micros truchos.
El caso, en el que inicialmente se había conjeturado un arrebato homicida de Galván seguido de suicidio, quedó completamente descartado. El fiscal 9 de Lomas de Zamora, Oscar Acevedo, con más pruebas, decidió modificar la calificación del hecho, de incendio y averiguación de causales de muerte a cuádruple homicidio agravado.
No había posibilidad de confusión: las autopsias realizadas a los cadáveres de Miguel Galván, de 41 años, su esposa María Moreira, de 40, y sus dos hijas, de seis años y de tres meses, apuntaban al cuádruple crimen. Los cuatro cuerpos mostraban traumatismo de cráneo. “Los mataron probablemente con una maza”, aseguró a este diario una fuente judicial. La beba de tres meses murió con una toalla en la garganta y una bolsa de plástico en la cabeza. La nena de seis años fue estrangulada. La madre recibió 19 puñaladas por la espalda. El dueño de casa recibió cuatro balazos calibre 22 en la cabeza.
Durante la madrugada de ayer, Claudio Zier, de 23 años, fue detenido en el barrio Santa Mónica, de Florencio Varela, mientras conducía un auto robado en el que cargaba latas de pintura y un bidón semejante a los hallados en la casa incendiada de los Galván. El fiscal Acevedo lo acusa de cuádruple homicidio agravado por alevosía. Al allanar la casa del sospechoso, según fuentes policiales, se descubrió un revólver 22 largo, el mismo calibre de las cuatro balas que perforaron el cráneo de Galván. Zier era su socio o chofer de uno de los micros truchos propiedad de Galván.
Entretanto, la policía intentaba determinar las identidades de, al menos, dos cómplices del detenido. Las hipótesis más firmes sostienen que el cuádruple crimen no pudo haber sido cometido por una sola persona, y cuentan con testimonios de algunos vecinos que aseguran haber visto a varios desconocidos ingresando a la vivienda de los Galván antes de que se desatara el incendio. Las autopsias dataron las muertes en por lo menos cinco días antes de que el fuego arrasara la vivienda, la noche del martes pasado.
“Estamos trabajando sobre el móvil de los crímenes –señaló a Página/12 un investigador–. Todavía no lo determinamos, pero no parece estar relacionado con la mafia de los micros truchos. Todo se acerca más a una venganza, puede ser que por cuestiones económicas o de otro tipo.”