El único detenido por el tiroteo en la procesión, en el Bajo Flores, declarará hoy ante la Justicia. Se trata de un ciudadano peruano, de unos 30 años. Por el momento, los investigadores trabajan sobre dos hipótesis: una apunta a una guerra entre bandas; la otra, a un ataque contra los fieles que participaban en la procesión de la iglesia local.
Según los investigadores, hay “un pacto de silencio” entre los habitantes del barrio Rivadavia Uno y la villa 1-11-14. “Nadie quiere aportar ningún detalle. Ni los familiares de las personas que murieron nos cuentan qué fue lo que ocurrió. Es gente que vive en el barrio y por temor a represalias prefieren mantener silencio”, dijo un jefe policial de la seccional 38ª a la agencia Télam.
El tiroteo se desató el sábado, por la tarde, sobre la calle Esteban Bonorino, que separa la villa 1-11-14 del barrio Rivadavia Uno. Según los investigadores, los disparos tuvieron lugar mientras avanzaba la procesión de fieles de nacionalidad peruana, que veneraban una imagen de Jesucristo conocida en Perú como El Señor de los Milagros. La procesión avanzaba por la calle Bonorino hacia la avenida Castañares, cuando varios hombres comenzaron a disparar. Según esa hipótesis, los asistentes a la procesión quedaron expuestos al fuego cruzado.
Como consecuencia de los tiros, murieron Luis Hugo Rojas Baldrón, de 41 años y de nacionalidad peruana, con un impacto de bala en el cráneo; Luz Mayorga, peruana de 36, con una bala en el corazón; un bebé de 8 meses con una bala en el pecho; y Gabriel Magarzo, de 20 y argentino, con múltiples heridas de arma de fuego en el abdomen.
También resultaron heridas otras nueve personas que fueron trasladadas al Hospital Piñero, donde quedaron internadas. Tras varios procedimientos, efectivos de la 38ª detuvieron al ciudadano peruano, a quien le secuestraron un cargador de una pistola calibre 9 milímetros marca Glock con 9 balas intactas.
El detenido no tiene antecedentes policiales y quedó alojado en la 38ª, desde donde lo trasladarán a Tribunales. “Si el tiroteo se hubiera producido hoy (por el domingo) no hubieran sido cuatro muertos, sino una masacre mayor”, aseguró un investigador refiriéndose a que los domingos, la zona donde se desató el tiroteo es el lugar de reunión de las distintas comunidades para organizar ferias en las que se ofrecen productos regionales y autóctonos.